Alan García acude a Lima a testificar por el caso Lava Jato
El expresidente peruano declaró por las presuntas irregularidades en la concesión del Gasoducto Sur Peruano
El expresidente peruano Alan García interrumpió su estancia en Madrid, donde vive desde hace unos meses, y volvió a Lima para atender a una audiencia de la Segunda Fiscalía Anticorrupción, dentro de la investigación por el 'caso Lava Jato'. García asistió en calidad de testigo, y declaró por las presuntas irregularidades en la concesión del Gasoducto Sur Peruano.
Se trata de la obra de infraestructura más grande en la historia del Perú: cerca de 1.000 kilómetros de tuberías que parten del yacimiento de Camisea en la selva del Cusco y desembocan en la costa pacífica, luego de cruzar los Andes. Cuando esté terminada, servirá para reforzar el transporte de gas natural y producir energía eléctrica, beneficiando a seis regiones del sur del país.
El Gasoducto fue licitado inicialmente en 2010, durante el régimen de García. La ganadora fue la empresa Kuntur Transportadora de Gas (KTG), cuyo único accionista era Odebrecht. Aquella vez, la constructora asumió íntegramente el riesgo de la obra, con una inversión de 1.330 millones de dólares.
Este contrato fue anulado durante el Gobierno de Ollanta Humala, quien volvió a concesionar el Gasoducto en junio de 2014, en más de 7.000 millones de dólares. El consorcio que ganó aquella vez estuvo liderado por Odebrecht.
Según ha denunciado un testigo protegido, esto fue el resultado de unas coordinaciones entre Nadine Heredia, esposa de Humala, y Jorge Barata, representante de Odebrecht en Perú. Ambos están siendo investigados por colusión y negociación incompatible, junto con otros once implicados. Además de García, están citados como testigos Ollanta Humala, Keiko Fujimori y el presidente Pedro Pablo Kuczynski.
García hizo lo posible porque su presencia no pasara desapercibida. Llegó a la Fiscalía escoltado por un nutrido grupo de seguidores, que coreaban arengas a su favor, delante de periodistas de todos los medios de comunicación de Lima. En una de las pancartas que lo acompañaban, pudo leerse el siguiente mensaje: "Alan no arruga" ["Alan no se achica"].
Dueño de un verbo afilado, García disparó frases para todos los gustos. Aseguró que había asistido a 39 citaciones previas, en el Congreso y el Poder Judicial, y que lo haría las veces que fuera necesario. Sobre los casos de corrupción de Odebrecht, que involucran a tres gobiernos peruanos, incluido el suyo, dijo: “Puedo asegurar que no tenía ningún conocimiento y no tengo nada que ver con eso. De manera que a mí no me metan en esa pandilla”.
Preguntado si el expresidente Alejandro Toledo -quien enfrenta una orden de captura internacional, acusado de recibir 20 millones de dólares en sobornos- debería volver al país para comparecer ante la justicia, respondió: “Yo no puedo dar consejo a nadie, simplemente hago lo que mi conciencia me manda, y estoy aquí”. Igual dejó clara su posición: “Aquí se vive en democracia. Aquí no se han violentado las leyes ni cambiado el Poder Judicial para perseguir a Alejandro Toledo”.
Al Presidente Kuczynski, que pidió a Donald Trump la expulsión de Toledo, le aconsejó: “Me parece mal, porque en ese caso lo que le está dando usted a Alejandro Toledo es el argumento de que todo es persecución política. De manera que ese tema déjeselo al Poder Judicial”.
Sobre el Cristo del Pacífico -monumento de 37 metros de altura, donado por Odebrecht con un aparente sobrecosto, en pleno Gobierno de García-, el expresidente se indignó: "No se metan con Cristo. No mezclen la figura sagrada de Cristo con cualquier problema que tiene una empresa".
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