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Los corredores todavía trataban de recuperar el aliento tras la prueba Great Buffalo Chase de 2015 cuando Lilian Mariita subió al podio, feliz con los 2.500 dólares que acababa de ganar. Pero su vida de trotamundos que compite en pruebas pequeñas por todo Kenia y que le permite enviar dinero a su familia en una polvorienta aldea, estaba a punto de desmoronarse. En la imagen, Liliana Mariita llora en su casa en el pueblo de Nyaramba, el 1 de febrero de 2016.
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Dopaje, más allá de la élite

Las infracciones también han encontrado calado en corredores de segundo y tercer nivel, que no se someten a controles regulares

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