6 fotosLa nueva guardia de MadridLa nueva guardia de Madrid 22 ene 2009 - 00:00CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyCopiar enlaceAlberto hizo diseño gráfico y Raúl se licenció en Historia del Arte, son amigos desde siempre y han sido vecinos muchos años. Aunque llevan tiempo haciendo foto, a principios de 2008 decidieron sacarla a la calle empapelando rincones con collages, instantáneas de gran formato o murales fotográficos. Siempre usan sus propias imágenes y se interesan por espacios abandonados o en rehabilitación: "En base a ellos, seleccionamos las fotografías y pensamos la composición con el Photoshop", explican. Pegar cada silueta les lleva de diez minutos a seis horas, como en la fachada del club Nasti o la barcelonesa Galeria Oberta. "Finalizamos colgando todo en el blog: las fotos, el proceso y el resultado". Lo suyo no es reivindicativo, pero, como dice Alberto, "la fotografía debe estar también en la calle, expuesta a todos". Y sus intervenciones son una manera de romper la monotonía: "Me gusta pasar el mayor tiempo posible paseando y disfruto cuando veo algo que me desconcierta, tenga intencionalidad artística o no. Por eso invitamos a la gente a que se fije más en su entorno, que vean que dentro de la aparente normalidad siempre hay sorpresas", comenta Raúl. La Tate Modern de Londres dedicó el pasado verano una importante exposición al street art. ¿El arte urbano es hoy más políticamente correcto? Alberto: Se está haciendo más institucional; es normal, casi siempre se sigue el mismo recorrido: anonimato-galería-museo. Y ahora los museos contemporáneos han puesto sus ojos en él. Raúl: El sistema acaba asimilando cualquier manifestación artística, aunque la relación entre ambas sea contradictoria. El reconocimiento institucional es una fase más que brinda la oportunidad de hacerse visibles y emprender otros proyectos. ¿Cómo reacciona la gente al ver vuestro trabajo? Trabajamos a la luz del día y eso facilita el contacto social. Normalmente nos preguntan por qué lo hacemos y nos cuentan la vida del edificio. Alguno te mira con cara rara, pero no han llegado a quejarse. Les extraña, no están acostumbrados a ver fotos en la calle que no sean publicidad. ¿Cómo veis Madrid para desarrollarse? Estamos cómodos. No estamos al nivel de Berlín o Barcelona, pero en los últimos años vemos habitualmente obras de Nuria, Nano, Sam3, Noaz, Remed y gente que le ha dado un empujón fuerte a la ciudad. Somos de aquí y esperamos estar muchos años más. No descartamos trasladarnos a otras ciudades, pero no sería por falta de estímulo aquí. www.trabajosenlacalle.blogspot.comMATÍAS URISCon 19 años hizo sus primeros cortos y videoclips, entre otros, para grupos del sello Jabalina. Estudió sociología y cine; al terminar, trabajó haciendo piezas en Romeo.mov (el espacio del programa Cuatroesfera) y un buen día contactó por Myspace con Hidrogenesse, el grupo de Genís, de Astrud, y Carlos Segarra: "Me ofrecí para lo que quisieran. Les dije que me gustaba lo que hacían, que eran el grupo español del que más me apetecería hacer un vídeo. Vieron mi trabajo y la cosa se fue perfilando", explica. Con la tontería les hizo dos, el de Disfraz de tigre y Lobo. Ahora canaliza sus inquietudes con un fin más comercial: es realizador publicitario en Wing, la productora de publicidad culpable del Amo a Laura: "Este mercado está cambiando, se empieza a trabajar de otra forma, no sólo se trata del anuncio televisivo de siempre, sino también de Internet, de campañas de virales (spots para que se extiendan por la Red) y otros visuales comerciales que pueden darle vidilla a la publicidad, hacerla más flexible, que conecte con las nuevas generaciones y sin presupuestos gigantes, las nuevas tecnologías lo permiten". Entonces ¿tu generación reinventará la publicidad? La mía y las que trabajan ahora. Es un momento interesante, el modelo convencional va a dar paso a agencias de comunicación y al uso de Internet con campañas más libres pensadas para un público concreto. Se necesitarán artistas y gente creativa. La tecnología ha democratizado la foto y el vídeo y permite una comunicación brutal. ¿Eso marca generacionalmente? Sí, sobre todo Internet. El proceso de acercarte a la cultura cuando tenías15 años era apuntar en una libreta algo interesante que veías en una revista, por si algún día podías escucharlo o verlo. Ahora accedes a ello de inmediato. Se tiene que notar. Yo lo noto con respecto a cuando empecé a hacer vídeo: antes veía videoclips en casa de alguien que tenía MTV y ahora estoy en contacto con lo que se hace fuera. Se acortan distancias, es la oportunidad de que la cultura española pegue un acelerón. Si comparas Madrid con otras capitales culturales... ¿cómo la ves? Fatal, cada vez veo menos iniciativas de arte joven. Parece que La noche en blanco se lo ha comido todo, y luego está la losa institucional. Pero, bueno, hay un ambiente más cercano que en otros países y nos relacionamos con fluidez. Puedes conocer gente que hace cosas si te pones a ello porque hay más vida callejera.MATÍAS URISTomaron su nombre de la canción de Bowie y la música es el hilo conductor de su trabajo. Se conocieron hace seis años, comenzaron con vídeos musicales de bajo presupuesto y casi sin buscarlo hicieron cerca de 20 para artistas como La Prohibida, Electro, Silvia Superstar, y discográficas como Pias o Universal: "Nos lo pasábamos muy bien, era una ayudita económica y a la vez hacíamos trabajos personales aunque