Cuando en el resto del mundo los carteles eran fotos de los protagonistas o fotogramas de la película en Polonia y Checoslovaquia se hacían pequeñas obras de arte que tenían incluso su espacio de exposición. "En la Checoslovaquia de los años sesenta hasta la caída del muro no había un mercado del arte", dice Rajcan.El comisario explica que los carteles de cine no estaban repartidos por los muros de las ciudades sino que tenían un lugar específico en el que se podían ver juntos "como en una galería". Tristana, Viridiana, La Regenta, Los chicos con las chicas y un largo etcétera de películas fueron interpretadas por los artistas checos utilizando lenguajes expresivos de vanguardia pero esta circunstancia no fue exclusiva de nuestro cine.Pavel Rajcan es el propietario del mayor archivo de carteles de cine de República Checa, ha organizado exposiciones de estos fondos por todo el mundo, sigue en contacto con algunos de los artistas por lo que conoce muchas historias sobre su picaresca para burlar la censura. Recuerda que para hacer el cartel de la película Bullitt, protagonizada por Steve McQueen, se utilizaron revistas americanas introducidas clandestinamente en el país comunista."El artista hizo un fotocollage con un recorte de la cara de Steve McQueen en el que lleva gafas de sol y no aparece con gafas de sol en ningún momento de la película". Otros episodios son menos cómicos. Rajcan también menciona el caso de un cartelista investigado por la policía secreta por utilizar la imagen de un billete de dólar, "querían saber dónde lo había visto".La muestra, que ya ha pasado por Burgos Segovia y Santiago de Compostela, descubre al público madrileño la grandeza de un supuesto arte menor y un espacio en el que los artistas podían arriesgarse.
