7 fotosAsí han dejado el Estadio de MaracanáDespués del brillo de los Juegos, el templo del fútbol brasileño está sin luz, con el césped seco y dominado por los gatos 12 ene 2017 - 13:25CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLo que se recuerda ahora son los 1.300 millones de reales (384 millones de euros) que costó su sobrefacturada reforma en 2013 para el Mundial y el porcentaje del 5% que el entonces gobernador de Río de Janeiro, el hoy preso Sergio Cabral, supuestamente cobró a, por lo menos, una de las constructoras ganadoras del contrato.NACHO DOCE (REUTERS)El césped no se riega y empieza a amarillear, hay restos de palomitas de maíz, escombros y botellas por todas partes, asientos arrancados y almacenados como si fuesen basura y montañas de muebles abandonados.NACHO DOCE (REUTERS)Tampoco hay luz hace una semana y los gatos, que siempre merodearon por el templo del fútbol brasileño, tomaron definitivamente el lugar con su característico olor a amoniaco.NACHO DOCE (REUTERS)El abandono del principal palco de las hazañas y batacazos del fútbol brasileño reside en el conflicto entre empresas que intercambian acusaciones mientras se cruzan de brazos: por un lado, el Comité Río 2016, y por el otro, la administradora del estadio, Maracaná S.A., empresa de la constructora Odebrecht, una de las responsables de su reforma y protagonista del mayor escándalo de corrupción de Brasil.NACHO DOCE (REUTERS)El conflicto comenzó cuando la concesionaria cedió el estadio a Río 2016 del 30 de marzo al 30 de octubre para la organización y celebración de los Juegos bajo la condición de devolverlo en las mismas condiciones que se entregó. El acuerdo no se cumplió y la empresa, que se niega a aceptarlo de vuelta, exige una serie de reparaciones.NACHO DOCE (REUTERS)El Comité Rio 2016, a través de su portavoz Mario Andrada, reconoce que incumplió el plazo, que expiró el 31 de diciembre para hacer las reparaciones acordadas que, según sus cálculos, ascienden a 400.000 reales (118.000 euros).NACHO DOCE (REUTERS)Ante los problemas, nadie quiere ser el gestor del estadio, el Comité dice que lo entregó y la empresa que no lo aceptó. Además de las dificultades financieras del Comité, hay una nueva concesión para elegir otro administrador para el estadio porque la empres ya no tiene interés en quedarse con él y mucho menos invertir dinero en reparaciones y manutención que cree que no le corresponden.NACHO DOCE (REUTERS)