El extraño enredo de un ministro de la Suprema Corte con un alcoholímetro invisible y una supuesta extorsión
El ministro Javier Laynez denuncia que la policía de Torreón, en Coahuila, le detuvo sin motivo y obligó a su familia a pagar 6.500 pesos por su liberación
La polémica acecha a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), esta vez por un asunto algo prosaico, ajeno a las elevadas discusiones a que acostumbra el máximo tribunal del país. Se trata de un asunto de índole personal, que ha colocado involuntariamente al ministro Javier Laynez a la altura de sus paisanos, quejosos ignorados de las malas artes de los cuerpos de policía de México. Detenido por conducir supuestamente borracho, el ministro critica que la policía solo lo soltó cuando su familia pagó un rescate de unos 300 dólares.
El fin de semana, la policía de tránsito de Torreón, una de las ciudades más importantes de Coahuila, detuvo a Laynez en el centro de la ciudad. La detención ocurrió pasadas las dos de la mañana del 9 de octubre, según el parte policial. En los documentos elaborados tras su detención, difundidos por el diario digital SDP Noticias, dueño de la exclusiva, los agentes dicen que Laynez conducía en estado de ebriedad. SDP publicó los documentos sin tachar sus datos personales, motivo de queja posterior del magistrado.
El caso salió a la luz este martes, abriendo la puerta al escándalo, alboroto de corto alcance en todo caso: era fin de semana, Laynez no estaba trabajando y las condiciones bajo las que cada uno maneja, si bien pueden ser criticables, pertenecen al ámbito personal. La situación cambió cuando, horas más tarde, la SCJN divulgó un comunicado en que el propio ministro negaba la narrativa de SDP y apuntaba una historia totalmente distinta, entendible para una opinión pública dispuesta a creer un relato de policías corruptos.
Comunicado que dirige a la opinión pública el señor ministro Javier Laynez Potisek pic.twitter.com/oYjcov6fYG
— Suprema Corte (@SCJN) October 13, 2021
En el comunicado, Laynez niega que estuviera borracho cuando le pararon. El ministro denuncia que la detención del policía no tuvo que ver con ningún alcoholímetro. Solo al día siguiente, cuando salió del centro de detención donde lo encerraron, supo de la acusación que pesaba en su contra. “El agente anotó la infracción de tránsito denominada ‘cambio intempestivo de carril’ lo cual jamás tuvo lugar”, señala.
Dejando de lado el motivo de la detención de su vehículo, Laynez no cuestiona las horas del parte policial, su detención a las 2 de la mañana del 9 de octubre, su reclusión en el centro de detención a las 6.43 y su posterior liberación. Por el motivo que fuera —nadie lo ha explicado— el ministro pasó algo más de cuatro horas con los agentes de Tránsito de Torreón, antes de llegar a su celda, lugar del que salió unas seis horas después. La Dirección de Tránsito ordena la devolución de su vehículo a las 13.45.
Como si hubiera estado secuestrado, el ministro señala que familiares suyos acudieron al lugar de la detención y abonaron 6.500 pesos en efectivo para liberarle. “A pesar de la solicitud expresa, les negaron cualquier recibo o comprobante”, dice Laynez. El texto concluye con una defensa de los alcoholímetros —”estos operativos deben sujetarse a los más estrictos estándares que eviten la corrupción”— y una crítica por la divulgación de sus datos personales, que, dice, no denunciará. “No tengo absolutamente nada que ocultar ni de qué avergonzarme”, zanja.
Ante la comunicación de Laynez, canalizada por la cuenta oficial de Twitter de la SCJN, la dirección de Tránsito del municipio de Torreón ha guardado silencio. Nadie ha cuestionado de manera oficial el relato del ministro. Pese a la gravedad de los hechos señalados en el comunicado, Laynez tampoco ha dicho si denunciara a los agentes de tránsito de Torreón implicados en la extorsión que denuncia.
De cualquier manera, tanto la narración de SDP a partir de documentos filtrados como el relato del ministro presentan cantidad de agujeros que impiden entender con algo de profundidad la sucesión de hechos. Laynez dice por ejemplo que no estaba ebrio y que no le pararon por cambiar intempestivamente de carril, pero no señala el motivo por el que los agentes habrían interceptado su vehículo. Ni SDP ni el ministro explican qué ocurrió entre las 2.05 y las 6.43 del 9 de octubre, tiempo en el que no se sabe dónde estuvo o qué hizo.
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