Clara Luz Flores trata de salvar su candidatura y admite su reunión con el líder de la secta NXIVM
La elegida de Morena para gobernar Nuevo León reconoce que mintió sobre su relación con el fundador de la organización acusado de tráfico de personas y pornografía infantil, Keith Raniere
Para la candidata Clara Luz Flores, una fecha de finales de marzo marcaba a fuego su agenda electoral. El día en que se filtró un vídeo de una conversación que mantuvo en 2016 con el fundador de NXIVM, una de las sectas más macabras de los últimos tiempos, Keith Rainiere, condenado en Estados Unidos por tráfico de personas, explotación sexual y posesión de pornografía infantil. Flores había negado rotundamente su relación con Rainiere y la secta, y encabezaba todas las encuestas para ser la próxima gobernadora de Nuevo León el próximo 6 de junio. La candidatura de la elegida de Morena sorprendía en un Estado de tradición conservadora y apuntaba hacer historia. Pero el PRI, y su principal rival en la entidad, Adrián de la Garza, le adelantaron por la derecha. Filtraron la conversación que ella había negado. Y las encuestas de Morena se desplomaron. Este domingo por la noche, Flores ha buscado remontar uno de los peores batacazos de su carrera a través de un comunicado público: “Cometí un error al decir que no conocía el fundador de NXVIUM. Enfrenté mal la situación y pido perdón. Mi error fue no aceptar públicamente ese momento de mi vida”.
El error al que se refiere Flores fue haber negado reiteradamente que alguna vez se había reunido con Rainiere. “No sé de qué NXIVM me hablan”, llegó a señalar en una entrevista con el periodista Julio Astillero, “yo tomé un curso de superación personal, no estuve en NXIVM”. Y negaba también haber conocido nunca al criminal. El vídeo donde se observaba a la candidata charlando con Rainiere supuso un gancho al hígado de la morenista y su credibilidad comenzó a caer estrepitosamente. Según el promedio de los sondeos que ha revisado este diario, se desplomó hasta el 18,8% de aprobación. Y el principal beneficiado fue el polémico candidato de Movimiento Ciudadano, Samuel García, que pasó del tercer lugar al segundo, con 10 puntos de ventaja sobre Flores. El priista de la Garza, que ha sido acusado de corrupción por Flores, mantiene un holgado primer puesto, con más del 30% de aceptación.
Nuevo León: el repentino desplome de Clara Luz Flores
La candidata ha visto descender su popularidad en las últimas semanas con poco margen de remontada al primer puesto con el que comenzó la campaña. Y en un giro inesperado de su agenda, ha decidido reconocer lo que sus electores observaron en el vídeo, que engañó a la población. “Me tropecé como todas, y como todas ahora me levanto”, comenzaba el vídeo que ha hecho público en sus redes sociales. “Busqué ayuda a través de un curso, el fundador resultó ser un criminal, pero es injusto que mis rivales me hagan cargar con los delitos de un delincuente internacional que hoy ya está en la cárcel. Es cobarde que para ganar votos quieran confundir sobre quiénes son los verdaderos criminales. Tengo la sensibilidad y las agallas para reconocer mis errores, pero también la fortaleza para aprender de ellos y levantarme”, ha señalado.
En 2019, un colaborador de la aspirante explicaba en una entrevista con EL PAÍS que Flores llegó a NXIVM hace unos cinco años. Su llegada se produjo años después del secuestro de uno de sus hijastros en Nuevo León, mientras ella era alcaldesa del municipio de Escobedo y había ganado popularidad por tomar medidas contundentes contra el crimen organizado. La intención de unirse, señalaba la fuente, que se describía como un amigo cercano, era superar las secuelas psicológicas del secuestro y encontró resultados en los Executive Success Programs (ESP), el producto estrella de NXIVM. De acuerdo con documentos internos revisados por este diario, Flores fue coach y alcanzó el grado de cinturón amarillo con una raya, el segundo nivel más bajo en el escalafón de ESP. Para ello, según las reglas de la secta, tuvo que haber reclutado a por lo menos dos personas directamente y que esos hubieran metido a otras cinco personas, aunque a menudo se daba facilidades a miembros de alto perfil para ascender de rango.
La candidata no ha explicado sus vínculos específicos con la secta ni su trabajo durante aquellos años para la organización. Solo ha reconocido haber tomado el curso, conocer a Rainiere y ha defendido su candidatura en un momento terminal. “He luchado contra el crimen organizado. Cuando me dijeron que no podía ser alcaldesa de Escobedo gané tres veces la elección. Cuando me dijeron que no podía erradicar la violencia en el municipio, hice el municipio más seguro y fui nombrada embajadora y héroe de la paz por las Naciones Unidas”, ha remarcado. “He aprendido y reconozco que me caí como todas lo hemos hecho, y como todas ahora me levanto”, terminaba. Se trata de la apuesta más arriesgada de Flores por salvar una candidatura en caída libre desde la filtración del vídeo.
NXIVM saltó a los titulares después de que en 2017 The New York Times revelara que existía DOS, un grupo secreto de esclavas sexuales creado por Raniere. La insinuación, desde entonces, era que todo el que había pasado por el grupo había consentido los abusos o, en el peor de los casos, participado en ellos. En realidad, eran pocos los clientes que pasaban de los cursos a pertenecer al culto y existía un orden piramidal sumamente rígido, en el que Raniere era siempre el más beneficiado. La desintegración de la organización y la pérdida del grueso de sus colaboradores se dio después de que explotó el escándalo sexual de DOS. A tres años del arresto de Raniere en el balneario mexicano de Puerto Vallarta, la sombra de NXIVM ha vuelto a entrar de lleno en la disputa electoral.
Convertido en un arma política arrojadiza especialmente para el Estado de Nuevo León, ningún mexicano involucrado en la cúpula del grupo ha enfrentado todavía una investigación judicial en el país. La confesión de Flores pone de nuevo el tema sobre el debate público y la posibilidad de que se abra una investigación sobre su participación en la secta, así como la de otros acusados de formar parte, como Mario Delgado, dirigente nacional de Morena.
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