Elena Benarroch: “Es una gilipollez pensar que si eres rico no puedes ser de izquierdas”

La diseñadora, apodada en su día como “la peletera de la ‘beautiful people”, está escribiendo un libro en el que reúne anécdotas de su vida y su carrera y ha relanzado su fragancia, Yaël, un clásico de la perfumería española

La diseñadora Elena Benarroch, en su casa de Madrid.JUAN BARBOSA

Elena Benarroch (Tánger, 69 años) vive en un loft amplio y luminoso en el madrileño barrio de Salamanca. En el salón hay un piano de cola y varios sofás de líneas modernas forrados en cuero negro. Pero ella prefiere recibir a sus amigos, una mezcla de políticos y farándula, en la mesa de la cocina. Ahí suele pasar mucho tiempo preparando viejas recetas familiares, platos marroquíes y sefaradíes. Hace 45 años, la diseñadora revolucionó la España posfranquista con sus diseños de vanguardia y s...

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Elena Benarroch (Tánger, 69 años) vive en un loft amplio y luminoso en el madrileño barrio de Salamanca. En el salón hay un piano de cola y varios sofás de líneas modernas forrados en cuero negro. Pero ella prefiere recibir a sus amigos, una mezcla de políticos y farándula, en la mesa de la cocina. Ahí suele pasar mucho tiempo preparando viejas recetas familiares, platos marroquíes y sefaradíes. Hace 45 años, la diseñadora revolucionó la España posfranquista con sus diseños de vanguardia y sus lujosos abrigos de piel. Lo consiguió todo en la moda, incluso una tienda propia en la avenida Madison de Nueva York. La prensa la coronó como “la peletera de la beautiful people y el fotógrafo Juan Gatti la definió como “la Pasionaria de la moda”. Ahora lleva unos años retirada y dedica su tiempo a viajar, jugar al bridge, ir al cine y el teatro. También está escribiendo un libro en el que compartirá anécdotas de su vida y su carrera y sus recetas favoritas. Y acaba de relanzar su perfume, Yaël, una esencia de nardo que lleva más de 25 años en el mercado. La fragancia lleva el nombre de su hija, Yaël Barnatán, que sigue su estela y dirige una tienda de moda en el barrio de Malasaña.

Pregunta. Cuando empezó en la moda, las pieles eran sinónimo de lujo. Hoy son objeto de controversia. ¿Qué encaje tiene la peletería en el mundo actual?

Respuesta. Ninguno. Se cargaron esa industria. Mis últimos años en el negocio fueron una lucha insoportable. La prensa no aporta nada a la ignorancia general. Hay unas leyes y normas que rigen este negocio. No se matan animales de manera indiscriminada. No sales con una escopeta y te cargas un oso. Pero eso no es noticia. Noticia es que salga una chica con un cartel que diga “mejor desnuda que con pieles”. Eso me pasó a mí en un desfile en Nueva York. Salí y le dije: “Estás muerta de frío, ¿te quieres abrigar?”. Me respondió: “Ya me gustaría, pero me dan 120 dólares por estar así”. La industria de la protesta también existe, pero eso no es noticia. Es más fácil decir que las pieles son una cosa de ricos y que hay que acabar con los ricos.

P. Hay gente que piensa que no se puede ser rico y de izquierdas.

R. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Es una gilipollez pensar que si eres rico no puedes ser de izquierdas. Para mí ser de izquierdas es ser tolerante.

P. En los ochenta la llamaban “la peletera de la beutiful people”. ¿Qué queda de esa beautiful people?

R. Quedan muchos amigos. Pero a mí siempre me ha interesado más la farándula que la beautiful, la cultura más que el brillo.

P. También la definieron como “la anfitriona del poder”. ¿Estar tan cerca del poder le pasó factura?

R. Con Zapatero sí me pasó factura. Felipe González, que es mi amigo, me pidió que ayudara a Sonsoles Espinosa [mujer de Zapatero] cuando llegó a la Moncloa. Y la ayudé. Me consta que muchas clientas dejaron de comprar en mi tienda por eso. Sigue habiendo dos Españas y eso no va a cambiar.

