10 fotosLa generación Putin vota por primera vezMillones de jóvenes de toda Rusia votarán el 18 de marzo a su presidente. Muchos desconocen quiénes son los candidatos, pero casi todos dan por hecho una victoria de PutinLENARusia - 13 mar 2018 - 15:26CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceSoy mitad azerbaiyano y mitad ruso. Viví en San Petersburgo hasta los 11 años. Después mi familia se mudó a Derbent, en Daguestán. Aquí la convivencia es pacífica. Mis padres están divorciados. Vivimos con mi madre. Ella no trabaja, así que mi hermano y yo somos los responsables de llevar el dinero a casa. Estoy intentado ahorrar un poco para poder matricularme en la Facultad de Económicas. En mi tiempo libre salgo con mis amigos y toco el piano. Todavía no he decidido si voy a votar en las elecciones presidenciales del 18 de marzo. Lo que pasa es que no acabo de entender para qué puede servir mi voto. Ya se sabe cuál será el resultado. Si fuese a las urnas, el único candidato al que votaría sería Vladímir Putin, que ganará también sin mí. No conozco ningún otro líder ruso aparte de Putin, pero es algo que no me sorprende lo más mínimo. Él me gusta porque, después de tantos años al frente del país, tiene mucha experiencia. No quiero cambios.Amir AmirovEstoy matriculada en la Escuela de Artes Magemal de Majachkalá (Daguestán). Me estoy especializando en diseño de tejidos y confección de alfombras. Amo mi ciudad y mi región. En mi vida solo he salido de aquí dos veces. El 18 de marzo elegiré por primera vez en mi vida al presidente ruso. El hecho de que haya una mujer candidata no me interesa demasiado. Aunque yo sea mujer, creo que el poder es más fuerte cuando el presidente es un hombre. Si Valdímir Putin fuese candidato (ella lo ignoraba), lo votaría a él. Creo que es alguien de quien te puedes fiar. Se han logrado muchas mejoras reales en todos los sectores del país, empezando por la enseñanza. Incluso en Daguestán. Nunca he oído hablar de Alexéi Navalni. Me informo viendo la televisión, pero sobre todo por Instagram. En Internet busco solo lo que me interesa. Con mis padres y mis amigos no hablamos de política.Amir AmirovPertenezco a la etnia lak. Daguestán es la región rusa más multiétnica, pero todos convivimos en paz. Es una tierra rica en folclore y tradiciones, un territorio multicultural y muy hospitalario. Estudio cuarto de Diseño Ambiental. Me gustaría ser arquitecto. También practico el boxeo tailandés. Entreno todos los días. En mi vida diaria, la religión desempeña un papel importante porque toda la vida depende del Señor. A veces hablamos de las elecciones con la gente de mi edad. Estamos muy emocionados. Yo voy a votar a Vladímir Putin. Ha traído desarrollo al país y no lo ha traicionado. Sin él, el territorio de Rusia se habría disgregado. Lo único que quiero es que Rusia viva en paz, y quizá que haya más turismo. Pero lo más importante es que no haya guerra.Amir AmirovPor supuesto que votaré. No obstante, me supone bastante esfuerzo. Estudio en Nankín, así que tendré que viajar a Pekín, a la embajada rusa, lo cual son 1.000 kilómetros. Puedo asegurar que no voy a votar a Putin. Toda mi vida, desde que tengo memoria, Putin ha ocupado el poder en Rusia. Es casi una monarquía. Estaría bien ver algunas transformaciones en nuestro país para que Rusia sea más abierta. Por desgracia, muchos de mis amigos y conocidos tienen miedo al cambio porque piensan que habrá disturbios y violencia, que habrá guerra civil. Pero eso no tiene por qué ocurrir. Me gustaría votar a Navalni, pero lamentablemente no se le ha permitido presentarse a las elecciones. Creo que votaré a Ksenia Sobchak en señal de protesta.Soy alumno de la Facultad de Ciencias Económicas y Derecho de la Universidad Plejánov de Moscú. El tiempo libre lo paso con mis amigos. Me gusta ver películas, leer y escuchar música, sobre todo rap. Con respecto al futuro de Rusia, no soy demasiado optimista. No veo que se estén produciendo avances económicos. Todo está parado. Fui a la marcha convocada por Alexéi Navalni y me subí a una farola entre los aplausos de la multitud. Me metieron en un furgón, pero como era menor, me dejaron en libertad después de llamar a mi padre. Me libré con 500 rublos de multa. El 