La Fiscalía recibe nuevas denuncias de presuntas víctimas de trata sexual hacia el exlíder del PRI Cuauhtémoc Gutiérrez
El llamado Príncipe de la Basura está acusado de organizar una red de prostitución forzada cuando era presidente del partido en Ciudad de México. Ha sido vinculado a un proceso judicial que afrontará desde la cárcel
Han pasado 19 años desde que se publicó por primera vez que Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, entonces diputado local del PRI, manejaba una red de prostitución forzada hasta que un juez lo ha vinculado a un proceso judicial. En este lapso de tiempo, Gutiérrez fue elegido presidente del partido en Ciudad de México, destituido por el escándalo y estaba preparando su regreso a la política cuando la Fiscalía de la capital emitió su orden de aprehensión. Está acusado de los delitos de trata de personas en la modalidad de explotación sexual agravada, publicidad engañosa y asociación delictuosa. Esta misma semana, la Fiscalía ha recibido nuevas denuncias de presuntas víctimas del llamado Príncipe de la Basura. Gutiérrez de la Torre afrontará los juicios desde la prisión federal de El Altiplano. Junto a él han sido detenidas Claudia Priscila Martínez y Adriana Rodríguez, supuestas reclutadoras de la red de prostitución.
La fiscal de Ciudad de México, Ernestina Godoy, anunció este martes que nuevas víctimas se presentaron ante las autoridades para denunciar a los tres acusados principales de la trama. “Hacemos un llamado a otras posibles víctimas de esta red de trata de personas que acudan a la Fiscalía a presentar su denuncia. Confíen en nosotras. No permitiremos la impunidad”, dijo Godoy, que no especificó el número exacto de víctimas que ya han acusado formalmente al político.
La primera alerta saltó en 2003: Reforma publicó una investigación sobre el grupo de edecanes, una especie de azafatas de eventos, que el diputado del PRI había integrado en su equipo y quienes eran obligadas a tener relaciones sexuales con él para no ser despedidas. El político negó las acusaciones. En 2012, fue elegido presidente del PRI-DF, en la capital. Dos años más tarde, el equipo de Carmen Aristegui documentó el funcionamiento de la red.
Las grabaciones, obtenidas por una periodista infiltrada, ilustran un sistema operado por Gutiérrez de la Torre en el que se captaba a mujeres de entre 18 y 32 años por medio de anuncios de prensa en el que se les ofrecía empleo en el PRI de la capital. El sueldo era de 11.000 pesos mensuales (unos 550 dólares), en un horario habitual de 10 de la mañana a siete de la tarde. El pago se realizaba a través del departamento de Finanzas del PRI donde figuraban contratadas como secretarias.
“Se manejan dos tipos de relación: oral y vaginal. Son 10 minutos”
Las entrevistas de trabajo estaban dirigidas por las hoy detenidas Priscila Martínez y Adriana Rodríguez. “Estamos solicitando chicas para laborar en el partido del PRI, es para el presidente PRI-DF, Cuauhtémoc Gutiérrez. Es de recepcionista, asistiendo con té, café o refresco, lo que él necesite. Son labores de oficina”, empezaba la entrevista de Martínez a las chicas, “hay que atenderlo, acercarle todo... Siempre bien sociable, a él se le saluda de tú, de beso en la mejilla como si fuera tu amigo de hace años”. Después de la introducción, la reclutadora avisaba de que una o dos noches a la semana tenían lugar los llamados eventos, en los que las chicas debían quedarse “de corrido hasta las tres, cuatro, cinco de la mañana”: “La hora en la que él te deje salir”. Esos encuentros podían ser en restaurantes o en la casa del político, y ellas debían platicar, bailar o cantar, “siempre bien sonrientes”.
Ahí Martínez advertía de lo que implicaban esos encuentros. “Son varias niñas las que están con él, más las que van a entrar ahorita. Lo están atendiendo y él nos dice a nosotras: pásame a tal. Yo ya te paso, entras, cachondeo, luego luego. Se manejan dos tipos de relación: oral y vaginal; oral es sin protección, vaginal es con protección. Son 10 minutos. Terminas, pasas a su baño, ahí te peinas y arreglas. Él ya está en su escritorio y le ofreces un vasito de agua”, describía la reclutadora. Entre los detalles, pedía a las mujeres ir “bien guapas todos los días”, porque él era “muy limpio”. También advertía que las relaciones sexuales no siempre eran en la oficina, sino también en su casa, y dependían de que Gutiérrez de la Torre las eligiera, porque eran “varias chavas, cuantas más sean mejor”. Eran exclusivamente con el líder del partido en Ciudad de México y “todo dentro de horarios de trabajo”: “No es a cada rato, ni te lleva a tu casa, ni te llama por teléfono. Es discreción absoluta, él cuida su imagen y cuida la de ustedes. No se mete en su vida personal para nada”.
Tras la filtración, el PRI decidió apartar a Gutiérrez de la Torre del cargo. Sin embargo no enfrentó consecuencias judiciales. Ernestina Godoy ha asegurado esta semana que “los actos de investigación realizados por la pasada administración fueron deficientes, omisos y lejanos del deber de procurar justicia”. Pero que tras “perfeccionar la indagatoria”, la Fiscalía ha obtenido elementos de prueba contra Gutiérrez y sus copartícipes. “Son esas pruebas -y solo esas pruebas- las que soportan la acusación”, ha dicho la fiscal de Ciudad de México.
Nacido en 1968, es hijo de Rafael Gutiérrez Moreno, quien en los años sesenta amasó una enorme fortuna al hacerse con el control de los recolectores de basura de la capital, lo que le valió el sobrenombre de Rey de la Basura, y que fue elegido diputado a finales de los 70, antes de ser asesinado por varios sicarios. Cuauhtémoc Gutiérrez ingresó a los 14 años en el PRI, donde se convirtió en uno de los hombres fuertes del partido en la capital.
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