El eterno retorno de las piedras remotas
Podemos empeñarnos en borrar o diluir el pasado, en hacer como que el ayer es tan solo anacronismo frente al furioso —a menudo decepcionante— devenir del hoy. Pero las piedras remotas retratadas por el fotógrafo alemán Gunnar Knechtel siguen ahí, impasibles, rotas, ¿eternas? El tiempo lo dirá.
El fotógrafo alemán Gunnar Knechtel explora espacios liminales que a menudo pasan inadvertidos, desentrañando las historias que estos encierran. En estas imágenes pone el foco en rincones y pueblos desaparecidos de España, antiguas fortalezas musulmanas, restos de iglesias, de acueductos, de edificios civiles de hace 1.000 o 2.000 años. Ruinas y piedras sagradas revelan narrativas místicas, relatos de conquistas, recuperación de territorios y paisajes de progreso industrial. Absorbidas por la naturaleza, su huella humana se desvanece, f...
El fotógrafo alemán Gunnar Knechtel explora espacios liminales que a menudo pasan inadvertidos, desentrañando las historias que estos encierran. En estas imágenes pone el foco en rincones y pueblos desaparecidos de España, antiguas fortalezas musulmanas, restos de iglesias, de acueductos, de edificios civiles de hace 1.000 o 2.000 años. Ruinas y piedras sagradas revelan narrativas místicas, relatos de conquistas, recuperación de territorios y paisajes de progreso industrial. Absorbidas por la naturaleza, su huella humana se desvanece, fusionándose con el paisaje y emergiendo como objetos extraños. Los lugares que Gunnar Knechtel elige dan testimonio de las muchas ruinas inexploradas que salpican los paisajes españoles y que, a pesar de todo, permanecen. ¿Qué nos impulsa a dejarlas en pie? Tal vez despierten asombro, miedo o respeto, siendo testigos de la resistencia del espíritu humano. Quizás estas piedras nos hablen del futuro, de viajes espaciales, de extraterrestres y de la inmensidad de los cielos.
¿Qué vemos cuando miramos hacia el pasado? Walter Benjamin propone entender el tiempo como algo no lineal, lo que nos permite concebir el ayer como una fuerza creativa y el presente como una puerta abierta a nuevas posibilidades de cambio. La ruina, entonces, nos desafía a pensar, como sugiere Benjamin: a comprender mitos, leyendas e historia como parte de un continuo temporal, una lente con la que podemos interrogar nuestro pasado y vislumbrar el futuro que se abre en nuestro presente.