Para no molestar

He aquí una foto insípida. El señor es un banquero y los banqueros tienden a mimetizarse con el paisaje para pasar inadvertidos

El consejero delegado de Bankia durante una rueda de prensa. Paco Campos (Efe)

He aquí una foto insípida. El señor es un banquero y los banqueros tienden a mimetizarse con el paisaje para pasar inadvertidos. Observen, si no, cómo su corbata va adquiriendo los colores de las letras del fondo. Si lo hubieran retratado diez minutos más tarde, sería toda ella de color pistacho. Por resumir, una foto de las que solo sirven para manchar la página del periódico, rompiendo así la monotonía del texto. Lo interesante era la noticia, comunicada a los medios por el consejero delegado de Bankia (el hombre de la imagen), y según la cual ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

He aquí una foto insípida. El señor es un banquero y los banqueros tienden a mimetizarse con el paisaje para pasar inadvertidos. Observen, si no, cómo su corbata va adquiriendo los colores de las letras del fondo. Si lo hubieran retratado diez minutos más tarde, sería toda ella de color pistacho. Por resumir, una foto de las que solo sirven para manchar la página del periódico, rompiendo así la monotonía del texto. Lo interesante era la noticia, comunicada a los medios por el consejero delegado de Bankia (el hombre de la imagen), y según la cual la entidad financiera había ganado de enero a junio 556 millones de euros.

Vamos a ver, si usted tuviera una tienda de ultramarinos con el currículo infame de Bankia, antes Caja Madrid, no saldría a flote aunque, en vez de llamarla Casa Paco, la pusiera Casa Francisko. Con un historial semejante, tendría que echar el cierre y abrir otro negocio o cambiar de país, si hubiera alguno al que no hubieran llegado los ecos de su gestión anterior. Sin embargo, aparece Bankia, antes Caja Madrid, y gana 556 millones en seis meses. Pero hombre, hombre, eso es inexplicable. No decimos que no sea cierto, y legal, pero resulta del todo inverosímil. Significa que se lo debían callar, por si nos ponemos a hacer cábalas y nos vienen a la memoria, no sé, los preferentistas que aún no han logrado recuperar lo que era suyo o las cantidades de dinero público que se fueron por el desagüe de esa, ahora, tan floreciente empresa. Ganen ustedes el dinero en silencio, sin presumir, para no desconcertar a la gente sencilla.

elpaissemanal@elpais.es

Sobre la firma

Archivado En