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México padece la falta de regulación sobre la producción de los plásticos

La organización medioambiental Greenpeace expone en un informe la opacidad en torno a las relaciones entre empresas y las emisiones de plástico que reportan en el mundo

María Julia Castañeda
Trabajadores empaquetan bolsas de plástico para su venta en la Ciudad de México.
Trabajadores empaquetan bolsas de plástico para su venta en la Ciudad de México.Ricardo Castelan (Getty Images)

La regulación sobre la producción de los plásticos en México se encuentra en un limbo. La legislación que puede obligar a las empresas que fabrican y utilizan este producto se encuentra estancada en el Congreso, mientras que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de estas compañías permanecen en la opacidad. Así lo revela un informe de la organización Greenpeace publicado esta semana que expone los vínculos entre las empresas de bienes de consumo, productoras de plástico y grandes petroleras que alimentan la crisis climática con toneladas de plásticos. El reporte destaca que una de las principales productoras de PET en el mundo, Alpek/DAK Americas, que tiene su sede en México, contribuye a satisfacer la demanda de envases para nueve grandes marcas globales.

La presencia de una empresa como Alpek/Dak Americas en el país refuerza la necesidad de hacer modificaciones en el marco legal mexicano, sostiene Ornela Garelli, especialista en consumo responsable y cambio climático de Greenpeace México. “La colusión entre las grandes marcas de bienes de consumo y las empresas de combustibles fósiles resaltada en este informe es relevante para México porque refuerza el llamado hecho por Greenpeace México y la Alianza México sin Plástico a los legisladores a incluir la Responsabilidad Extendida de los Productores (REP) en la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos”, detalla.

“La REP es la prioridad que hemos buscado para que esté incluida en la ley y de esta forma se establezcan responsabilidades claras a todas estas empresas, no solamente en la gestión de residuos que sus productos generan sino también desde que se fabrican”, explica. Aunque en los últimos tres años se han presentado alrededor de 25 iniciativas ante el Senado para reformar la ley, hasta ahora esta solo incluye el principio de Responsabilidad Compartida, que abarca tanto al Gobierno, como a las empresas y los consumidores. “Está claro que la ciudadanía tiene una responsabilidad, pero no se compara con la responsabilidad que tiene, por ejemplo una gran empresa como Coca Cola, que por tres años consecutivos se ha ubicado como la principal empresa que genera contaminación plástica”, señala.

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Los únicos avances en términos legislativos se han dado en algunos Estados y municipios del país, continúa. “A nivel estatal, ya son 28 Estados los que tienen algún tipo de prohibición o regulación sobre plásticos, prohibiendo artículos como bolsas, popotes y artículos de unicel”, explica. Sin embargo, también hace falta que se cumpla con su implementación, considera, ya que por la pandemia ha habido un retroceso en esta percepción de la ciudadanía de que los plásticos producían más higiene y evitaban contagios. “Para que se implemente, los Estados deben avanzar en la publicación de normas técnicas que ayudan a que se aterricen las consideraciones técnicas que deben cumplir los productos que sí están permitidos”, añade.

Desde que se crean hasta que se descomponen, los plásticos generan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero, que son de los principales responsables del calentamiento global. Las compañías están obligadas a informar sobre la huella de carbono de los productos que utilizan, pero en sus reportes no incluyen las emisiones generadas desde la fabricación de los envases, apunta Garelli. “No están considerando su ciclo de vida completo, es decir, desde la extracción del mismo recurso con el que se van a fabricar, que estamos hablando de petróleo o de gas, hasta el proceso de manufactura de este plástico y su transporte”, expone.

En 2019, Coca-Cola reportó 2,9 millones de toneladas de plástico y 14,9 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono (CO2), según el informe de Greenpeace. Mientras que PepsiCo produjo 2,3 millones de toneladas de plástico y 11,5 millones de toneladas de emisiones de CO2, y Nestlé generó 1,5 millones de toneladas de plástico y 7,6 millones de toneladas de emisiones de CO2. “A pesar de sus mejores esfuerzos para parecer amigables con el clima, compañías como Coca-Cola, PepsiCo y Nestlé están trabajando junto a la industria de los combustibles fósiles para expandir la producción de plástico, lo que podría poner al mundo en niveles de emisiones catastróficos”, advierte Graham Forbes, líder del proyecto global de plásticos de Greenpeace Estados Unidos.

Más del 99% del plástico en el mundo es fabricado utilizando combustibles fósiles, de acuerdo con un estudio del Centro de Derecho Ambiental Internacional (CIEL, por sus siglas en inglés). El reporte sostiene que Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé, Mondelēz, Danone, Unilever, Colgate Palmolive, Procter & Gamble y Mars compran empaques de fabricantes suministrados con resina plástica o productos petroquímicos de empresas como ExxonMobil, Shell, Chevron Phillips, Ineos y Dow. “Sin transparencia en torno a estas relaciones, las empresas de bienes de consumo pueden en gran medida eludir la responsabilidad por las violaciones ambientales o de derechos humanos cometidas por las empresas que suministran plástico para sus envases”, indica el documento.

Sin una acción urgente, la producción de plástico podría triplicarse para 2050, advierte Greenpeace. CIEL estima que de continuar al mismo ritmo la expansión del plástico, sus emisiones aumentarían más del 50% para 2030 con respecto a los niveles del 2019. Esto equivale a casi 300 centrales eléctricas de carbón, -solo por plástico-, en el mismo período de tiempo en el que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) exhortó a la reducción de un 50% en las emisiones para limitar el calentamiento de la Tierra a 1,5 grados centígrados.

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Sobre la firma

María Julia Castañeda
Redactora en EL PAÍS México. Enfocada en contar historias con perspectiva de género. Es graduada en Periodismo por el Tecnológico de Monterrey y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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