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La juventud frustrada de Hong Kong Los altos costes de vida y la sensación de que una casa propia es solo un sueño son sentimientos generalizados entre los más jóvenes de una de las ciudades más pobladas del mundo, donde una habitación de 11 metros cuadrados es un lujo Ruby Leung, de 22 años, estudia Derecho. Vive en una habitación de siete metros cuadrados, en una vivienda que comparte con su madre y su empleada doméstica. "Había una esperanza de que pudiéramos obtener el sufragio universal, pero entonces la situación empeoró. No solo no tenemos el sufragio universal, sino que el Gobierno chino es aún más influyente en la política" señala Ruby, y manifiesta la preocupación generalizada en torno a que Hong Kong sea asimilada como una parte de China. Thomas Peter (Reuters) Fung Cheng, de 25 años, es diseñador gráfico. Vive en un apartamento con sus padres y su hermano, en su habitación de cinco metros cuadrados. Expresa ahora su frustración ante un sistema que, según él, le ha robado la oportunidad de tener su propia casa. Para Fung, la gobernadora de Hong Kong, respaldada por Beijing, Carrie Lam, no escuchó a la gente. "Es el problema del sistema. No necesitan un voto para ser el gobierno, no hay democracia", explica. Thomas Peter (Reuters) Eunice Wai, de 30 años, vive con sus padres y su hermano. Es maestra de primaria y su habitación es de 7,4 metros cuadrados. "Tenemos muy poco espacio en Hong Kong y a las personas les resulta difícil comprar un piso. Las empresas inmobiliarias controlan el mercado", explica Eunice y señala cómo la gente de Hong Kong se sentía sofocada por Beijing: "Ellos controlan más a las personas y nos dan menos libertad". Thomas Peter (Reuters) John Wai, un ingeniero de 26 años, vive con sus padres y una hermana. Su habitación es de siete metros cuadrados en el piso que comparte con su familia en Hong Kong (China). "Lo que me enoja es que el Gobierno permite que las personas de la parte continental compren los recursos de tierras que son muy limitados. Las inmobiliarias hacen que los precios suban tanto que no podemos pagarlos", afirma John. Dos años después de haberse graduado de una de las mejores universidades de Hong Kong, siente que no obtiene lo que merece. "Realmente estoy considerando emigrar. A Singapur o Tailandia. Estoy decepcionado por el futuro de Hong Kong. Puedo ver al Gobierno chino suspender nuestros derechos". Thomas Peter (Reuters) Roy Lam, de 23 años, trabaja en Recursos Humanos y vive con su madre y cuatro hermanas. Su habitación es de siete metros cuadrados. "Preferimos perder de pie que perder sentados", dice Roy y agrega que los jóvenes están decididos a defender lo que merecen, a pesar de que en ocasiones les cuesta mantenerse positivos. "A veces pensamos: 'simplemente abandonemos, simplemente movámonos a otro lugar'". Thomas Peter (Reuters) Ruka Tong, una estudiante de 21 años, comparte su habitación de 11 metros cuadrados con dos de sus hermanas. Sus padres viven en el mismo apartamento. Hasta el año pasado, la familia de cinco vivía en una habitación de 28 metros cuadrados. "Trabajo siete días a la semana en cinco trabajos. Un trabajo de oficina y cuatro trabajos en clases de tutoría. Tengo solo 2-3 horas de descanso. Necesito ganar más dinero para ahorrar para el mundo académico y para mi familia ", expresa Ruka. "Hay tantas presiones en Hong Kong, presión de precios, presión académica... No quiero que la generación futura enfrente este problema". Thomas Peter (Reuters) Maisy Mok, de 22 años, estudia periodismo internacional. Duerme en una habitación de nueve metros cuadrados, mientras su padre descansa en un sofá porque el apartamento es demasiado pequeño. "Quienes nacimos en 1997, tenemos este pensamiento de que somos hongkoneses, esta identidad la sostenemos con mucha fuerza. No tenemos la sensación de ser ciudadanos chinos hasta que llegamos a la escuela secundaria", explica Maisy y agrega que para su generación sería muy difícil asimilar el sistema judicial y las medias estrictas de China. "Me encanta la sátira política, estas son las cosas que me llevaron al periodismo y la política", comenta Maisy. Thomas Peter (Reuters) William Lun, de 22 años, es un aspirante a abogado, especializado en economía. Vive en una habitación de 6,5 metros cuadrados en un piso que comparte con su padre y su hermano, en Hong Kong (China). "Creo que es el sueño de todos tener una casa. Marca una etapa en tu vida cuando finalmente te estableces. Quiero comprar una casa en Hong Kong, pero es una misión imposible", explica William. Sobre las protestas, expresa su descontento por la actitud que ha tomando el Gobierno frente a las reclamaciones de los jóvenes en las últimas semanas: "Parece que no escuchan a los jóvenes, parece que no se preocupan lo suficiente. Dos millones salieron y dicen: 'Oh, los escuchamos, pero todavía vamos a seguir adelante'". Thomas Peter (Reuters) Zaleena Ho, de 22 años, se graduó en estudios de cine. Vive en una habitación de siete metros cuadrados en un piso que comparte con su familia. "La situación está empeorando políticamente. La mayoría de nosotros estamos haciendo todo lo posible por mantener lo que hemos ganado. Tengo un pasaporte de Estados Unidos, puedo irme, pero espero que podamos cambiarlo", comenta Zaleena. Thomas Peter (Reuters) Michael Ho, de 24 años, estudió Ciencias Gubernamentales e Internacionales en la Universidad Hong Kong Baptist University. Michael heredó la habitación de su hermana, derribó la pared que las separaba y ahora tiene una habitación doble de 11 metros cuadrados en la casa de sus padres. "Es imposible que los jóvenes crezcan, desarrollen su carrera debido al problema de los precios", comenta Michael y resalta que las protestas de Hong Kong manifiestan el descontento de los jóvenes por las circunstancias injustas que les impiden vivir sus sueños. Thomas Peter (Reuters) Sonic Lee, de 29 años, músico y compositor, vive con su madre y duerme en una habitación de seis metros cuadrados en el apartamento de su familia en Hong Kong (China). "Si utilizo la música para hablar sobre lo que está sucediendo y por qué debemos luchar, entonces la música se volverá importante en esta ciudad", comenta Sonic a la vez que confiesa su temor por las prohibiciones literarias, audiovisuales y musicales que se impondrán en Hong Kong. "Esto hace que el arte y la música sean más poderosas, especialmente el 'rock and roll", explica. Thomas Peter (REUTERS)