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Una bomba de agua y un molinillo

Un proyecto de la FAO lleva herramientas para potenciar la producción agrícola de desplazadas y agricultoras en el Lago Chad

El líder de la comunidad y una hija de Hadje Gombo posan con el molinillo que las mujeres utilizan para machacar los tomates u okras secos y así poder conservarlos en buen estado más tiempo.Carlos Laorden
El líder comunitario y una de las socias del grupo de agricultoras prueban los tomates que se secan al sol en el terreno que estas obtuvieron de la comunidad local a un precio razonable. “Si todo sigue así, lo terminaremos de pagar en un año”, explica la presidenta.Carlos Laorden
“Los niños están mucho más sanos desde que comen estas cosas”, asegura la presidenta del grupo. La mayoría de los hogares están encabezados por un marido polígamo, y se calcula una media de casi 10 personas por familia. Prácticamente todos los beneficiarios del proyecto vivían en otras zonas de la cuenca del Lago Chad que tuvieron que dejar por la violencia del grupo yihadista Boko Haram que afecta al norte de Nigeria, Níger, Camerún y el propio Chad.Carlos Laorden
Hadje Gombo, presidenta de este grupo que ha recibido ayuda y formación en la región del Lago (Chad), se muestra contenta por los ingresos extra que han conseguido. Tres de cada 10 frutos los usan para alimentarse ellos y sus familias. Otros tres los secan y machacan para poder conservarlos y venderlos más adelante. Y los cuatro restantes, los venden frescos en el mercado.Carlos Laorden
En cada grupo beneficiario del proyecto han buscado un hombre que les ayude con algunas tareas que requieren un gran esfuerzo físico, como arrancar la bomba motorizada que extrae agua del lago para regar los campos.Carlos Laorden
Para las agricultoras, el ruido de la bomba motorizada es el ruido del agua, que les ayuda a regar sus cultivos aprovechando el lago, y obtener cierta independencia de las erráticas lluvias de la región. Pero les gustaría tener otra motobomba, o mayor facilidad para conseguir combustible para hacerla funcionar. Calculan que con otra adicional, podrían maximizar la producción en el terreno que han conseguido.Carlos Laorden
El Programa Mundial de Alimentos estima que serán necesarios al menos unos 230 millones de euros en ayuda alimentaria hasta agosto en la cuenca del Lago. Proyectos como este, aportan ingresos extra y alimento a las familias desplazadas que con su llegada aumentan las necesidades de una región olvidada durante décadas.Carlos Laorden
“Ese extra de comida producida por ellos y de ingresos es una ayuda importantísima que puede marcar la diferencia”, opina Adam Fourtey, gobernador de la región del Lago en Chad. Que los recién llegados puedan empezar a construir su autosuficiencia es un primer paso para que no se multipliquen exponencialmente las urgencias estructurales de la región, ni se agoten sus recursos naturales.Carlos Laorden
Hadje Gombo es madre de tres hijos y su marido tiene otras dos mujeres. El resto de las socias la eligió presidenta del grupo agrícola. “Si no hubiéramos tenido esta ayuda, no nos habría quedado más remedio que vivir de los bosques”, dice Gombo, refiriéndose a recoger madera y otros arbustos para venderlos como leña o material de construcción. “En esta zona ya no quedaría nada”, calcula señalando los frondosos árboles que rodean el huerto.Carlos Laorden
"Necesitaríamos un burro para ir hasta el mercado”, se queja la presidenta del grupo de agricultoras, Hadje Gombo. Los carros se quedan atascados en la arena que cubre toda la zona, y a pie tardan tres horas en ir y tres en volver hasta Mélia, el puesto más cercano.Carlos Laorden
Con los ingresos que han obtenido, estas mujeres podrán pagar los préstamos y otras cosas necesarias para seguir cultivando el campo. También podrán acceder a medicinas y comprar materiales para mejorar sus nuevos hogares. La lluvia es básica para una buena cosecha en general, sobre todo para los agricultores de la zona que carecen de bombas. Pero las precipitaciones también pueden arrasar las frágiles cabañas de madera en las que las familias desplazadas se han instalado tras escapar del horror.Carlos Laorden
La presidenta de otro grupo de agricultoras beneficiario del proyecto trabaja en el campo que tienen asignado. Todas las desplazadas coinciden en que esta posibilidad les da cierta seguridad e independencia en un momento en el que han dejado atrás sus vidas para escapar del horror y todo son incertidumbres.Carlos Laorden
En esta región, la sensación es que la solidaridad no entiende de cuotas ni barreras, y tres de cada cuatro desplazados viven integrados con las comunidades de acogida. “Nosotros nos queremos quedar aquí y trabajar esta tierra. Allí no nos queda nada”, coinciden las desplazadas. En la imagen, una familia beneficiaria del proyecto de la FAO y la cooperación sueca en la región del Lago, en Chad.Carlos Laorden
Otro de los grupos beneficiarios del proyecto en la región del Lago en Chad. Ahora el reto, acepta Mohamadou Mansour, representante de la FAO, es extender este tipo de proyectos a toda la población para multiplicar el número de beneficiarios. “Estas actuaciones fomentan el desarrollo y previenen las crisis alimentarias en lugar de solamente paliarlas”, defiende.Carlos Laorden