Rafael Moneo afrontó la primera reforma de la estación de Atocha inaugurada en 1992 para el primer AVE a Sevilla y es también el responsable de la última. "No queríamos hacer una actuación que desvirtuara la anterior. Se trataba de aumentar la capacidad sin cambiar mucho su formato, pero no hasta el extremo de usar los mismos materiales".ÁLVARO GARCÍALa obra 'Día y noche' de Antonio López preside ahora el acceso a la terminal de llegadas. El arquitecto considera que en esta nueva ubicación (las dos gigantescas cabezas han sido trasladada desde el interior de la estación) las esculturas ganan espacio y visibilidad como símbolo urbano.ÁLVARO GARCÍARafael Moneo destaca que "la visión de conjunto es lo que da más valor" a la estación. Los techos son altos y el lugar, diáfano. "Una estación es un espacio muy hermoso de la ciudad porque no es privado, todos tienen acceso", asegura el arquitecto.ÁLVARO GARCÍAEl arquitecto, en la imagen junto a su colega Peio Elcuaz, insiste en que aún queda mucho trabajo por delante. La obra terminada corresponde a la primera fase de la nueva Atocha. Faltan una estación subterránea, la conexión con el futuro túnel de Chamartín o la ampliación de la pasarela de llegadas hasta la avenida de la Ciudad de Barcelona.ÁLVARO GARCÍALa celosía del vestíbulo de la terminal de llegadas de Atocha rompe la uniformidad blanca con figuras geométricas rojas, negras y azules. Es una obra, 'La llegada, 2010', del artista argentino César Paternosto.ÁLVARO GARCÍALos espacios diáfanos que alberga la nueva terminal conviven con los reclamos institucionales sobre la alta velocidad y los nuevos tiempos de viaje hacia Levante.ÁLVARO GARCÍA
