A pesar de la imponente Alemania, en 1976, durante la Eurocopa de Yugoslavia, se colaría la mejor selección checa de la historia. Y en medio de ella, un nombre que ha quedado registrado desde entonces en la memoria del fútbol. Con su particular manera de lanzar los penaltis, Antonín Panenka no solo instauró una nueva forma de definir desde los 11 metros, sino que doblegó a la poderosa selección germana y consiguió un título que desde entonces no ha dejado de brillar para una selección que ahora aspira a recordar aquella época.
Sin embargo, aquella selección checa se desinflaría cuatro años más tarde en favor de una Alemania que mantenía la mejor versión de sus jugadores y que conseguiría de nuevo el título tras superar a Bélgica en la final (1-2), con dos goles de Hrubesch. Sin embargo, sería Rummenigge quien ganaría el Balón de Oro aquel año (1980), por su actuación en el europeo.