Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

Estos eran los planes de futuro de Beira, la ciudad arrasada por el ciclón Idai

La destrucción de la urbe mozambiqueña evidencia la urgencia de que las metrópolis inviertan en reducción de riesgos de desastres

Vista aérea de uno de los vecindarios de la ciudad mozambiqueña de Beira afectados por el ciclón Idai, el 24 de marzo de 2019. Andrew Renneisen (Getty Images)
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El pasado mes de noviembre, un informe de la consultora británica Verisk Maplecroft alertaba de que dos tercios de las ciudades africanas estaban en "riesgo extremo" por el cambio climático. Lamentablemente, no ha sido necesario mucho tiempo para demostrar que la alarma no era en vano. Cuarta urbe más grande de Mozambique y hogar para más de medio millón de habitantes, la tarde noche del pasado 14 de marzo la capital de la provincia de Sofala, Beira, vio desaparecer el 90% de su territorio en una emergencia que la ONU ha calificado con el mayor nivel, el 3, el mismo que los conflictos de Siria y Yemen. A la espera de una cifra exacta de fallecidos, este periódico ya ha avanzado que las víctimas de este ciclón que ha devastado Mozambique, Malawi y Zimbabwe, podrían alcanzar las 1.000 personas; mientras el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, dice que al menos 1,7 millones de personas de la región se han visto directamente afectadas por el paso del ciclón y Unicef alerta que un millón de niños están afectados por la catástrofe.

Después de visitar las zonas de Mozambique afectadas por el ciclón Idai, Graça Machel — ex primera dama mozambiqueña y última esposa de Nelson Mandela—, afirmaba que Beira es la primera ciudad completamente devastada por el cambio climático. "Beira es la primera ciudad de la historia del mundo, que yo sepa, que ha sido completamente arrasada", dijo la exministra de Mozambique y activista tras visitas los distritos afectados por el ciclón. "Creemos, y puedo arriesgarme, que hay tres millones de personas afectadas, y todo apoyo y ayuda es insuficiente", explicó, alegando que "es una emergencia nunca vista en nuestra historia".

Machel aseguró que otras catástrofes climatológicas han afectados islas enteras, pero nunca "una ciudad como Beira". Para ella, el principal responsable de la catástrofe es el cambio climático: "es bueno que se relacione con el cambio climático porque los más pobres son los que van a pagar un precio más alto", informó la Agencia EFE.

Beira había duplicado su población en menos de 30 años

Actualmente, Beira tenía alrededor de 600.000 habitantes. A pesar de ser una ciudad relativamente pequeña, había duplicado sus habitantes en menos de tres décadas. En 1990 solo albergaba a 300.000 residentes. Con una densidad poblacional notablemente baja, y un promedio de 5.000 habitantes por kilómetro cuadrado, tenía cerca del 66% de crecimiento urbano no planificado, es decir, en asentamientos informales caracterizados por vivienda precaria y falta de servicios básicos.

Fundada en el siglo XIX por los portugueses, el paisaje urbano estaba salpicado por edificios que evocaban la arquitectura colonial en el segundo país de habla portuguesa más grande del mundo. Pero el pasado 14 de marzo de 2019, la ciudad fue azotada por el devastador ciclón Idai, el ciclón tropical más grande que ha golpeado el país desde Jokwe, que pisó tierra en 2008. El costo real de esta catástrofe solo se aclarará después de que las aguas desaparezcan en los tres países afectados: Mozambique, Malawi y Zimbabwe.

La viuda del primer presidente mozambiqueño, Samora Machel, ha pedido a los organismos humanitarios que sigan la situación en el país porque "Mozambique va a continuar precisando atención internacional por mucho más tiempo, y no hablo de reconstrucción, sino un periodo exclusivo de asistencia".

