Los turistas chilenos regresan a Argentina atraídos por la devaluación del peso
Las aerolíneas venden entre un 30% y un 40% más de pasajes, mientras que disminuye el flujo de visitantes argentinos hacia Chile
El flujo de turistas que cruzan la cordillera de los Andes se da la vuelta. Empujados por la depreciación del peso argentino, que ya perdió más de la mitad de su valor frente al dólar desde enero, los chilenos viajan ahora hacia Argentina para aprovechar los precios más bajos al otro lado de la frontera. A principios de año, un peso argentino se cambiaba por 33 pesos chilenos; hoy, el cambio es de 17 unidades. Como ya sucedió en crisis anteriores -aquella del corralito, a principios de la década de los 2000, es la más recordada-, lo que es una catástrofe para los argentinos es una ventaja para los chilenos, que ven como su moneda gana poder de compra en su país vecino.
Hasta antes del último terremoto de la economía argentina, para los chilenos no era barato cruzar la frontera. Pero ahora todo ha cambiado. "El segundo semestre los viajes a Argentina desde Chile han aumentado un 30% interanual, y se espera que sigan creciendo. Ahora es un destino más conveniente para los chilenos debido al tipo de cambio", confirma un portavoz la aerolínea LATAM, que conecta Santiago de forma directa con un puñado de ciudades argentinas, entre ellas la capital, Buenos Aires.
La compañía chilena de bajo coste SKY coincide con el alza de turistas chilenos a Argentina: el número de pasajes vendidos entre enero y agosto creció un 43% respecto del mismo período de 2017. Los chilenos cruzan al país vecino sobre todo por aire, pero cuando viajan desde Santiago hacia Mendoza, un trayecto de unos 360 kilómetros, lo suelen hacer en coche o en autobús.
El sábado 15 de septiembre, al inicio de un puente de cinco días por las fiestas patrias de Chile, hubo colas de 10 kilómetros y esperas de hasta tres horas para cruzar el Cristo Redentor, el principal paso fronterizo de Los Andes. Ana Josefa Silva, periodista chilena, aprovechó junto a su marido los días festivos para visitar Buenos Aires, donde viaja varias veces al año: “Los precios de la comida y las compras –libros, artículos de piel–, resultan más convenientes respecto de mi último viaje en marzo. Igual que los espectáculos. La entrada para el monólogo Pundonor de Andrea Garrote, por ejemplo, nos costó 300 pesos argentinos (poco más de 7,5 dólares al cambio actual)”.
La periodista se encontró con muchos compatriotas en las calles porteñas, y los comentarios de los comerciantes sobre la nueva ola de turistas chilenos en Argentina atraídos por el efecto dólar era moneda de cambio habitual. Todo a pesar de que el propio peso chileno también sufrió una fuerte caída frente a la divisa norteamericana en la primera quincena de septiembre, arrastrada por la incertidumbre que se ha apoderado de muchas economías emergentes. Silva advirtió, sin embargo, un aumento de precios en los taxis: "Fácilmente se triplicó", dice.
Coincide Rodrigo Cea, un chileno licenciado en Estética que también viaja con cierta asiduidad a la capital argentina. "El taxi de Ezeiza a la ciudad ha subido constantemente en los últimos cinco años. Ahora cuesta 800 pesos argentinos (poco más de 20 dólares)". Pero la subida se compensa con otros productos o servicios: los precios del supermercado, por ejemplo, son mejores en Argentina que en Chile, hasta el punto de que en una misma cadena, una bebida gaseosa sin azúcar de un litro puede llegar a costar 75 centavos de dólar menos en Buenos Aires (1,35 dólares) que en Santiago (2,10).
Menos argentinos en Chile
Como si de vasos comunicantes se tratara, a medida que más y más chilenos han retomado el hábito de viajar Argentina, muchos argentinos evitan ahora visitar Chile: por precio ya no les resulta conveniente cruzar la cordillera, aunque algunos artículos, como la ropa o la tecnología, siguen siendo más económicos al oeste que al este de los Andes. Las cifras son contundentes: si entre enero y julio de 2017 llegaron 2,17 millones de turistas argentinos a Chile, esa cifra bajó en el mismo período del año en curso a 1.77 millones: un 18,3% de caída, según las cifras de la Subsecretaría chilena de Turismo.
En junio pasado, por ejemplo, llegaron un 43,5% menos de turistas argentinos que en el mismo mes del año anterior. “Se nota mucho que vienen menos a Chile”, relata Camila Magnasco, argentina radicada en Santiago. “El año pasado recibí a muchas visitas que aprovechaban para hacer shopping y ahora solo vienen por asuntos laborales. No es tanto negocio. A los argentinos les va a convenir viajar cuando en Chile estén en temporada de rebajas”, reflexiona esta licenciada en Recursos Humanos.
En el comercio, uno de los motores de la economía chilena, se advierte a simple vista la menor presencia de turistas argentinos que, de acuerdo con datos de 2016, son los que más visitan Chile. Aquel año, algo más de tres millones cruzaron la cordillera, se quedaron 5,4 noches y dejaron una derrama económica de casi 900 millones de dólares. Antes era frecuente verlos en tiendas como H&M y Casaideas, una de las compañías chilenas más grandes en venta de artículos para hogar. Compraban grandes volúmenes y, mientras pagaban, guardaban directamente sus productos en las maletas. En una mañana de mediados de esta semana, sin embargo, en una tienda de Casaideas de la zona oriente de Santiago no apareció ningún turista argentino. Sí llegaron brasileños, uruguayos o españoles. “Si antes venían seis argentinos, ahora vienen tres”, calcula la cajera de la tienda.
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