Maduro anuncia una reconversión monetaria y le quita tres ceros al bolívar
La medida se concreta en un marco hiperinflacionario que ha disuelto el valor de la moneda
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenó activar un proceso de reconversión monetaria destinado a quitarle tres ceros al bolívar, la moneda del país, cuyo valor nominal ha sido triturado y reducido a cero en medio del grave proceso de hiperinflación y contracción económica vigente durante los últimos cuatro años. La medida cobrará vigor, de acuerdo con lo informado, el próximo 4 de junio.
“He tomado la decisión de anunciar, firmar y activar una reconversión monetaria”, afirmó Maduro mientras presentaba los nuevos billetes de 20, 50, 100 y 200 bolívares, en un acto televisado que ha contado con la presencia de sus ministros y colaboradores, así como del directorio del Banco Central de Venezuela. La moneda ha sido bautizada en este tiraje como el “bolívar soberano”.
“Estabilizaremos la vida monetaria de nuestro pueblo”, ha prometido Maduro al anunciar la medida. El mandatario venezolano aseguró además que su Administración propina un golpe a “la guerra económica”, fenómeno que, de acuerdo con la interpretación del chavismo, está alimentando las causas del grave estado de escasez de bienes y servicios en el país, y que incluye la propia existencia de los billetes.
El anuncio de Maduro se materializa mientras la nación cursa un caótico estado de insolvencia de papel moneda, con al menos dos años de existencia, y de una inflación anual que algunos economistas calculan en poco más de 6.000 % en 2017. La falta liquidez, y las restringidas remesas que ofrece diariamente la banca a los usuarios, complican gravemente gestiones comerciales elementales, como el cobro de un cheque o el pago de un estacionamiento, y ha ocasionado oleadas de protestas en muchos poblados del interior del país.
La escasez o total inexistencia de papel moneda ha precipitado la decisión del gobierno de fomentar la digitalización de las gestiones económicas cotidianas y los servicios bancarios, incluyendo los programas de asistencia del gobierno, circunstancia que Maduro se esfuerza en presentar como un logro, y que ha prometido elevar al cien por ciento. Para obtener una chequera en un banco cualquiera –muy escasas, también, en virtud del costo de su composición- , un usuario deberá pagar 200.000 bolívares –1 dólar- y esperar por su llegada cerca de un mes.
Siempre detrás de la inflación, a finales del año pasado el Banco Central de Venezuela había decidido emitir nuevos billetes de 20.000, 50.000, 100.000 y 200.000 bolívares. El colapso económico reinante hizo posible que muchos ciudadanos no vieran estos billetes sino apenas una o dos veces, devorados por la inflación, o desaparecidos bajo la centrífuga de mafias organizadas dentro del propio estado chavista, que los desvían a la frontera con Colombia para garantizarse la compra y el pago de bienes producto del tráfico ilegal de productos, que necesariamente precisan del uso de efectivo.
Hace apenas semanas, Ramón Lobo, presidente del Banco Central de Venezuela, anunciaba, por segunda vez, el lanzamiento de un nuevo billete de 100.000bolívares, con el cual su portador podría pagarse apenas un café pequeño en una barra popular. Un pote con dos litros de leche cuesta en este momento 300.000 bolívares, y la casi totalidad de las transacciones son completadas con dinero plástico y puntos de venta, que en este momento porta casi cualquier vendedor de productos, incluso de forma ambulante.
Después de haber observado una prolongada era de estabilidad y poderío, que había llegado a durar varias décadas, el bolívar venezolano ha sido duramente castigado por los embates económicos y ha conocido las mismas fluctuaciones y caídas de la economía que se han hecho crónicas desde los años 90. Hace diez años, en 2008, el entonces presidente Hugo Chávez había anunciado otra reconversión monetaria, la del Bolívar Fuerte, que terminó siendo sobrepasado y pulverizado por la inflación en unos cinco años.
Maduro ha hecho el anuncio de la reconversión en un acto en el cual se dedicó a ponderar detalladamente los beneficios que para la economía nacional tendría el Petro, la criptomoneda del estado venezolano, cuya vigencia como instrumento de compraventa se concretó este jueves 22. Con el Petro el Gobierno de Maduro aspira a obtener oxígeno fiscal y liquidez que le permitan paliar el duro estado de recesión existente y los vetos internacionales impuestos luego del golpe perpetrado al Poder Legislativo el año pasado.
Aunque casi todos los analistas consideran muerto al Petro luego de los vetos impuestos por la administración de Donald Trump, que prohíben a los agentes comerciales estadounidenses cualquier transacción con Venezuela, el gobierno de Maduro ha decidido seguir adelante con su promoción y difusión. El mandatario anunció la celebración, en Abril, del “segundo evento mundial de tecnologías blockchain y criptomonedas” en la ciudad de Caracas.
Maduro anunció también la creación de cuatro zonas económicas especiales para comercializar bienes y servicios con el Petro. Estas son: la Isla de Margarita; el archipiélago insular caribeño de Los Roques, orientado el turismo premium; la Península de Paraguaná, Puerto Libre de Impuestos, en el estado Falcón; y el eje Ureña- San Antonio, fronterizo con Colombia.
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