“Si se veta la marihuana por nociva, se debería prohibir el buceo y el boxeo”
El consejero de la ONG promueve la legalización de la droga en el país La Suprema Corte votará el tema el miércoles y podría permitirla para uso recreativo
Armando Santacruz es un hombre tranquilo. Dirige una industria química que cotiza en Bolsa, no le gustan las estridencias, y en su tiempo libre promueve, desde la organización no gubernamental México Unido contra la Delincuencia, la legalización de la marihuana. Sus argumentos, bien cargados jurídicamente, han logrado desarmar a muchos de sus adversarios. “Lo peor que puede ocurrir con una sustancia peligrosa, es que el Estado abdique de su responsabilidad y deje en manos del crimen organizado su control”, explica. Paso a paso, ha llevado su lucha hasta la Suprema Corte de Justicia. El miércoles es la deliberación. El recurso plantea el autoconsumo con fines lúdicos. Sea cual sea el resultado, Santacruz ya ha ganado una batalla. El debate ha prendido en México.
Pregunta. ¿Usted fuma marihuana?
Respuesta. No lanzamos la propuesta con el fin de fumar nosotros, sino de permitir que quien quiera pueda hacerlo. En México hay una satanización terrible de la marihuana. Nuestro caso parte de una cuestión de principios: la Constitución garantiza el derecho a perseguir nuestro proyecto de vida sin dañar a terceros. Este argumento lo complementamos con la proporcionalidad: por ejemplo, si el alcohol es más adictivo que la marihuana, es desproporcional que quien fume marihuana sea encarcelado, y quien abusa del alcohol, no.
P. Bien, ¿pero fuma?
Eventualmente deberíamos llegar a una regulación de todas las drogas
R. No, pero sí lo he hecho. Y esa experiencia me sirve para saber que esto no nos convierte en violadores de ancianitas o caníbales. Obama y Al Gore también la probaron.
P. La marihuana no deja ser un elemento nocivo para la salud, ¿legalizarla no es ir contra la salud pública?
R. El que sea nocivo no da derecho al Estado a prohibirlo. Primero, porque hay cosas más nocivas que son legales. Si fuéramos coherentes, el Estado, bajo el criterio de proteger al individuo de sí mismo, debería prohibir el buceo, el motociclismo, el boxeo, el parapente… En segundo lugar, si no hay una sola muerte documentada por marihuana, si el usuario no es violento y si más del 90% no tienen problemas de adicción, descubrimos que el coste de prohibir es mucho mayor que el daño ocasionado por fumar marihuana.
P. Pero el consumo está despenalizado en México.
R. De iure sí, de facto no. El consumo no está penalizado por debajo de los cinco gramos. Esa cantidad es muy inferior al mínimo que se vende. Con lo que, de facto, quien va a comprar para su consumo es un delincuente.
P. ¿Y con la regularización, no aumentará el consumo?
R. Puede hacerlo un poco. El caso portugués es paradigmático. Allí, a los seis años de iniciada la regularización el consumo subió sólo un 0,3%. No es un escenario catastrófico. Hay que poner el énfasis donde debe estar. El abuso de las drogas es resultado de una patología personal y de la falta de alternativas. Si la gente no tiene alternativas, va a seguir abusando, aunque las metas en la cárcel.
P. Esa defensa de la marihuana también vale para la heroína y la cocaína. ¿Por qué no extiende su amparo a esas drogas?
Las legalizaciones vienen en cascada. Es un absurdo que aquí en México nos matemos para que no lleguen a sitios donde se puede fumar en la calle
R. Porque hay que escoger las batallas. Pero eventualmente deberíamos llegar a una regulación de todas las drogas.
P. ¿Cree que las legalizaciones en Estados Unidos les han beneficiado?
R. La marea es inexorable. Canadá y California se encaminan a la regulación. Las legalizaciones vienen en cascada. Es un absurdo que aquí en México nos matemos para que no llegue la marihuana a sitios donde la pueden fumar en la calle.
P. ¿Por qué han escogido la vía del amparo y no la de los partidos o la consulta popular?
R. Los políticos sólo miran el encuestómetro, y si tenemos que esperar a que los sondeos cambien, necesitaríamos una generación. Para ellos es el beso de la muerte electoral. La vía jurídica abre puertas. Por ejemplo, si la Constitución garantiza el derecho a la salud, es una infamia que no se permita el consumo a quien mejoraría en su enfermedad.
P. Si ganan ¿cuál será el escenario?
R. Si logramos un fallo favorable, miles de mexicanos podrían acogerse a esta vía. Al momento, habrá mucha gente que haga copia fiel de nuestro argumento y pida al juez el mismo derecho.
P. ¿Y en caso de perder?
R. Aún si perdemos, habrá sido un gran logro, porque habremos avanzado hacia la legalización y ayudado a que la opinión vire.
P. ¿Y cree que si se regula se reducirá la criminalidad?
R. No es la panacea, no acabará con la violencia, pero sí le dará una buena podada al árbol de problemas. Primero, el 62% de los presos mexicanos lo son por delitos de droga, de ellos el 58,7% por marihuana. Se trata de miles de familias y vidas destruidas. Eso acabaría. Segundo, los policías, en vez de extorsionar a jóvenes que llevan marihuana, se podrían dedicar a perseguir a violadores, extorsionadores, secuestradores y asesinos. Y en tercer lugar, el 40% de los beneficios del narco procede de la marihuana. La caída de las ventas haría desaparecer una porción importante del narcomenudeo, que es uno de los motores de la violencia.
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