no los expusiéramos", cuenta Tomás. Pese a haber estudiado Ciencias de la Información, acaban de aterrizar en el arte con un proyecto becado por el MUSAC y producido en Madrid durante 11 meses: The song remains the same, una serie de siete fotos de personajes, tituladas como canciones de la Velvet Underground o Iggy Pop, entre otros. En ella parten de la teoría de los arquetipos de Jung y juegan con la intensidad del rock y la imaginería religiosa añadiendo elementos mitológicos, esotéricos o espirituales: un afortunado mix de cultura pop, alta cultura e historia del arte. "Nos lo planteamos como un puente hacia una carrera que nos interesa desarrollar en el futuro, viene de nuestro pasado musical, pero llevado a otros términos", dice Tomás, un día antes de mudarse a Berlín con Laura. ¿La música es la religión de la juventud? El rock y el pop hacen suyos los temas de la antigüedad clásica y se sirven del poder evocador de las religiones: creación de mitos e iconos, gusto por lo irracional y subjetivo, los símbolos, la exploración del inconsciente y la puesta en escena ritual. Pero no sabemos si se vive con la intensidad de la religión, eso son palabras mayores. ¿Echasteis más becas o sólo la del MUSAC? Tomás: Miramos algo más, pero nada nos convencía. La gente del MUSAC tiene una visión muy abierta, nos interesaba el cruce de disciplinas que promueven y esa visión de "no nos importa de dónde vengas mientras tengas algo interesante que decir". ¿Os vais a Berlín porque estáis cansados de Madrid? Tomás: Efectivamente, hemos evolucionado creativamente en Madrid, pero nos apetecía cambiar de aires para lo que queremos desarrollar, buscar nuevas salidas. Laura: Es inevitable, hemos nacido y crecido aquí, conocemos a mucha gente y cada rincón de la ciudad. Llega un punto en que te cansas y no resulta fácil desconectar. En Berlín queremos llevar una existencia más austera, de poca vida nocturna.MATÍAS URISSu padre es gallego emigrado a Venezuela; su madre, colombiana emigrada a España y luego a Holanda. Busto nació en Santander y vino a Madrid a los nueve años, donde estudió Bellas Artes. Por este ir y venir, la acción, el movimiento y el espacio son las constantes de su obra, y la calle, su centro de operaciones y donde conseguir materiales: "Se tiran muchísimos muebles. Madrid es muy grande y si das vueltas encuentras auténticos tesoros", comenta. Ha montado una casa en plena acera con muebles encontrados o recogido mobiliario durante 24 horas para amontonarlo en salas de exposiciones. Lo documenta todo en foto y vídeo. ¿Tus ocupaciones del medio urbano reivindican que el arte está en todas partes? Sí. Además, me siento cómoda con lo que la ciudad me ofrece. Se pueden hacer análisis sociológicos interesantes de lo pequeño, de la basura (que viene de nosotros) o de cómo nos organizamos. ¿En Madrid hay redes que permiten desarrollarse y dar visibilidad al trabajo? No podemos compararnos a Nueva York o Londres, faltan medios económicos e interés político. Pero el arte puede sobrevivir en cualquier sitio.MATÍAS URISEn sus primeras obras alternaba performance y manipulación de imágenes con gran dureza visual. Con su vídeo Entre-vista logró un accésit en el certamen Generación 2007, y en su último trabajo, Delicioso-asqueroso, mezcló mantequilla, mermelada de fresa y chocolate simulando vísceras. "Son imágenes duras, pero me he reído tanto haciéndolas que me daba rabia que no se percibiera así. El humor y el absurdo usados de forma inteligente y crítica son una gran herramienta", comenta. ¿Qué es lo más difícil de abrirse camino? Esta profesión es una carrera de fondo y los artistas jóvenes somos hombres del Renacimiento reload: tienes que diseñar tu imagen corporativa, hacer dosieres de especialista en diseño gráfico, saber de marketing para venderte bien, ser un filósofo y poeta para justificar el trabajo... Y conseguir pagar las facturas. Ser joven significa no cobrar honorarios por trabajo realizado. ¿Lo del humor es una reacción al hecho de que cuando uno es más joven se toma demasiado en serio a sí mismo? Puede. Cuando empiezas te das cuenta de que el arte es algo muy serio, requiere un bagaje histórico, estético y de pensamiento. Después de eso es necesario irse al otro polo y reírse.MATÍAS URISNació en Vigo, estudió Bellas Artes en Pontevedra y comenzó a pintar en la calle en 1991. Trabaja como ilustrador y diseñador gráfico cuando le dan libertad y expone en galerías como Ad Hoc (Vigo) y Montana (Barcelona). Se mudó a la capital para currar en la tienda-galería Subaquatica y se quedó para dar color a la calle: "Me resisto a colgar un cuadro y esperar a que se venda. Necesito implicarme físicamente en la obra", dice. En sus dibujos hay influencias del cómic, la animación clásica y la cultura popular. ¿Por qué te da repelús el término street art? Se usa para dar un aire de novedad o modernez a algo que lleva décadas. Desconfío de la etiqueta porque aglutina a gente con planteamientos muy distintos y con su auge se subieron al carro muchos sin nada que aportar, saturando la movida. Cuando empecé no existía el término, era más natural y espontáneo, las referencias venían del graffiti tradicional y pretendíamos darle una vuelta. ¿Las facilidades técnicas propician la creatividad? No necesariamente. Cuanto más fácil, más gente; y cuanta más gente, más te tienes que esforzar. Aunque también permite mayor capacidad de experimentación, menores tiempos de producción o trabajar internacionalmente.