Javier Duarte, el mandatario más cuestionado del PRI
La etapa del gobernante ha estado marcada por las denuncias de actividades ilegales y por los casos de violencia
Javier Duarte (Córdoba, 1973) pasó de ser una promesa del gubernamental PRI a uno de los personajes más obscuros de la institución política. La entidad que gobierna desde diciembre de 2010 se ha hundido en la violencia y en la deuda pública. El mandatario ha sido acusado de malversación de fondos, actos de corrupción y ataque a periodistas. Su carrera política se inició al lado del exmandatario veracruzano Fidel Herrera. En 1997, cuando éste era diputado federal, Duarte fungió como su secretario particular. Una vez que Herrera asumió la gubernatura en 2004, Duarte se encargó de las finanzas de la entidad. De ahí saltó a buscar un escaño en el Congreso de la Unión, cargo que obtuvo y abandonó en menos de un año para buscar la gubernatura de la entidad apadrinado por Herrera.
Una de sus primeras acciones más controvertidas fue la llamada ley Duarte, que buscaba castigar la perturbación del orden social y la difusión de rumores a través de las redes sociales. Su Gobierno acusó a dos tuiteros de terrorismo porque en sus cuentas habían alertado sobre supuestos ataques a escuelas en Veracruz. La polémica fue tan grande que el Ejecutivo tuvo que desistir de la acusación penal en contra de los cibernautas. En enero de 2012 otro escándalo sacudiría su gestión. Dos funcionarios del Gobierno estatal fueron detenidos en el aeropuerto porque transportaban dos maletas con 25 millones de pesos en efectivo. La administración de Duarte justificó que el dinero era para costear el carnaval de Veracruz y otras festividades religiosas. Pese a las contradicciones que rodearon el caso, la Fiscalía le devolvió el dinero a la administración de la entidad.
La inseguridad ha sido otro de los temas pendientes en estos seis años. Uno de los hechos más emblemáticos fue la desaparición forzada de cinco jóvenes en enero pasado. El caso cobró notoriedad porque nuevamente estaban involucrados policías locales, como en Ayotzinapa. En un vídeo entregado a los padres se aprecia cómo los agentes bajan a los muchachos del coche donde viajaban y los suben a una patrulla. Los policías los entregaron a una banca del crimen organizado.
Pero no es el único caso. El 29 de septiembre se reportó la desaparición de cuatro jóvenes. Uno de los familiares contó en un noticiero radiofónico que al parecer “los levantaron en la calle”. La Fiscalía local abrió una investigación y una semana después fueron encontrados los cuerpos de tres de los desaparecidos.
La corrupción fue un sello en la administración de Duarte. En mayo de este año, el portal Animal Político desveló una trama que involucraba a funcionarios con altos cargos en el Gobierno de Veracruz. La investigación periodística reveló que la administración pagó a supuestas empresas para suministrar útiles escolares, alimentos y material de construcción a personas de escasos recursos, pero los proveedores nunca llevaron a cabo las acciones. Los servidores públicos habrían organizado 73 licitaciones amañadas para beneficiar a 21 empresas con varios elementos en común: se fundaron al mismo tiempo, cerraron al conseguir un contrato o los socios están relacionados entre sí. La operación involucró el reparto de 35 millones de dólares.
La insatisfacción ciudadana a su gestión fue tan marcada que en las elecciones de junio pasado el PRI perdió por primera vez la elección en ese Estado. Veracruz representaba uno de los bastiones más importantes para el partido del presidente Enrique Peña Nieto por ser una de las tres entidades de México que concentra la mayor cantidad de votantes. A partir de la derrota atribuida al mal desempeño de Duarte, el PRI fue endureciendo su postura en torno al mandatario y el pasado 23 de septiembre anunció que había abierto una investigación interna para decidir si expulsaba de sus filas al polémico gobernante. La decisión empolvaba aquellas declaraciones hechas por el presidente Peña en una entrevista televisiva en 2012 cuando calificó a Duarte como parte de una generación nueva dentro de su partido.
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