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Maduro se queda sin efectivo en la caja

Las sanciones petroleras de EE UU dejan a Caracas sin su principal fuente de financiación

Un hombre echa gasolina en una estación de servicio de PDVSA en Caracas. En vídeo, el anuncio de las sanciones a Venezuela.

Durante 20 años, la petrolera estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) fue la caja con la que se financió la revolución bolivariana. Para el régimen de Nicolás Maduro, cada vez más aislado por unas sanciones internacionales que se han incrementado desde hace año y medio, es hoy su única fuente de dinero en efectivo, especialmente el procedente de sus ventas a Estados Unidos. Pero la Casa Blanca ha bloqueado ahora ese ingreso con nuevas medidas que si bien no impiden la compra de petróleo a Venezuela, sí establecen que el pago de esas transacciones pasará a un fideicomiso del que podrá disponer Juan Guaidó, que se proclamó la semana pasada presidente interino de Venezuela.

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PDVSA exportaba unos 600.000 barriles diarios de petróleo hacia Estados Unidos que ahora, tras las últimas sanciones, implicarán unas pérdidas por valor de 11.000 millones de dólares. Ya no tiene sentido enviar barriles a Estados Unidos que no cobrará. Ahora podría reorientarlos a otros mercados, como China o Rusia, con quienes ya ha contraído una enorme deuda también amortizada con exportaciones petroleras, pero esto no traerá el dinero fresco y contante que aportaban las transacciones comerciales con Estados Unidos, entre el 75% y el 80% de las divisas que entran a PDVSA.

Además, Estados Unidos vende al país sudamericano 120.000 barriles diarios de diluyentes, insumos y gasolina —cantidad que ha ido en aumento desde 2015—, que ahora escasearán y complicarán la operatividad de la industria petrolera del país y el abastecimiento interno de combustible, mientras no consiga nuevos proveedores. Pero la búsqueda de proveedores tampoco es tarea sencilla por el aislamiento que han generado las sanciones económicas.

“Son las medidas más severas de comercialización bilateral entre Estados Unidos y Venezuela”, explica Rafael Quiroz, economista especialista en petróleo. “La alternativa de PDVSA podría ser cortar el envío de petróleo y buscar nuevos compradores como China, Rusia e India, pero no es tan sencillo. De inmediato, generará escasez de combustible. Por ejemplo, si PDVSA tiene un distribuidor de los 57.000 barriles diarios de gasolina, la estatal puede perjudicarlo con negociaciones y seguramente se abstendrán por miedo a que le salpiquen las sanciones”.

La última medida de Estados Unidos añade mayor presión sobre una economía totalmente dependiente del crudo y prácticamente quebrada, luego de una reducción sustancial de los ingresos por la venta de petróleo, tras años de impericia en la gestión de la petrolera estatal y una voraz corrupción que han llevado a la deriva a PDVSA. En 2013, cuando Maduro llegó al poder tras la muerte de Hugo Chávez, Venezuela producía más de tres millones de barriles diarios; ahora son poco más de un millón, pero con una caída en los precios internacionales del crudo que agravan la crisis. El desmantelamiento de la industria es tal, que el país de la gasolina más barata del mundo se ve obligado a importar más del 70% de lo necesario para el consumo interno por la paralización casi total de la red de refinerías.

Con una economía que lleva más de un año en hiperinflación, periodo en el que la mitad de los hogares venezolanos han quedado bajo el umbral de pobreza, el régimen de Maduro se ha mantenido a través de la emisión de bonos en dinero a las familias, de cajas de los CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción), surtidas de comida importada, que llegan a unos 16,3 millones de venezolanos, la mitad de la población total del país, y de constantes aumentos del salario mínimo. Las medidas han llevado a un enorme gasto público que, como un perro que se muerde la cola, ha disparado el alza de los precios con una inflación del 3% por día.

Para el economista Luis Oliveros, las sanciones petroleras golpearán duro a los venezolanos: “Seguramente el gasto y las importaciones públicas irán al mínimo y eso conllevará a una mayor escasez de alimentos y al retraso en las entregas de las cajas de los CLAP, además de la escasez de gasolina. Vienen días muy duros para la gente”. Maduro, además, se quedará sin dinero para pagar los próximos compromisos de la deuda externa.

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