Piñera se posiciona para suceder a Bachelet en 2017
El expresidente encabeza las encuestas para regresar a La Moneda
El expresidente de derecha Sebastián Piñera (2010-2014) todavía no reconoce abiertamente que será candidato a La Moneda en las elecciones de noviembre de 2017, una decisión que comunicará en marzo próximo. Pero con la carrera presidencial desatada en Chile, a un año de las votaciones, nadie duda de que el empresario finalmente postulará. En los próximos días comenzará a recorrer distintas ciudades del norte y del sur de Chile y unos 400 profesionales trabajan en lo que será su programa.
Con la experiencia de haber liderado el país en un período especialmente complejo, con el estallido de las movilizaciones sociales en 2011, Piñera parece haber aprendido que un asunto es ganar las elecciones y otro, distinto y de mayor dificultad, es garantizar la gobernabilidad.
Como formalmente no es candidato, el expresidente controla con cuentagotas sus apariciones públicas. En sus últimas intervenciones, sin embargo, ha dejado entrever algunas líneas generales de lo que sería su Administración, de llegar a ganar las elecciones. Piñera, de partida, ha hablado de rectificar lo que no ha hecho correctamente el Ejecutivo de Michelle Bachelet. “El futuro Gobierno va a tener que hacer cambios muy profundos, no retroceder; avanzar pero en la dirección correcta: cambios muy profundos a lo que el Gobierno de la Nueva Mayoría [de centroizquierda] llama su obra gruesa”, indicó en una entrevista con el periódico chileno El Mercurio. “Cuando en forma sistemática el 71% de los chilenos cree que Chile va por mal camino, un 80% cree que Chile está estancado o retrocediendo, y una inmensa mayoría se opone a las principales reformas del Gobierno, uno tiene que preguntarse por qué la Nueva Mayoría nos ha llevado a sufrir estos tremendos retrocesos”.
Las encuestas juegan a su favor, aunque entre sus colaboradores exista conciencia de que todavía quedan 12 meses por delante y que el 65% de abstención de las últimas municipales haga difícil prever los resultados. De acuerdo al sondeo de opinión Adimark dado a conocer el pasado jueves, un 20% de los consultados se inclina por Piñera en una presidencial. En segundo lugar, con el 15%, se halla el senador oficialista Alejandro Guillier. De profesión periodista, aspira a conquistar al electorado con la promesa de un sello ciudadano y alejado de los partidos, lo que lo convierte en la principal amenaza dentro de su sector para el expresidente Ricardo Lagos, que obtiene el tercer lugar de las preferencias con un 5%. Cuando a los chilenos se les pregunta quién cree que será el próximo presidente, también Piñera lleva la delantera. El exmandatario obtiene 37%, Lagos un 14% y Guillier un 8%.
La derecha, por otra parte, vive un periodo dorado. El conglomerado Chile Vamos, que agrupa a los partidos UDI, RN, Evópoli y PRI, está actuando con pragmatismo, al margen de sus diferencias internas. Los resultados exitosos de las municipales del 23 de octubre fueron una inyección de ánimo para el bloque. Ni los escándalos de financiamiento irregular de la política ni las nuevas leyes que regulan el gasto electoral impidieron que le ganara espacio a la oficialista Nueva Mayoría, bastante enredada en la elección de su candidato.
Auge de la derecha
La oposición, en cambio, muestra orden: este fin de semana, por ejemplo, la derecha despejó el mecanismo para llegar con una candidatura única a las presidenciales. En la primaria legal programada para julio de 2017 participaría el líder de Evópoli, el diputado Felipe Kast, el senador José Manuel Ossandón, exmilitante de RN, y el expresidente Piñera, el principal impulsor de estas votaciones que tienen el desafío de convocar a un alto número de electores.
En el centroizquierda saben que el bajo apoyo ciudadano al Gobierno de Bachelet y los malos resultados en las municipales hacen difícil que el sector mantenga el poder. El principal temor es que la derecha no solo gobierne un período, sino al menos dos (ocho años). El bloque Chile Vamos parece estar calentando motores para garantizar continuidad a sus propuestas. Con los altos niveles de desconfianza hacia las instituciones y hartazgo hacia la función pública, existe consenso en que será un período convulsionado, sea quien sea el próximo presidente de Chile.
Para Piñera, que terminó su mandato con un respaldo a su gestión de un 34%, será crucial la relación con los partidos de su coalición y la oposición, a diferencia de lo que ocurrió en los cuatro años de su Gobierno, donde la política en ocasiones pasó a un segundo plano.
Lagos y el socialismo
Las encuestas están siendo un problema para el expresidente Ricardo Lagos (2000-2006), que aspira a regresar a La Moneda en marzo de 2018, cuando arranca el próximo período. La última encuesta Adimark le dio apenas un 5% de respaldo, mientras que el senador oficialista Alejandro Guillier alcanzó un 15%. “Entiendo que tengo que trabajar con más fuerza”, indicó el exmandatario este fin de semana sobre su candidatura, que todavía no despega en los números. Guillier, en tanto, ha doblado su ofensiva hacia el exmandatario: lo califica de “convencional” y lo llama a “reinventarse”.
El bajo apoyo en las encuestas se ha traducido en dificultades para concitar el respaldo del oficialismo. Lagos tendría el apoyo del partido donde milita, el Partido por la Democracia (PPD). En el socialismo, sin embargo, encuentra reticencias importantes. Aunque probablemente es el socialista chileno más conocido en el mundo después de Salvador Allende y el primero en llegar a La Moneda después de la dictadura, cuando tenía el apoyo ciudadano que ahora le falta, en el partido existen sectores que no lo consideran militante y piensan que su Gobierno tuvo un marcado corte neoliberal.
La decisión de la senadora Isabel Allende de restarse de la carrera presidencial no ha hecho sino encender más los ánimos en el partido, donde a Lagos se le responsabiliza de la caída de la parlamentaria. A tanta llega la confusión que existen sectores en el socialismo más llanos a apoyar a Guillier que a Lagos.
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