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Tentaciones

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Reliquias que encuentras cuando vuelves a casa de tus padres por Navidad

El único sentido de conservar estos objetos inútiles en tu vieja habitación es encontrarlos cada año de nuevo y hacerles una foto para Instagram o Whatsapp

26 dic 2016 - 11:42CET

Puede ser uno de estos o el de Buscando a Wally. Todos tuvimos uno en casa. No nos hacían gracia entonces y siguen sin hacérnosla ahora.

No sé qué nos creíamos decorando así nuestros libros de texto y carpetas, pero está claro que intentábamos molar muy por encima de nuestras posibilidades.

Esos perfumes infantiles de los 80 y 90. Si ya no eres tan joven será, quizá, la de Chispas. Si todavía lo eres, la de Britney Spears.

Si sabes lo que es un disquete, sabes por supuesto que existió una época sin Internet, otra en la que estaba en pañales (ruiditos de calentamiento del modem) y otra en la que se hablaba de ello como un nuevo fenómeno. La red de redes. La world wide web. Y no hablamos de Tinder.

Las SEGA viejas, las Nintendo viejas. Todo lo viejo. Maquinitas de Donkey Kong. Gameboys, megadrives… El entretenimiento en forma de aparatos ortopédicos y cartuchos. La revista Hobby Consolas. Street Fighter, Mario Bros., Shadow Warrior

Esto no lo has vuelto a usar desde los once años.

He-man, Airgam Boys, Playmobil, el Capitán América… y también estos de Rocky Balboa y Apollo Creed. Reconoce que los movías, los hacías pelear entre ellos, te montabas películas y hablabas poniendo diálogos absurdos en su boca. Y, sí, los metías en la bañera.

Normalmente llevaban una marca de surf impresa. Eran más grandes que todo nuestro culo y apenas teníamos dinero para guardar en ellas.

Esto ya no sabemos cómo abordarlo. Ni esto ni el Laberinto de Mattel ni muchos de los juegos de mesa que han permanecido enterrados en un armario. ¿Alguien fue capaz de divertirse alguna vez con el Magia Borrás?

Las equipaciones ridículas con las que saltábamos el plinton y hacíamos el test de Cooper. Ejercicios pseudomilitares con pantalones prietos. De los Maristas, por ejemplo.

¿Quién no se rompió el labio probando el acelerador por el barrio? ¿Quién no consiguió un ligue a pesar que su cuerpo no encajaba en esa moto de tamaño absurdo? Cuando lo teníamos todo, en el año 2000, el paso a la pubertad empezaba por aquí.

Hubo un tiempo en que no existía Shazam. Un tiempo de rebobinar con lápiz los casetes TDK con títulos de las canciones escritos a mano. Un tiempo, en definitiva, con Xuxa, Los Pitufos y Mariah. Y Bom Bom Chip. Qué tiempo tan feliz.

Si no eras bueno en nada, tendrás un corchopán como este.

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