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EL PAÍS que hacemos
Por Equipo de Comunicación

Daniel Verdú: “En Italia la política es un arte, nada es tan importante como para no resolverlo con un buen trato”

El corresponsal del diario en la república italiana analiza la gestión de la pandemia del país, sus últimos cambios de Gobierno y el reciente viaje del Papa a Irak

Daniel Verdú, corresponsal de EL PAÍS en Italia, conversa con un grupo de suscriptores.

El periodista Daniel Verdú, corresponsal de EL PAÍS en Italia y el Vaticano, ha pasado por España recientemente. Sus impresiones comparativas entre ambos países las ha dejado en un artículo en el que no esconde el asombro por encontrar una ciudad, Madrid, casi ajena a la pandemia, mientras el resto de Europa se contiene en sus libertades lo máximo posible. "Se ve como una anomalía", confirmó Verdú a un grupo de suscriptores del diario que la pasada semana se reunieron con él, de manera virtual, dentro del programa de actividades exclusivas de EL PAÍS+. "La postal internacional que queda no es buena", considera.

Italia ha padecido la crisis sanitaria de manera irregular según la región. Las más castigadas han sido las más ricas, con más movimiento poblacional e industria: Lombardía, donde se ubica Milán, y Véneto, con Venecia como capital. Verdú achaca el caso más grave, el de Lombardía, a una mala gestión: "Ha negado hasta muy tarde que tuviera una incidencia tan alta, el ritmo de vacunación es pésimo y las UCI están llenándose a un ritmo muy alto".

El país ha visto cómo sus regiones, con mucha menos capacidad decisoria que las comunidades autónomas españolas, han asumido las medidas sanitarias con diversos grados de aceptación, como también ha ocurrido en España. "La bandera de abrir antes o primar el daño a la economía respecto al daño sanitario ha sido, como en todo el mundo, de una cierta derecha populista, de Bolsonaro a Trump, ahora Díaz Ayuso, y aquí esa bandera la ha enarbolado Salvini", explica el corresponsal.

El primer ministro Mario Draghi, con un Gobierno formado hace apenas dos meses tras suceder al de Guiseppe Conte, no ha logrado por ahora frenar la crisis sanitaria, con cifras de muertos diarios que, en la última semana, se mueven en la franja de los 400. Lo que sí ha hecho es cambiar la imagen de Italia en la Unión Europea y poner de acuerdo, al menos durante un tiempo, a los principales grupos políticos del país, que le dieron su apoyo como primer ministro. Después de años en los que Italia ha flirteado con el euroescepticismo, como recordó Verdú, Draghi es ahora mismo una de las voces autorizadas de Europa. "Hay más confianza, es probablemente la persona con más prestigio en Italia y la gente no le discute como a Conte y eso ha generado una unidad y una cierta tranquilidad que le ha venido muy bien para gestionar el país", ha valorado el corresponsal, matizando que "durará lo que dure" teniendo en cuenta los habituales cambios de Gobierno del país.

Desde que llegó a Italia, hace cuatro años, ha visto cuatro Ejecutivos diferentes y solo esta legislatura ha habido 167 casos de transfuguismo entre partidos. Aunque la principal consecuencia de esta inestabilidad es el hartazgo de la ciudadanía, el periodista destacó que esto también supone diálogo constante y pactos. "Se ponían las manos en la cabeza con el tema de la independencia de Cataluña, decían '¿cómo no habéis llegado a un acuerdo?'; aquí la política es un arte y un teatro y siempre se llega a un acuerdo porque nada es tan importante como para no resolverlo con un buen trato", ejemplificó.

El Vaticano

Verdú ejerce también como corresponsal para Ciudad del Vaticano. Hace unas semanas acompañó al Papa en un viaje a Irak, una de las iniciativas más polémicas del obispo de Roma, tanto por la amenaza del Estado Islámico como por el momento de pandemia. "Una vez allí nos dimos cuenta de que este Papa es muy bueno con la simbología y comunicando cuando tiene campo", apuntó Verdú como justificación al empeño de Francisco en mantener esta visita.

El periodista recordó que el Papa se ha puesto como objetivo visitar las comunidades cristianas más desamparadas y que, aunque la oposición interna en el Vaticano es "muy fuerte", cuando Francisco habla al mundo "es un genio" de la comunicación: "Es muy espontáneo, domina muy bien la escena y es muy intuitivo".

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