18 de marzo no votaré. Pero lo haré a mi manera. Iré a la mesa electoral y me registraré. Así nadie podrá falsificar mi voto. De todas maneras, ya se sabe quién va a ganar las elecciones. Entre la gente de mi edad, muchos ni siquiera saben quiénes son los candidatos y algunos votarán a Putin por pura ignorancia.Roman ShingarkinEste chico tuvo que aprender muy rápido lo que era la vida. Hizo las maletas y se marchó de su ciudad, Obninsk, rumbo a Roza Khutor, la estación de esquí situada en las montañas de Sochi. “Quiero hacerlo todo, descubrirlo todo e intentarlo todo", dice entusiasmado. El joven habla de todo: del café, de sus dos años en una discoteca, de sus prácticas en Moscú con un experto en cócteles, de su sueño de ir a Barcelona y también de política. Votará por primera vez en las elecciones; aunque no sigue realmente la campaña electoral, ya sabe que no apoyará a Vladímir Putin. "No tiene derecho a presentarse para un tercer mandato”, se lamenta Ilya, que no oculta que 18 años con un mismo régimen “cansa”. Entre los demás candidatos, se inclinaría más bien por Ksenia Obtchak: “Al menos, es una cara nueva en nuestra política”.Olessia Khristosenko trabaja en Sochi, en una de las 60 oficinas que ha abierto el opositor Alexéi Navalni en toda Rusia. “Es mucho más que un trabajo. Intentamos cambiar las cosas. Navalny es el único que protesta de verdad y que intenta actuar al mismo tiempo.Como nosotros, viene del pueblo y no del poder”, afirma con entusiasmo, pero cansada. Unos días antes, la policía pasó de nuevo por la oficina para confiscar unos ordenadores. “Quieren recordarnos que nos vigilan”. Khristosenko ha sido detenida dos veces. Confiesa que “no tiene miedo”."Las autoridades quieren asustarnos, pero el efecto es el contrario: estamos más motivados que nunca”. En la elecciones será una simple observadora: “Es una farsa orquestada para mantener a Putin en el poder. En las últimas semanas hemos visto cómo las autoridades presionan para que todo el mundo vaya a votar. El día de las elecciones, acudiremos a los colegios y vigilaremos que no haya ningún fraude”.Dimitri Zaviálov es estudiante de Económicas en la Universidad Federal del Lejano Oriente. Zaviálov tiene una beca estatal de 4.500 rublos mensuales (algo más de 64 euros) que destina a pagar la residencia (3.500 rublos). Además cuenta con la ayuda de su madre, que aporta entre 10.000 y 12.000 rublos al mes. “Cuando se retrasan en pagarle el sueldo de mi madre entonces tenemos que endeudarnos”, dice. Dmitri se define como “más bien apolítico” y explica que habitualmente “va con la corriente”. “Seguramente votaré por Putin”, afirma, tras admitir que no tiene “un especial deseo de votar” el 18 de marzo. “Su política exterior es muy buena, pero en política interior no le va muy bien, aunque lo intenta”, afirma. Dmitri confiesa no haber leído ningún programa electoral, aunque conoce la existencia de Pavel Grudinin, el candidato comunista, y de Alexéi Navalni “que intenta luchar contra la corrupción, pero que no ha dicho que hará”. Sabe también que en Vladivostok han arrestado a seguidores de Navalni. “No me gusta que arresten a la gente. La gente tiene derecho a expresar su posición".Soy hijo único. Mis padres se divorciaron en 2004 y, cinco años después, mi madre murió de alcoholismo. Siempre he vivido en Kaliningrado. La primera vez que estuve en Moscú, de pequeño, me sorprendió que no hubiera fronteras. Aquí termina la región y hay una frontera. La cercanía con Europa siempre me ha impulsado a querer cambiar las cosas. Hay que estar ciego o no respetarse a uno mismo para no aspirar a la calidad de vida que hay en Occidente. En mi tiempo libre estudio inglés como autodidacta, porque siempre he querido ir a estudiar a Estados Unidos, ya que la instrucción es mejor. El año pasado presenté una solicitud para entrar en una de las universidades de la Ivy League estadounidense, pero no me admitieron. He vuelto a intentarlo este año y dentro de poco tendré una respuesta. Tenía un año de descanso y, además de estudiar, decidí apoyar a Alexei Navalny. El pasado 12 de junio me convertí en el coordinador local más joven de su campaña electoral. Ahora me ha quitado el récord un chico de Kostroma. Apoyo a Navalny