Belenes tradicionales y otros que no lo son tanto
Si ya has sacado del baúl los adornos y los instrumentos, ahora es turno de las figuritas del belén: el Niño, San José, la Virgen María... Y recuerda que aquí también hay sitio para la innovación
Última llamada para sacar de las cajas los belenes, una tradición que nunca se pierde y que pasa de generación en generación. Una celebración que se originó en la Edad Media, cuando San Francisco de Asís reprodujo un belén para conmemorar el nacimiento de Jesús en la Nochebuena de 1223. En 1465 abrió el primer taller belenista en Paris, y en 1471 lo haría en Madrid.
Si nuestra idea es montar un pesebre lo más sencillo posible en un espacio reducido, recurriremos a nacimientos de una sola pieza. El más práctico es el portal de Belén compacto, que nos resultará fácil de mover y de colocar en cualquier superficie. En esta línea de sobriedad encontramos también los misterios, con varias figuras separadas entre sí. El más sencillo está formado por las tres figuras principales: la Virgen María, San José y el niño Jesús, y es ideal para colocar a los pies del árbol. A este set inicial podemos ir añadiendo más figuras sueltas, como son el buey, la mula, el ángel y la estrella.
Si, por el contrario, somos de los que invertimos una tarde entera en crear el pesebre, con sus pastores, su hombre pisando uvas, el panadero, el horno de pan, los animales, los Reyes Magos de avanzadilla, el río con piedras, el puente y hasta su escondido cagón, encontrar la figura del Belén perfecta se convertirá en uno de los juegos más apasionantes. El primer paso es elegir entre los portales de Belén, normalmente, fabricados en corcho y recubiertos de musgo. Y a partir del aquí daremos rienda suelta a nuestra imaginación. Los accesorios, como nieve artificial, musgo, paja picada, piedras y demás complementos le darán un toque más natural.
Las tendencias pasan por el filtro de la Navidad. Y en cuestión de belenes curiosos hay mucho donde elegir porque innovar en el Belén es ya una tradición. Si quieres ser un poco más original este año atrévete con un pueblo americano. Recrearemos una pequeña ciudad invernal en miniatura, un Christmas Village en el que iremos sumando figuras como un Papá Noel en trineo, animales del bosque, tiovivos, tiendas, pistas de patinaje, norias… Estos divertidos y cálidos belenes americanos, además de contar con numerosos detalles, aportan luces y movimiento a la estancia donde los coloquemos.
Los belenes más agradecidos siempre acaban resultando ser aquellos que montamos en familia. Si hay peques en casa, sus primeros logros
los harán con sus propios juguetes, como no podía ser de otra manera. Podemos elegir entre el Belén Little People de Fisher-Price; el Belén con luz Playmobil o el de PinyPon con el que los niños jugarán al mismo tiempo mientras nos ayudan a montar el belén. Porque sea como fuere, la ilusión por compartir e imaginar juntos nos hará un poquito más felices.
¿Y cuándo hay que quitar el belén? ¡Gran pregunta! Los más puristas nos dirán que el 2 de febrero que coincide con la presentación de Jesús en el templo y la celebración de la Candelaria. Antes de que llegue ese día, podremos disfrutar de los nacimientos más tradicionales, como el belén napolitano en Sevilla, del escultor Ulderico Pinfildi, o el recién inaugurado del Museo de Historia de Madrid que será exhibido de forma permanente. También el belén municipal en el Ayuntamiento de Valencia que cuenta con 300 figuras y que ha sido instalado en un espacio de 45 metros cuadrados.
Si buscas los más originales, apunta. Tendrás que viajar a Gran Canaria, donde ocho artistas internacionales han levantado en la playa de Las Canteras ocho escenas navideñas, en 1.500 metros cuadrados, lo que lo convierte en el belén de arena más grande del mundo. En Plasencia te lo encontrarás en el pico Covacha de Losar, a casi 2.400 metros de altitud, y en Cádiz y Cantabria en versión belén viviente.