5 fotosLa historia del edificio de TelefónicaLa historia del edificio de Telefónica 11 abr 2010 - 01:02CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEl arquitecto del edificio de Telefónica, Ignacio de Cárdenas, tuvo que viajar a Nueva York en 1926 para asesorarse sobre la construcción de rascacielos. Acababan de encomendarle la construcción del edificio más alto de Europa. En la fotografía, cedida por la fundación, un detalle de sujeción de uno de los tirantes de una de las impresionantes grúas que coronaban la edificación.La compañía telefónica tenía muy claro que su nueva construcción debía convencer a posibles accionistas y la altura era algo fundamental para su proyecto. Fue, precisamente, este aspecto el primer obstáculo con el que se topó el joven arquitecto, Ignacio de Cárdenas, ya que el Arquitecto Inspector de la Reforma Urbana, José López de Sallaberry, se opuso a autorizar una obra de 89,3 metros que duplicaba la altura permitida para su ubicación. La compañía consiguió finalmente saltarse la ordenanza municipal alegando el carácter monumental y artístico y la utilidad pública del edificio. En la fotografía, vista general desde la calle del Barco de la estructura metálica terminada.La Gran Vía era un lugar codiciado, era el centro de la vida pública y por eso la compañía telefónica quería estar allí. Pero en este solar estuvo prevista la apertura del que debió ser el segundo centro comercial de la calle tras los almacenes Rodríguez, inaugurados en 1921, pues el terreno lo adquirió la Sociedad de los Grandes Almacenes Victoria para construir un edificio. Tres años después el solar pasó a manos de la Compañía Telefónica Nacional que pagó 3.260.140 pesetas a las que hubo que añadir otras 850.000 como comepnsación de la anulación de la obra anterior ya en marcha. En la foto, cedida- como el resto- por la Fundación Telefónica, vista del edificio desde la calle de Alcalá.Ignacio de Cárdenas recibió un encargo muy claro: la compañía quería un edificio que halagase al posible comprador de acciones, es decir, a la masa burguesa y conservadora. De ahí las múltiples discusiones que de Cárdenas tuvo con su supervisor americano, Louis S. Weeks que estaba empeñado en repartir los escudos de todas las provincias españolas en la fachada, además de otras florituras. De Cárdenas y Weeks consiguieron llegar a un acuerdo, aunque el primero siempre luchó por imponer su criterio funcionalista ante el barroquismo desfasado que pretendían los americanos. En la fotografía, un grupo de invitados en una de las terrazas del edificio.Si por algo se caracterizó la construcción de este edificio fue por la rapidez con la que se concluyó. La obra comenzó en 1926 y a finales de 1929 ya estaba listo y dando servicio, a pesar de que su inauguración se retrasó a una fecha emblemática como fue el 1 de enero de 1930. En la fotografía, las telefonistas de la central en sus puestos de trabajo.