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La revolución mexicana de Pancho Villa en blanco y negro

La novela gráfica Pancho Villa toma Zacatecas retrata la batalla con la que derrotó las tropas del presidente Huerta

Era junio de 1914. El ejército revolucionario ya había intentado una vez, en los días previos, hacerse con la ciudad, clave del camino de Villa hacia la capital. Pero no hubo manera. El segundo intento sin embargo contó con algunas ventajas: artillería pesada, miles de hombres de refuerzo, caballería y el liderazgo del propio Villa. El comandante revolucionario lanzó sus más de 20.000 soldados hacia Zacatecas el día 23. Por la noche, ya había ganado. Con un coste, eso sí, trágico, en términos de vidas. Aún así, para el dibujante del cómic, Eko, aquella batalla sigue esparciendo su eco a lo largo de los siglos: "Es una advertencia vigente: Los abusos del poder, su ignominiosa avaricia no ven límite hasta que la gente toma las armas y los detiene. Lo que está sucediendo hoy, que los bancos derrocan Gobiernos y los especuladores dejan en la pobreza a países enteros, es posible porque la paciencia de la gente ha durado demasiado. Por menos de eso en Zacatecas volaron el Palacio de Gobierno y fusilaron a los banqueros". Tal vez sea un buen resumen de ello 'Troika', esta viñeta que Eko ha realizado en exclusiva para los lectores de EL PAÍS.EKO
A lo largo de 305 páginas, pocas palabras y mucho espacio para dibujos y grabados, 'Pancho Villa toma Zacatecas' (que acaba de publicar Sextopiso) es un inquietante acercamiento al asedio de la ciudad y a su conquista, contado en primera persona por Montejo (un personaje ficticio inspirado en el coronel Fuentes). Cielos apocalípticos, lluvias dignas de un cuadro de Munch, sombras y tensión acompañan el paso de las horas y de las páginas, hacia el ataque. Pero antes, la primera parte del tebeo, narra la espera de la División del Norte y la construcción del cerco con "diecinueve mil quinientos hombres".
Con un trazo dantesco, el dibujante Eko muestra la "guerra horrorizada de sí misma". Su lápiz recrea explosiones, disparos y muertes, de la manera más cruda. "Eso lo aprendí observando el 'Guernica' de Picasso. Los aullidos sordos en negro, la bombilla señalando el lugar del bombardeo, y la premonición del arte: en esa pintura están la actual destrucción de Europa, de su estado de bienestar, de su Historia", relata el dibujante sobre su estilo. De la destrucción mutua entre dos ejércitos se ocupa en cambio su obra, donde los cadáveres se amontonan y sepultan el optimismo. "Aquello habría de parecer un panteón a cielo abierto, sin más tumba que el suelo pelón, con miles de cabrones mirando al cielo", cuenta el narrador de 'Pancho Villa toma Zacatecas'.
No hay espacio para la esperanza en 'Pancho Villa toma Zacatecas', ni para el alivio. Como en las guerras, al fin y al cabo. Tampoco caben tintes que no sean blancos o negros: "El color oculta la verdadera dimensión de una batalla, es una trampa visual, un distractor. La épica de la guerra es absoluta, radical, sin medios tonos. Hay vencedores y vencidos, cobardes y valientes, vivos y muertos". Porque, en Zacatecas, los ganadores también acabaron diezmados. "Nunca tuve la intención de hacer algo que edulcorara esta tragedia, es como ahora mismo, no hay salida, son los ricos y los pobres, los banqueros y nosotros. Es blanco y negro", explica su elección Eko.
Entre las inspiraciones del dibujante están Goya y sus 'Desastres de la Guerra', así como "los grabados que trazó Otto Dix desde las trincheras, viendo caer a sus compañeros en pedazos". Porque, al menos hasta la mitad del tebeo, los principales protagonistas son los soldados anónimos, aquellos que en una guerra ocupan la primera línea y sufren las primeras bajas. Esperan, hablan, se emborrachan, blasfeman, disparan, fallecen. "Pensé ¿cómo trazaría una revolución alguien que puede morir en cualquier momento? A navajazos y con grabados", agrega Eko.
Y luego, en la página 115, "Pancho Villa apareció finalmente". Era la tarde del 22 de junio, y el líder se presentó "solo, sin escolta", como relata el tebeo. Protagonista en el título, espectro que sobrevuela el cómic, Pancho Villa se convierte en la figura central de la segunda parte del cómic. "Me identifico con él porque fue un transgresor, un antisistema y un hombre profundamente solidario con los desprotegidos", asegura Eko del revolucionario mexicano.
Desde la aparición de Pancho Villa, el cómic analiza, desmonta o refuerza una larga serie de prejuicios y leyendas sobre su figura. Así se descubre que De Villa se decía, por ejemplo, "que cuando era joven, allá por las sierras de Durango, se echó un pacto con el diablo", "que se había casado 30 veces", "que tenía cien sombreros y que nunca se despertaban donde lo habían visto acostarse para dormir". También se decía "que quería hacer una revolución para los pobres, con muchas escuelas y muchas tortillas de maíz y de trigo, y frijoles y carne, para todos, todos los días, y sin alambradas que cercaran las haciendas de los curros, y sin rurales ni acordadas".
"Creo que aún no la termino. Hacer esta novela fue como excavar una trinchera con mi navaja de grabar", afirma el dibujante sobre el cómic. Para esta mezcla de "ficción y realidad", entre personajes inspirados en la Historia y documentación, Taibo y Eko necesitaron dos años y más de 300 grabados para terminar con éxito su propia batalla. Hacia el final del tebeo, tras la toma de la ciudad, también se va perfilando el trágico destino del narrador, el coronel Montejo. De momento, basta saber que, como dice él mismo, no pudo "acabar de contar bien" la historia.