La urgencia de construir ciudades resilientes

En 2012, la ciudad de Beira ganó el premio RISK con una propuesta innovadora para implementar un sistema de alerta de inundación basado en sensores de contacto digitales activados por el aumento de los niveles de agua y un sistema de Comités de Reducción de Riesgo de Desastres bien capacitados. El alcalde de Beira, Daviz Samango —alcalde de la ciudad desde 2003—, apostó por la implementación de la herramienta gracias al apoyo del Instituto Nacional de Gestión de Desastres de Mozambique y el principal socio de cooperación para el desarrollo de la ciudad: la agencia de cooperación alemana. El sistema de alerta temprana en áreas urbanas se implementó en diferentes municipios de la provincia, como Chipangara y Chota, y tenía previsto replicarse en otros muchos. Sin embargo, muchas veces, la tecnología que serviría para pronosticar y preparar a las poblaciones locales para hacer frente a los desastres naturales, no es suficiente.

Mientras los expertos auguran que el incremento de las temperaturas será de 1,5ºC a 2ºC, el aumento del nivel del mar "durante al menos tres siglos" entre 90 y 120 centímetros de aquí al año 2300, provocando inundaciones, erosión y salinización de las capas freáticas, ¿cómo podría hacer frente a ese fenómeno Mozambique, que ocupa el lugar 180 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano? ¿Y cómo la mayoría de los más de medio millón de residentes de Beira, que viven en la pobreza, podían evitar la tragedia que se acaba de producir? Incluso aunque el puerto de la ciudad haya sido una próspera puerta de entrada al Océano Índico para zonas sin salida natural al mar como Zimbabwe, Malawi o Zambia, la transformación estructural necesaria para que el núcleo urbano construyera una ciudad resiliente no se ha producido.

No han sido pocas las veces que el propio alcalde Daviz Samango ha expresado su preocupación por Beira, una de las ciudades costeras más amenazadas por los desastres naturales. En 2016, aseguraba a la agencia Reuters: "Es posible que tengamos que trasladar a 100.000 personas a áreas más seguras debido al aumento del nivel del mar", quién reconocía que el sistema de drenaje de Beira estaba obsoleto y que desbordaba en cuestión de horas, obligando a muchas personas a abandonar sus hogares, en particular en los barrios marginales. No es la primera vez que los residentes pierden sus medios de vida y están expuestos a enfermedades como la malaria y el cólera, así como a la contaminación del agua.

Medidas insuficientes

Según Reuters, en 2016, Beira recibió 13 millones de euros en financiamiento por parte del banco alemán de desarrollo KfW para reconstruir las acequias del río Chiveve, edificadas durante la década de 1960. El río se limpió de basura y su curso original se restauró para proporcionar un sistema de drenaje natural durante las inundaciones y las tormentas.

Beira también colocó una barrera contra inundaciones para protegerse contra las marejadas ciclónicas, e instaló nuevos sistemas de eliminación de desechos y drenaje. Y el nuevo plan maestro, para que la ciudad fuera más resistente y sostenible para el 2035, esperaba que los inversionistas privados fomentaran una inversión de 100 millones de euros para que la ciudad pudiera hacer frente a los desastres naturales.

Daviz Samango también se había comprometido en hacer que Beira fuera una ciudad más verde, plantando más de 2.000 árboles en manglares, como defensa natural contra las inundaciones a lo largo del río Chiveve, y pretendía convertir la ciudad en un modelo de sostenibilidad para otras urbes de África.

Sin embargo, los esfuerzos y las esperanzas se han desvanecido con el impacto del ciclón Idai, demostrando claramente la necesidad de desarrollar mejores herramientas de sensibilización y preparación para emergencias para fortalecer la resiliencia de las comunidades locales ante el impacto devastador de los desastres.

"El ciclón es otro recordatorio sobre la necesidad de una mayor y urgente inversión en la reducción del riesgo de desastres basada en los ecosistemas y la adaptación al cambio climático para reducir el costo humano y financiero de los desastres naturales. La buena gestión ambiental, los impactos del cambio climático y las respuestas a los desastres están estrechamente vinculados y requieren un enfoque más sistemático e integral para la gestión del riesgo de desastres", pronunció Juliette Biao, Directora Regional para África del Medio Ambiente de la ONU.

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