P. En la Movida madrileña, usted podía sentar en la misma mesa a gentes de izquierdas y de derechas. ¿Hoy eso es posible?

R. Sí, yo puedo. Pero no es la gente que aparece en la televisión y los medios. Hace poco estuve en una cena con gente del PP y del PSOE y fue una velada deliciosa. Me hizo recordar las cenas que organizaba en mi cocina. Yo lo que no voy a hacer es juntar a gente por juntar. Jamás juntaría a Sánchez y Feijóo. No me interesan ninguno de los dos.

P. Es amiga de Felipe González y de los Zapatero. ¿Ha intentado juntarlos?

R. No, eso es imposible.

P. ¿Entiende por qué están tan distanciados?

R. Sí, lo entiendo divinamente, pero no te lo voy a explicar.

"Muchas veces viví por encima de mis posibilidades", reconoce Benarroch.JUAN BARBOSA

P. Llegó a tener tienda en Madison Avenue y a comprar la casa de Andy Warhol. ¿Vivió por encima de sus posibilidades?

R. Sí, muchas veces viví por encima de mis posibilidades.

P. ¿Valió la pena?

R. Siempre. ¿Cómo no va a valer la pena?

P. ¿Echa de menos esa vida?

R. No. Cogí un avión de Madrid a Nueva York todas las semanas durante más de una década. Eso ahora no lo puedo hacer, es impensable. Sigo viajando, pero ahora voy a museos y a la ópera. Entre trabajar y pasearme por Salzburgo, prefiero lo segundo. No hay comparación.

P. Isabel Preysler llevó un traje con sus pieles el día de su boda con Miguel Boyer. ¿Le costó guardar el secreto de esa boda?

R. Yo no lo sabía. María Rosa Salvador, dueña de la tienda Dafnis, me llamó y me dijo: “Me tienes que hacer esto”. Era como un 24 de diciembre y la gente del taller estaba de vacaciones. Le dije: “No puedo”. Me respondió “Lo vas a hacer. Si te cuento para quién es…”. Me mandó el patrón y lo hice con Justo, mi cortador, como pudimos.

Isabel Preysler y Miguel Boyer el día de su boda civil en los juzgados de Madrid, el 2 de enero de 1988.Luis Magán

P. Y la repercusión fue inmensa…

R. Todo lo que llevaba Isabel tenía mucha repercusión. Fue la primera influencer de este país. Nadie la ha superado. Yo tenía clientas que me llamaban y me decían: “Lo que se ponga Isabel esta noche, guárdamelo”.

P. En 2018 tuvo que cerrar la tienda de Madrid. ¿Fue difícil?

R. No fue difícil. Estaba muy harta del rollo ecológico. Era una lucha constante. Terminé hasta el gorro. Era mucho trabajo y todo se fue a la mierda, incluido mi matrimonio [con su socio, Adolfo Barnatán]. Terminamos, separamos todo y vendimos.

P. ¿Qué opina de las firmas de moda rápida?

R. No me interesan nada. Me da igual si la moda es fast o slow. Me parece una pose que va a durar media hora. Yo sigo interesándome por lo bien hecho, por las telas de calidad, por la creatividad del diseño y por el talento de quien lo hace. Me apasiona lo que hace Balenciaga y ya está.

P. Usted es judía sefaradí. ¿Ha percibido un repunte del antisemitismo?

R. Por supuesto. Y es aterrador. A la gente se le ha olvidado el Holocausto y lo que pasó el 7 de octubre de 2023. La gente se ha olvidado que hay 137 rehenes en manos de Hamás. Ya no se habla de Hamás, el grupo terrorista más peligroso del mundo.

P. ¿Qué siente cuando ve las imágenes en Gaza?

R. Siento horror, como en toda guerra. Ambas partes están jodidas. Pero una cosa no quita la otra. No se puede obviar la evidencia. No sé si lo que hace Netanyahu está bien o está mal, pero sí sé una cosa: como no eliminen a Hamás, corre peligro el mundo entero. No solo Israel, el mundo entero.

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