porque usa la tecnología, está abierto a Occidente y ha creado un movimiento popular. Es un dirigente perfecto. Tiene que llegar a presidente. Vladimir Putin no tiene entusiasmo ni carisma. Para mí es triste que un país como Rusia, patria de científicos como Mendeléyev, poetas como Pushkin y escritores como Dostoievski, esté guiada hoy por un por un ex agente del KGB. Navalny tiene defectos, desde luego, pero es humano, como todos. Para mí es una fuente de inspiración. Ser coordinador es un gran desafío. El 7 de julio, mi primer día de trabajo, la policía irrumpió en la oficina y se incautó de todo el material. Los primeros meses lanzaron un ladrillo contra las ventanas de mi casa y amenazaron a mi padre. Recibí llamadas anónimas intimidatorias y dos de mis colaboradores fueron encarcelados. Pero seguí adelante porque sabía que estaba haciendo lo correcto. Me gustaría especializarme en Informática en Estados Unidos y luego volver a Rusia con la formación y la profesionalidad necesarias para luchar más eficazmente contra el régimen. Me gustaría crear aplicaciones que resuelvan los problemas. Si quieres ser un líder del futuro, tienes que saber usar la tecnología. Rusia es una tierra de oportunidades que está guiada por gente estúpida. Los intelectuales deben volver a guiar a este país hacia el progreso. Y yo quiero formar parte de ello.Rosalba CastellettiEn los últimos días ha dudado mucho, pero finalmente se ha decidido. Sonia Arjángelskaia, que cumplirá 19 años el próximo 21 de marzo, deposita por primera vez en su vida su papeleta de voto en el colegio electoral 209 de Moscú. En unos tenderetes instalados en la puerta del colegio—una escuela de cadetes del Ministerio del Interior habilitada para el caso—se venden conservas, carne, galletas, chocolates y zumos. En el interior, en la cantina, el surtido de comestibles es todavía más amplio y barato, e incluye las típicas empanadillas de col rusas. En la familia de Sonia, ni su abuelo ni su padre van a votar. El abuelo, un respetado crítico cinematográfico, porque alega que ya votó bastante en su vida; el padre, escritor, porque ninguno de los candidatos le satisface y porque, como otros ciudadanos, ve estos comicios con escepticismo. “Si invalido la papeleta, me contarán de todas maneras entre los participantes y mi participación será valorada como un éxito de la campaña contra la abstención. Así que, ya que he venido, lo mejor es que mi voto sea útil”, razona esta estudiante de historia en una de las más prestigiosas universidades de Moscú, la Escuela Superior de Economía. En el registro electoral, a Sonia le dan la papeleta y una bolsa con los regalos destinados a los que votan por primera vez, a saber un imán para la nevera, una pulsera elástica para la muñeca, y una insignia. “Ahora mismo lo tiro”, dice mirando los objetos estampados con publicidad para la participación electoral. Observa Sonia que la casilla dedicada a Putin tiene una sola línea, muy breve muy concisa “presidente de Rusia”, y está rodeada de un espacio en blanco donde el ojo puede descansar, mientras la de los demás candidatos tiene varias abigarradas líneas de cargos y títulos. La papeleta no tiene la información adicional (cuentas no declaradas en el extranjero) sobre Pavel Grudinin, el candidato comunista, que en cambio sí está pegada como un retal blanco al cartel colgado en la pared y previamente impreso. Mientras espera a meterse en la cabina, Sonia cuenta que en otra universidad distinta a la suya están obligando a votar a los estudiantes. No es su caso. En su universidad son liberales y tolerantes y no tratan de influir en sus ideas políticas, dice. Sonia vota por Ksenia Sobchak, porque la considera “una persona que sabe adaptarse rápidamente y que aprende”. A diferencia de Grigori Yavlinski, que tiene 65 años, la misma edad de Putin, Sobchak es “una figura liberal nueva”. En cambio “Yavlinski es un eterno candidato”. En el pasado, Sonia se inclinaba por Alexéi Navalni, pero cambió de opinión. “Si le hubieran permitido competir, no votaría por él, porque hay algo en él que me asusta. No veo diferencia entre él y Putin, ambos tienen ansia de poder, y a ambos lo único que les interesa es el poder, aunque tienen diferente ideología”.Pilar Bonet