‘España oculta’, de Cristina García Rodero: el país de las tradiciones
El libro que marcó un hito en la fotografía española se reedita 35 años después de su publicación. Llega con el añadido de imágenes inéditas y una exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid
Ahí siguen El Empalao, El Colacho, El Cascaborras, los danzantes, las perrerías a los toros… También las procesiones, las romerías, la petición de lluvia para los campos y la penitencia por un hijo curado. Hace medio siglo, Cristina García Rodero comenzó a fotografiar con pasión de adolescente (que no ha abandonado) las fiestas, ritos y liturgias que, como muchos, creía que iban a desaparecer de la España rural con el fin de Franco, que ya se intuía. Se equivocaron. Si hay un día cada año en que las ciudades se vacían y los pueb...
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Ahí siguen El Empalao, El Colacho, El Cascaborras, los danzantes, las perrerías a los toros… También las procesiones, las romerías, la petición de lluvia para los campos y la penitencia por un hijo curado. Hace medio siglo, Cristina García Rodero comenzó a fotografiar con pasión de adolescente (que no ha abandonado) las fiestas, ritos y liturgias que, como muchos, creía que iban a desaparecer de la España rural con el fin de Franco, que ya se intuía. Se equivocaron. Si hay un día cada año en que las ciudades se vacían y los pueblos rebosan es el 15 de agosto, la Asunción de la Virgen. De los esfuerzos y sacrificios de 15 años nació en 1989 España oculta, el libro de su vida, que la situó en primera línea del escaparate internacional de la fotografía y cambió el destino de la editorial Lunwerg.
García Rodero reedita este clásico mientras supervisa la exposición de 145 fotografías que el 16 de mayo se inaugura en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Será otra fiesta. A ella acudirán muchas personas que reconocerán a sus padres o a sus abuelos en esa mujer enlutada con pañuelo en la cabeza o en ese hombre que se arrodilla con su traje de domingo al paso del santo. Sin embargo, reducir su obra al mero documento sería una cortedad. Son imágenes que conmueven y emocionan, en ellas hay magia, misterio. A veces se cuenta una historia, a veces se entrecruzan varias, y casi siempre se nos invita a interrogarnos, a querer saber qué pecados confiesa esa mujer al cura de gesto displicente o por qué un hombre salta sobre un colchón en el que hay acostados varios bebés.
Con todos los premios y reconocimientos recibidos, nadie como García Rodero ha capturado tantos momentos que reflejan el alma popular y tradicional de este país, y durante tanto tiempo. Un blanco y negro perenne que testimonia lo más primitivo que hay en el ser humano, su fe y sus ganas de celebrar la vida y conjurar la muerte.