8 fotos¿SE ACABÓ LA FIESTA?¿SE ACABÓ LA FIESTA? 30 oct 2008 - 00:00CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEl año en que todo cambió. Los Strokes editan The modern age, su single de debut, Steve Jobs lanza el iPod, George W Bush es investido presidente de EE UU y un soplido terrorífico derriba las Torres Gemelas. 2001 es el año paradigma de la nueva velocidad de las cosas y del cambiarlo todo para que todo siga igual. Y aunque hoy The Strokes sean un cadáver andante, lo cierto es que pocas veces una banda cambió tanto las cosas como ellos ese año. El rock se pone de moda, Converse se lanza a promocionar de nuevo el modelo All Star, 2 Many Dj's nos descubren que los Stooges son bailables y la venta de ropa militar de segunda mano se dispara. Pero, cuidado, no acaban los lamentos, el romance, las ínfulas del indie tostón y la música binaria. Cohabitacion es lapalabra. Mitterrand lo predijo. El resultado de la avalancha Strokes es un nuevo nihilismo esteta y descuidadamente cuidado, una accidental celebración de todo lo que una vez fue Nueva York y un cambio total de paradigma en los gustos del underground que, por primera vez en décadas, se convierte en algo que los estilistas pueden abrazar. Gadget: iPod de 5 y 10 gigabytes con Firewire. Disco del año según la prensa: Love and theft, de Bob Dylan.Mientras el efecto Strokes pone en el primer plano a bandas como los ya curtidos White Stripes, los novatos BRMC y media docena más de oportunistas, Inglaterra responde con tardanza pero orgullo, del mismo modo que lo hizo en 1976 con el punk. The Libertines son, estéticamente, un clon de The Strokes; tal vez la única diferencia se encuentra en que los de Doherty y Barat ponen de moda las casacas de Beefeater, mientras que los de Casablanca jamás se permitieron un arrebato de este tipo. Llega el euro, se va la Reina Madre y Una mente maravillosa gana el Oscar a la mejor película. Las marcas ponen a la venta el ideario estético de los Strokes, rebautizando el new rock and roll como fashion rock y lanzando OPA hostiles sobre la ciudad de Detroit. Levi's comercializa a los MC5 y la coincidencia en antena de Los soprano, El ala oeste de la Casa Blanca y A dos metros bajo tierra marca un hito en la historia de la ficción televisiva. The Clash vuelven a estar de moda. Joe Strummer, tal vez asustado ante tanta moda, fallece. Wilco editan Yankee hotel foxtrot. Como a la monja que fue cacheada: nos gusta recordarlo. Gadget: iPod de 10 y 20 gigabytes con Firewire. Disco del año según la prensa: Original pirate material, de The Streets.Nueva York sigue siendo la Zona Cero. Para lo bueno y lo malo. Y cuando pensábamos que nos íbamos a quedar con el fashion rock hasta que los pitillos pasasen de moda, los borsalinos volvieran a ser un capítulo de la historia y la ropa militar fuera confiscada ante la inminente invasión de Irak, llegan los DFA y nos desmontan el chiringuito. Si algo define esta época no es sólo la velocidad con la que las tendencias vienen y se van, y la coincidencia en casi todas del hedonismo y la concisión, sino la manera en que los movimientos se superponen. The Rapture edita su disco de debut, que no es su mejor referencia ni tampoco el más brillante ejemplo del revival punk funk, el pospunk, la electrónica rock y el rock bailable —eso se lo quedan LCD Soundsystem y el majestuoso Sound of silver—, y el mundo empieza a mirar a los ochenta sin recelos. El neoliberalismo y las políticas homenaje a Reagan y Thatcher propulsan inconscientemente un revival electro que, estéticamente, dota de color al look rockero y, conceptualmente, da por oficializada la era de la ensaladilla de décadas. La temperatura en París alcanza los 44 grados y muere Celia Cruz. Gadget: iPod de hasta 40 gigabytes con rueda táctil. Disco del año según la prensa: How the west was won, de Led Zeppelin.Confirmando que, durante esta década, los británicos llegan un pelín tarde a todas las modas, surge desde Glasgow un cuarteto inspirado por Talking Heads y Gang Of Four que se presenta como "música para que las chicas bailen". Espoleados por la prensa británica, Franz Ferdinand entrega un disco soberbio que devuelve la elegancia a lo underground. Musicalmente, como casi todo estos años, no es nuevo, pero es bueno. Hedi Slimane tiende puentes entre lo indie y la pasarela. Vuelven las corbatas finas, las camisas blancas, los flequillos y los zapatos de punta. El nuevo indie británico, lejos de Manchester o el britpop, se redefine gracias a Futureheads, Maximo Park o Bloc Party, mientras el fashion rock empieza a dar signos de agotamiento, debido a una falsa bonanza financiera que invita a vivir la vida en tecnicolor. Irlanda prohibe fumar en los pubs, Bush es reelegido y El señor de los anillos gana un porrón de oscars. El desastre se veía venir, pero nos pilló comprando reediciones de A Certain Ratio, colgando fotos de nuestras fiestas en el Fotolog y soñando con un traje de Dior. Gadget: Primer iPod mini de 4 gigabytes con USB. Disco del año según la prensa: Smile, de Brian Wilson.Ya lo dijo la Biblia: los dóciles