El Valle de México supera su primer día del año de contingencia ambiental
El Gobierno había activado la fase 1 ante la alta concentración de ozono en el aire, pero la ha suspendido en la tarde tras la entrada de vientos que dispersan los contaminantes
La Zona Metropolitana del Valle de México ha entrado en su temporada crítica de contaminación. La Comisión Ambiental de la Megalópolis ha activado para este miércoles la fase 1 de contingencia debido a la alta concentración de ozono en la capital y sus alrededores, sin embargo la ha suspendido durante la tarde gracias a la entrada de vientos que han dispersado los contaminantes.
Las altas temperaturas, los cielos despejados y un viento débil habían provocado que el martes en las estaciones de monitoreo de Santa Fe y Merced, ubicadas en las alcaldías de Cuajimalpa y Cuauhtémoc, se registraran máximas de ozono de 162 ppb (partes por billón) y 156 ppb. El límite que establece la norma oficial mexicana es de 95. Las altas cifras habían llevado al Gobierno a instalar la contingencia ambiental e instar a la población a evitar las actividades en el exterior por el alto riesgo para la salud.
La contaminación atmosférica se ha convertido en un problema crónico para el Valle de México. La mala calidad del aire supera con creces los límites que marca la OMS como un peligro para la población. De febrero a junio, la situación se agudiza por la escasez de lluvias y la persistencia de las altas temperaturas, que impiden que los contaminantes se dispersen. Ante el grave panorama, el Gobierno de la capital instauró la norma de Hoy No Circula, para evitar la acumulación de contaminantes de los coches. Por ejemplo, este miércoles no habían podido circular los vehículos particulares cuya matrícula termine en número par o aquellos que cuenten con el holograma de verificación 2.
Aún así, las medidas resultan insuficientes. Los vehículos de carga, uno de los factores identificados por los investigadores como más contaminantes, solo dejan de circular en las primeras horas de la mañana. Alrededor de 400.000 camiones de carga atraviesan Ciudad de México cada día. La flota de coches es de unos cuatro millones. “Desde hace 15 años sostenemos un problema de contaminación. En los últimos años no ha disminuido, al contrario. Hay una tendencia a volver a incrementarse”, explica Ricardo Torres, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, a EL PAÍS. El experto advierte que los niveles más preocupantes son por el ozono (O₃) y las partículas finas, de menos de 2,5 micras, conocidas como PM₂,₅.
El Gobierno de México instauró hace alrededor de un año el Índice Aire y Salud como un criterio único para medir los riesgos sanitarios. El indicador tiene cinco categorías sobre la calidad del aire: buena, aceptable, mala, muy mala y extremadamente mala; cada una tiene un nivel de riesgo asociado: entre peor sea el aire que respiran los habitantes, más graves son las implicaciones potenciales para su salud. Por ejemplo, este miércoles el índice se encuentra casi en su máxima categoría y advierte que el riesgo para la población es muy alto.
Los parámetros para definir la categoría están en la norma oficial mexicana 172 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Una norma que sitúa sus valores aceptables con base en lo que decía la OMS en 2005, por lo que es mucho más laxa que lo que permite el organismo mundial para la salud. Por ejemplo, México considera como “buena” la aparición de hasta 25 milígramos por metro cúbico de PM₂,₅, la OMS solo acepta cinco. “Tenemos normas muy flojas. Llevamos años y años por arriba de la norma de la OMS”, apunta Torres.
La contaminación atmosférica es la responsable de 4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo cada año. La mala calidad del aire provoca graves enfermedades respiratorias y cardiovasculares, incluso algunos estudios recientes la vinculan con la aparición del alzhéimer. Sus efectos son agresivos, pero a largo plazo.
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