México desmonta una zona arqueológica para construir un centro comercial
El Instituto Nacional de Antropología permite el desmantelamiento de un yacimiento de más de 1.400 años de historia para un proyecto inmobiliario
¿Por qué no construir un supermercado sobre unas ruinas de más de 1.400 años de historia con vistas al lago? Algo parecido tuvieron que plantearse los empresarios mexicanos que pidieron un permiso para edificar sobre un yacimiento arqueológico de la zona de Valle de Bravo, a 140 kilómetros de la Ciudad de México. El Ayuntamiento de ese pueblo, el Gobierno del Estado de México y hasta el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) estuvieron de acuerdo y aprobaron el desmonte ese espacio histórico para colocar ahí un centro comercial, según una investigación que han publicado esta semana los medios nacionales, agrupados en una plataforma de filtraciones llamada Mexicoleaks.
Que ahí se encontraba un pedazo de la historia de México se sabía desde los años treinta, cuando se descubrieron los primeros vestigios. Las ruinas pertenecen a la cultura matlazinca y están fechadas en el año 600 de nuestra era. En la zona de Valle de Bravo, antes de que se construyera una presa artificial para el recreo y esparcimiento de los que huyen de la capital, se creó la sede de esta civilización. Alrededor del año 750 los habitantes desaparecieron, por razones aún desconocidas, pero en 1200 regresaron para establecer temazcales (baños prehispánicos) para los enfermos de toda la región. Aquellos que no sobrevivían eran enterrados en la misma zona junto a suntuosas ofrendas. Las excavaciones de las últimas décadas han hallado cientos de entierros, ofrendas, esculturas y edificios "monumentales", según señala la investigación publicada en Animal Político, entre otros medios nacionales.
Las fechas clave
Septiembre de 2011: la empresa Las Monjas se hace con los tres terrenos
De mayo a diciembre de 2013: consiguen los permisos gubernamentales de construcción
Enero de 2014: inician las excavaciones que afectan a las ruinas
Febrero de 2014: el INAH suspende la obra
De marzo a diciembre de 2014: inicia el rescate arqueológico. Trasladan los restos
Diciembre de 2015: el INAH libera el terreno para que la empresa siga con la obra
Todo comenzó en 2007. La empresa Las Monjas Valle de Bravo comienza a comprar los terrenos en la zona de La Peña para construir el centro comercial Patio Verde. Una extensión de tres hectáreas que adquirieron por dos millones y medio de pesos, unos 140.000 dólares. Sólo dos partes del total de los predios fueron inspeccionados por los arqueólogos del INAH, el que faltaba por estudiar es el que contiene el mayor yacimiento arqueológico. Se llama Casa de Ídolos y de allí rescataron esculturas que forman parte del acervo del Museo Arqueológico de Valle de Bravo.
La empresa y el Gobierno del Estado de México avanzaron en los trámites de edificación. A esto se sumó el Ayuntamiento de Valle de Bravo, que entregó la licencia de construcción para la plaza comercial sin verificar si el terreno era construible, según publica la investigación. En febrero de 2014, con el aval del Gobierno estatal y local, Las Monjas Valle de Bravo comenzó el desmonte del predio Casa de Ídolos. El INAH del Estado de México, que había prohibido edificar en esa zona anteriormente — el INAH negó el permiso a otra empresa en 1989, 1997 y 2000—, acabó accediendo a liberar el terreno a cambio de un "rescate arqueológico".
Las excavaciones para trasladar los restos se hicieron entre 2014 y 2015 y durante los trabajos detectaron 46 entierros humanos. Uno de los mejores esqueletos en conservación se trata de un hombre que murió entre los 30 y 34 años y que medía un metro y medio de alto. En esos años rescataron 1.619 fragmentos de cerámica y 182 figurillas de cerámica. Además se desarmaron 19 estructuras de piedra de hasta un metro de altura.
Finalmente, el 18 de diciembre de 2015, el INAH del Estado de México dio la autorización para construir sobre ese pedazo de historia un centro comercial con vistas al lago. Ante las denuncias, las manifestaciones de los vecinos y el rechazo de muchos arqueólogos, el organismo encargado de salvar el patrimonio cultural, cedió a cambio de trasladar los restos a otro sitio. "La destrucción del patrimonio histórico no es perseguida por el INAH", remata el informe. El organismo no ha querido hacer declaraciones a este diario.
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