Brasil recibe la primera condena de la CIDH por esclavitud
El Estado es castigado por abusos laborales en una hacienda
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha dictado la primera condena a un Estado por tolerar la esclavitud en sus formas modernas. Brasil ha sido condenado por violar las garantías laborales de 85 trabajadores que debieron ser rescatados de una hacienda en el Estado de Pará (norte), en el año 2000.
Ahora, 16 años después, el tribunal continental de derechos humanos, en San José, concluye que el Estado brasileño permitió los graves abusos laborales en la Hacienda Brasil Verde y lo catalogó como esclavitud moderna y trata, por las condiciones señaladas en denuncias desde 1989. Por ello ha ordenado indemnizar a los trabajadores y reanudar las investigaciones internas.
Los jueces de la Corte determinaron que los campesinos fueron reclutados en zonas empobrecidas de Brasil, desde donde viajaban a la hacienda Pará (un terreno de 8.500 hectáreas dedicadas a la ganadería en el municipio de Sapucaia, propiedad del empresario João Luis Quagliato Neto en el momento de los hechos). En la hacienda retuvieron las cédulas de trabajo de los obreros y les hicieron firmar documentos en blanco. Además los obligaban a trabajar jornadas de 12 horas con solo 30 minutos para comer los alimentos insuficientes y de mala calidad que, encima, les eran descontados del pago. Dormían en hamacas sin acceso a electricidad ni a atención médica. Laboraban bajo amenazas y vigilancia armada, según la condena.
En 2000 dos jóvenes lograron escapar y forzaron una inspección laboral que comprobó los abusos, pero nunca se castigó a los culpables ni se indemnizó a los campesinos, a pesar de informes posteriores de la CIDH.
“Ninguno de los procedimientos legales en sede interna determinó algún tipo de responsabilidad, ni sirvió para obtener reparación a las víctimas o estudió a fondo la cuestión planteada”, dice la condena, según la cual ello obedece a una “normalización” de las condiciones inhumanas en que trabajaban muchas personas especialmente vulnerables en los estados más pobres de Brasil. Estos regímenes de trabajo forzado en fincas agrícolas y minas se combatieron en los años noventta y se liberaron miles de obreros, pero solo el caso de Hacienda Brasil Verde llegó a la Corte Interamericana. Tampoco es un problema que se haya erradicado todavía. Según la Corte, la esclavitud moderna “se manifiesta en los días actuales de diversas maneras, pero manteniendo determinadas características esenciales comunes a la esclavitud tradicional, como el ejercicio de control sobre una persona mediante coacción física o psicológica de tal manera que implique la pérdida de su autonomía individual y la explotación contra su voluntad”.
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