Calderón y Piñera entonan el mea culpa por Cuba y Venezuela
Los expresidentes de México y Chile y el escritor Vargas Llosa ven con cautela el deshielo entre EEUU y Cuba
La distancia del poder hace más propicia la autocrítica. Felipe Calderón y Sebastián Piñera, expresidentes de México y Chile, admitieron ayer en Nueva York que la región había sido en ocasiones tibia con países como Cuba y Venezuela, en unas ocasiones por pragmatismo y en otras por una suerte de corporativismo, aunque reclamaron ahora que la etapa del deshielo entre Estados Unidos y Cuba tenga como objetivo irrenunciable la apertura democrática del país.
“La posición de Latinoamérica ha sido débil ante los atropellos a la democracia en Cuba y Venezuela”, dijo Piñera. El exmandatario chileno respondía así al reproche lanzado por el escritor peruano Mario Vargas Llosa, en una mesa redonda sobre las relaciones entre EEUU y Latinoamérica organizado por el Instituto Cervantes de Nueva York y la Fundación Internacional para la Libertad. Para el chileno, que gobernó entre 2010 y 2013, muchas veces primó la búsqueda de “unidad” en la región y también “un mal sentido de la solidaridad con Venezuela especialmente cuando estaba Estados Unidos” en el pulso.
¿Se puede comparar a Venezuela con una dictadura como Cuba? Como reflexión, el expresidente respondió: “Con la democracia ocurre como con el amor, uno no es capaz de definir lo que es, pero cuando lo ve lo reconoces. Lo mismo ocurre con la democracia, es difícil de explicar pero sientes si estás en una o no cuando pones los pies en un país”.
La peligrosa "payasada" de Trump
Donald Trump, el precandidato republicano a las presidenciales de EEUU, es un elemento ya casi permanente en cualquier debate sobre América Latina. Vargas Llosa señaló que el empresario "no tiene posibilidades de ser el candidato republicanos", sería "un suicidio" para la formación, a su juicio, pero advirtió de que "esa línea payasa" recoge un discurso preocupante.
Para Felipe Calderón, aun así, "gane o no, Trump envenena la opinión pública". El expresidente mexicano advirtió de que "una amplia capa de la sociedad americana está imbuida" de esa "supremacía" del "hombre blanco anglosajón".
Calderón, que dirigió México entre 2006 y 2012, concedió al Nobel de Literatura que había tenido que dar su brazo a torcer con Venezuela y Cuba en varias ocasiones por diferentes motivos (negociaciones con empresas expropiadas o la libertad de jóvenes detenidos): “Hay razones pragmáticas que meten a los países en ciertos cauces”, resumió, admitió que los gobiernos debieron ser más duros.
El expresidente mexicano expresó escepticismo con el deshielo, opinó que Cuba lo busca porque ve el declive del chavismo, y vio el giro diplomático de Estados Unidos con Cuba como un intento de Barack Obama de lograr al final de su mandato “un legado latino que hasta ahora es muy pobre”. También puso interrogantes en el proceso de paz de Colombia y alertó de que su desarrollo “puede unir a Colombia o separarlo más, porque ese está apresurando para antes de que se acabe la Administración Obama”. “O también se puede lograr a cambio de que en Venezuela se dejen las cosas como están”, ese es mi temor, dijo.
Si en algo coincidieron es en que el régimen castrista no sobrevivirá a los Castro. Vargas Llosa confió en que se perciba “un principio de cambio en la sociedad cubana. Respecto al mantenimiento o no del embargo comercial, el Nobel cuestionó un levantamiento del mismo en tanto que supondría “un apoyo económico sin necesidad de hacer concesiones a la paz”, pero al mismo tiempo este embargo y su perjuicio “ha sido un pretexto que ha usado el régimen para justificar la miseria de la población”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.