Jordi Roca recupera la voz después de siete años de padecer disfonía espasmódica: “Anoche le leí cinco cuentos a mi hija”

El hermano pastelero de los Roca anuncia que ha superado la enfermedad que le cambió la vida: “He hecho desde reeducación vocal, ejercicios respiratorios, meditación, he hecho un poco de todo, y todo me ha servido, pero sobre todo ha sido el apoyo de mi familia”

Jordi Roca, durante su intervención en el Mobile World Congress (MWC), en Barcelona el 28 de febrero de 2023.Foto: Europa Press | Vídeo: Instagram

“Anoche le leí cinco cuentos a mi hija y esta mañana he vuelto a leerle más cuentos”, dice Jordi Roca (Girona, 44 años), al otro lado del teléfono en conversación con EL PAÍS. Llevaba años sin poder compartir un momento así con su hija Queralt, de cuatro años. Quiere recuperar el tiempo perdido. El hermano pequeño y pastelero de ...

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“Anoche le leí cinco cuentos a mi hija y esta mañana he vuelto a leerle más cuentos”, dice Jordi Roca (Girona, 44 años), al otro lado del teléfono en conversación con EL PAÍS. Llevaba años sin poder compartir un momento así con su hija Queralt, de cuatro años. Quiere recuperar el tiempo perdido. El hermano pequeño y pastelero de los hermanos Roca ha recuperado la voz después de siete años padeciendo disfonía espasmódica, tal y como anunció él mismo en un vídeo publicado el miércoles en su cuenta de Instagram (donde tiene casi medio millón de seguidores). Esto es, una enfermedad neurológica que le hacía sufrir espasmos que, en su caso, hacía que se le abrieran las cuerdas vocales, con contracciones musculares involuntarias, lo que le dejó permanentemente afónico. Tenía 37 años cuando fue consciente de que algo pasaba, de que esa afonía que venía acarreando desde hacía meses empezaba a ser preocupante. Lo recuerda al otro lado del teléfono: “Había cogido una laringitis, de la que me recuperé, pero la afonía seguía”.

La alarma sonó en 2016 durante el viaje a Nueva York que realizó con sus dos hermanos, Joan y Josep Roca, para participar en la ceremonia de entrega de los World’s 50 Best Restaurants, en la que el Celler de Can Roca quedó segundo en la prestigiosa clasificación. “Ahí me di cuenta de que algo pasaba, pero eso venía de antes, siempre estaba cansado, me cansaba al hablar”, recuerda. Cuatro años antes le había sido diagnosticada distonía cervical, “siempre tenía torticolis”. Fue el comienzo, aunque el cocinero asegura que no fue consciente de la gravedad del asunto, de un camino que acabó convirtiéndose en un gran sufrimiento. “Un día te das cuenta de que no tienes voz, pero sabes que puedes hablar, recuerdas el hecho de que lo has hecho, y te obsesionas con recuperarla”.

En este tiempo, recorrió todos los médicos especialistas posibles: viajó a la ciudad de Toronto (Canadá), a Suiza, a Estados Unidos, a Pamplona, Madrid o Barcelona. No se desanimaba. “Es una enfermedad rara, no es común, que padece poca gente, pero cuando te sucede ves que no eres el único”. Uno de los tratamientos a los que se sometió fue con toxina botulínica, que paraliza y relaja el músculo temporalmente. Se sometió a tres sesiones, pero en su caso no le funcionó. “Una de las veces me duró poco tiempo, porque en mi caso se me abrían las cuerdas vocales y era más complicado”, explica. Asegura que el gran cambio lo afrontó el día en que dejó de obsesionarse con el problema, a pesar de que ha seguido atendiendo sus compromisos profesionales con total normalidad. “He hecho desde reeducación vocal, ejercicios respiratorios, meditación, he hecho un poco de todo, y todo me ha servido, pero sobre todo ha sido el apoyo de mi familia, de todo el equipo de El Celler y de mucha gente que ha estado a mi lado”.

A pesar del apoyo, ha tenido momentos muy bajos, según reconoce. “He tenido momentos muy tristes, y para mí el refugio ha sido la cotidianidad, que todo siguiera su camino, aunque fuera duro. Hubo un momento en el que dejé de pensar en el problema. Hay tratamientos, pero cuando dejé de obsesionarme con el tema, algo que no puedes dejar de hacer porque es algo muy físico, empecé a notar cambios”. Dice que no ha cambiado su vida, pero ahora la vive de otra manera, “con agradecimiento, con más calma, sigo trabajando en lo que me gusta, pero huyo del estrés”.

“No sabéis la alegría que tengo de hacer este vídeo con esta voz. Con esta voz que se me ha quedado de locutor de radio de las dos de la mañana”, empieza su publicación en Instagram. Unas palabras en las que también matiza que puede ser que mañana no tenga la misma voz, y que sigue con dolores y tensión muscular en el cuello. “Cada vez voy mejorando, y he aprendido a hablar sin esfuerzo, que aunque parezca mentira cuesta muchísimo”. Y añade: “Espero estar al cien por cien muy pronto”.

“Lo mejor está por venir. Va a ser muy divertido”, dice en sus redes. Además de El Celler de Can Roca y de los otros negocios abiertos por los tres hermanos, entre ellos, el hotel Casa Cacao en Girona, los restaurantes Normal y Mas Marroch, Jordi Roca, junto con su esposa, Alejandra Rivas, son los artífices de las heladerías Rocambolesc, con cuya marca abrió tienda en Houston (Estados Unidos), la primera fuera de España, donde tienen cuatros locales más.

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