El delantero del Atlético de Madrid arrasa en el terreno de juego de la Liga española de fútbol y es un héroe nacional en Colombia para millones de niños y jóvenes. Por Juan Manuel Santos
Cada tanto, la historia nos da la oportunidad de conocer hombres increíbles, creadores de grandes hazañas, que cautivan las miradas de millones y encienden sus corazones. Radamel Falcao García es uno de ellos, un héroe en letras mayúsculas, un hombre de enormes proezas.
Fueron las playas y las canchas de Santa Marta, en el Caribe colombiano, las que primero atestiguaron su talento singular para el fútbol. Y fue también allí donde empezó a brillar con fuerza esa generosa y espléndida estrella que siempre lo acompaña.
Hoy su talento ha desbordado su patria y somos millones de personas alrededor del mundo quienes damos fe de ese espíritu único, de esa destreza admirable y de ese corazón tan grande que caracterizan a Falcao, El Tigre colombiano.
El Tigre entra a la cancha con fuerza, se mueve –casi a zarpazos– con agilidad y olfato, mientras entrega el alma en cada jugada. Y aunque podría fácilmente volar solo, entiende bien que la auténtica grandeza –en la cancha y fuera de ella– radica en la unión de esfuerzos y en la suma de talentos, y por eso juega con sus compañeros y para sus compañeros.
Su maestría como delantero, primero en River Plate, luego en Oporto y ahora luciendo el número 9 en el club colchonero y en la selección de Colombia, es modelo para millones de niños y jóvenes que lo admiran en cada partido mientras sueñan con seguir su ejemplo de disciplina, talento y juego en equipo.
La prudencia y la responsabilidad con las que asume su trabajo, sumadas a la humildad con la que sonríe ante sus logros y esa íntima fe que no oculta en un ser superior, nos inspiran y nos confirman que el éxito duradero se construye con pasos firmes y se sostiene con un espíritu noble y fuerte.
Falcao, más que un tigre, es un héroe, no solo por su asombrosa habilidad para desarmar rivales y marchar con certeza hacia el gol. Lo es porque con su ejemplo nos ha enseñado, a todos sus hinchas en diferentes rincones del mundo, dos virtudes que lo identifican: la capacidad de luchar para alcanzar sus sueños y la humildad para realizarlos sin cambiar su esencia.
Juan Manuel Santos es presidente de Colombia.