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Detente, naturaleza

Carlos Pérez Naval es un talento precoz de la fotografía de naturaleza. Empezó a los 4 años y a los 16 acumula premios nacionales e internacionales. Por su paciencia en la búsqueda y rapidez en el disparo, es un cazador de fugacidades irrepetibles. Su mayor inspiración es el entorno de su pueblo, Calamocha, en Teruel.

Una bandada de grullas sobrevuela la laguna de Gallocanta (Aragón) en una mañana de niebla. Febrero de 2020.Carlos Pérez Naval le regalaron su primera cámara con cuatro años. Era una compacta con forma de champiñón. “Con ella me agachaba y fotografiaba plantas, insectos, lo que pillara”. Seguía el ejemplo de su padre, Rodrigo, aficionado a la fotografía y, como su madre, Eva, profesor de secundaria. Ellos cultivaron en Carlos el gusto por la naturaleza, y su pueblo, Calamocha (provincia de Teruel), rodeado de campo, fue un lugar idóneo para que creciese saliendo a dar paseos con sus sucesivas cámaras, cada vez menos parecidas a un humilde champiñón. En 2012 ganaba su primer premio, categoría escolar primaria del concurso de fotografía de Villarquemado. En 2013 recibía cuatro distinciones, incluido un primer premio en Francia. En 2014, con nueve años, se convertía en el ganador más joven del prestigioso Young Wildlife Photographer of the Year.Carlos Pérez Naval
Un gavilán en Calamocha (Aragón). Marzo de 2020.En el Museo de Historia Natural de Londres, la duquesa de Cambridge, Kate Middleton, entregaba el trofeo a aquel niño calamochino que no cambiaría por nada del mundo sus caminatas por la ribera del Jiloca, el río de su tierra, donde puede fotografiar cosas tan estupendas como chochines, herrerillos, mitos o carboneros. A sus 16 años tiene un archivo de más de 200.000 fotografías del mundo animal. Su especialidad son las aves. Se define como un fotógrafo “naturalista” y con interés también por lo artístico de la imagen. Pese a su historial largo de premios, Carlos Pérez Naval describe su trabajo sin pretensiones: “No utilizo muchas técnicas. Las fotos que hago son más de salir al campo, ver momentos especiales y ser lo bastante rápido para captarlos”. Salir, ver y captar. Ahí es nada.Carlos Pérez Naval
Una araña en un campo de Calamocha. Mayo de 2019.No es fácil pillar a un águila, a un búho o dar con un pico dorsiblanco, que vaya trabajo les supuso este pájaro carpintero a Carlos y a sus padres hasta que dieron con él, un día en la selva de Irati (Navarra). Y ya sea que esté buscando una especie en concreto o no, procura ir siempre con la mirada relajada, abierta a lo que pueda aparecer. “La naturaleza me ha enseñado a ir sin un objetivo demasiado fijo, porque puede surgir algo cuando menos te lo esperas”. La serendipia es el camino más corto entre Calamocha y la familia real británica. Carlos Pérez Naval
“Con la fotografía macro, hasta la ventana de casa puede sorprendernos por sus texturas”. Calamocha, mayo de 2020.Carlos Pérez Naval y sus padres autoeditaron en 2021 el libro ‘Aves de España. Guía fotográfica de identificación’.Carlos Pérez Naval
“Al observar con atención un tronco podemos encontrar texturas y animales increíbles que pasan inadvertidos”, dice el fotógrafo. Esta imagen la tomó en Calamocha en abril de 2020.Carlos Pérez Naval
Imagen aérea del pantano de Lechago (Aragón). Enero de 2021.Carlos Pérez Naval
“Un pequeño jardín es un ecosistema en miniatura donde podemos encontrar numerosas especies de plantas y animales”, dice Pérez Naval. Calamocha, agosto de 2020.Carlos Pérez Naval
Mantis y araña. Calamocha, octubre de 2019.Carlos Pérez Naval
“A veces, cuando cambiamos nuestra perspectiva, encontramos escenas maravillosas con los sujetos más cotidianos e inesperados”. Calamocha, julio de 2014.Carlos Pérez Naval
Pelea de charranes en Marjal del Moro, provincia de Valencia. Mayo de 2018.Carlos Pérez Naval
“Durante el invierno escasea la comida y los pájaros acuden como locos a los comederos de las casas”, dice el fotógrafo.Carlos Pérez Naval
Con apenas siete años, Carlos fotografía una ardilla.
El fotógrafo, con su cámara en Calamocha este marzo.