6 fotosEl paraíso de los pobresEl paraíso de los pobres 07 nov 2008 - 00:00CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLa mujer barbuda, Lou Reed o la niña tortuga se han dado cita a lo largo de los años en uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo. Los italianos Fabrizio Vegliona y Monica Carrozzoni han dirigido el documental 'The poor man's Follies', que se presentó en el último Festival de Cine de Venecia, en el que denuncian el peligro que corre un lugar que ellos consideran patrimonio universal.El barrio se ve muy pobre y abandonado. Comunidades afroamericanas y portorriqueñas viven en caserones de protección oficial alrededor de Coney Island. Allí las pandillas se enfrentan por el control del territorio. Pero también desprende una locura creativa, positiva.En verano, las familias llenan la playa. Hacinados sobre la arena o en el agua, mujeres y niños se remojan en ropa interior, o directamente vestidos. El parque sobrevive gracias a ellos. 'The poor man's paradise' (El paraíso de los pobres, en español), uno de los motes que recibe el parque, permite pasar un buen día a cualquiera que vaya con unos dólares.'The poor man's Follies' es también el nombre de los strip-teases que nacieron como respuesta popular a los espectáculos de Brodway de Zeitgeist Follies. Los hombres que no tenían dinero podían disfrutar de un show igual de glamouroso pero por poco dinero. El parque invita a soñar a los que se acercan hasta allí.Pese al fondo de denuncia, 'The poor man's Follies' es una película directamente inspirada en el arte burlesco. En ella se mueven todo tipo de personajes, habitantes de Coney Island, intérpretes de un mundo que lucha por preservar algo tan escurridizo como es la autenticidad.Para Angie Pontani, musa del filme y de Coney Island, la idea de reordenar el espacio con edificios nuevos y comercios de lujo, rompería el verdadero sentido del lugar del que forma parte la emblemática montaña rusa de la foto, El Cyclone. Los directores explican: "Coney se corresponde a nuestro Coliseo, y a nadie en Europa se le ocurriría tocar el Coliseo".