heredarán la Tierra y algún día Canadá será el epicentro del movimiento musical. Desde Montreal llega un combo llamado Arcade Fire e insufla algo de aire al underground menos dado al fiestorro descerebrado y colorista. Los canadienses inician la edad de oro del indie canadiense (Wolf Parade, Broken Social Scene ) y dan el pistoletazo de salida a una avalancha de bandas más o menos independientes que, tras años picando piedra, logran colocar sus discos en el Top Ten estadounidense (The Shins, Spoon, Death Cab For Cutie). Por fin puedes ir a un concierto indie más o menos intelectualoide y encontrar tías buenas. Dios bendiga Pitchforkmedia. Suráfrica aprueba los matrimonios gay y Rumsfeld anuncia la primera fase de la retirada del contingente estadounidense en Irak, tras las primeras elecciones en el país estrella de la década. Nudie Jeans, Cheap Monday y demás firmas nórdicas redefinen la silueta de la ropa de calle de vocación juvenil que arrasa entre los treintañeros peterpanes. A Kate Moss la pillan esnifando cocaína y la prensa declara el fin de una era. Nada más lejos de la realidad. Los niños de colores del Myspace no se iban a dar por vencidos. Gadget: iPod shuffle. Disco del año según la prensa: Illinoise, de Sufjan Stevens.Naomi Klein, Bové y Al Gore se habían convertido en profetas de la misma religión con ideales diametralmente opuestos, en un arrebato de posmodernidad geoestratégica que los estudiosos tardarán décadas en descifrar. Entre tanta confusión, la segunda y tercera generación de inmigrantes arribados al viejo mundo encuentra, primero en MIA y después en lo que sería el etnochic, la única manera de reivindicar sus orígenes sin traicionar su realidad. Cassette Playa se convierte en la estilista oficial del movimiento, un sonido que funde la fanfarria del electrofotolog con la vocación transgénica de la World music. Desde São Paulo llega CSS, una banda que llevaba "hoy" tatuado en la frente. Los éxitos se fabrican ya por Myspace (Lily Allen, Arctic Monkeys) y los amigos se hacen por Facebook. Las brasileñas anuncian la llegada de la Nu Rave, finiquitan el electroclash y le enseñan al primer mundo que provenir de un país del G20 no significa ir en taparrabos y tocar tambores. El revival de los ochenta sufre un inesperado repunte en forma de sudaderas con colores imposibles, estampados de Space Invaders y flúor hasta en los calzoncillos. Montenegro se declara independiente y Bachelet gana las elecciones chilenas. Gadget: iPod con clip. Disco del año según la prensa: Savane, de Ali Farka Toure.Un paso adelante, dos pasos atrás. Así funciona esta década. Con Klaxons ganando el Mercury Music Prize con un sorprendente largo de pop dislocado, que, al estilo Cuarto Milenio, confirma lo que nadie creía (la Nu Rave realmente existe): parece que el mundo va a convertirse en una democracia online, marcada por el número de amigos que tienes en Myspace y refundada por lo que viene a llamarse la Generación Yo. Y entonces va y llega ella. Amy Winehouse arrasa con un disco que suena a soul de 1964 y roba el corazón de modernos y amas de casa. Se convierte en personaje mediático, gracias a su errático estilo de vida, y lidera la muerte de la prensa rosa tradicional (Paquirrines y demás) en favor del modelo cuore (Pete Doherty o Britney Spears). Karl Lagerfeld declara a Amy su nueva musa (Slimane sigue de safari rockero) y vuelven los cardados modelo colmena, los vestidos de topos y el estilo pin up white trash. Los Ángeles se convierte en el centro del mundo artístico con el despegue del pop surrealista, mientras que, en Europa, Duffy confirma a Amy como tendencia. Las viejas divas soul vuelven a rebufo de todo esto. Gordon Brown es elegido líder del New Labour. Gadget: iPod Touch. Disco del año según la prensa: From here we go sublime, de The Field.Siete años después del new rock and roll que llegó del East Village de Manhattan, el concepto Nueva York, instalado en Brooklyn, reclama de nuevo su rol como líder mundial de lo moderno. París renace gracias al tektonik, al rock adolescente y a ideas como April 77 o Kitsuné, pero es la Gran Manzana, con su renovada pasión étnica, la que vuelve a marcar el pulso de la actualidad. A principios de año, no se sabe si de la nada o de un blog, surge Vampire Weekend, una banda de chavales ataviados cual anuncio de Tommy Hilfiger rodado en cualquier universidad de la Ivy League, y con un cancionero en el que confluyen Talking Heads y Paul Simon. Afrobrooklyn nace. TV On The Radio, que ya predijeron estos años atrás, editan una obra maestra y certifican la validez de un movimiento que refina el etnochic de MIA y compañía y otorga credenciales globales a la hasta hoy ombliguista escena anglosajona. El look se torna clásico y la política de "no camisetas" de Vampire Weekend cala entre una juventud que sigue vistiendo de H&M, pero que ya sabe qué es Ferragamo. Nadal es número uno de la ATP, rescatan a Ingrid Betancourt y finaliza la serie The wire, el mejor invento desde el cepillo de dientes. Gadget: iPhone. Disco del año según la prensa: London zoo, de The Bug.