Alumnos que repiten la EVAU: “La ventaja es que ya sé lo que es y controlo mejor los nervios”

Un runrún constante se esparce a las puertas de decenas de facultades españolas. Miles de estudiantes repasan, apuntes en mano, los últimos conceptos antes de entrar al examen que les corresponde. Suenan los nombres de los Reyes Católicos, de Góngora o de Descartes. A lo largo de esta semana, se realiza la convocatoria extraordinaria de la Evaluación para el Acceso a la Universidad (conocida como EVAU o EBAU) en la mayoría de las comunidades autónomas, justo un mes después de que terminara la ordinaria. De entre los más de 40.000 alumnos que se presentan, hay un doble perfil: aquellos que se examinan por primera vez este año, ya que no llegaron a tiempo en junio, y aquellos que han decidido repetir las pruebas para mejorar sus resultados.

La murciana de 17 años Sofía de la Ossa pertenece al segundo grupo. Una retahíla de desgracias hizo que su nota global fuera no apta a pesar de su buena trayectoria en Bachillerato y se vio obligada a volver a presentarse. “Cuando pedí la segunda revisión de los exámenes para ver qué había ocurrido, comprobé que me habían perdido el de Matemáticas y que en otras asignaturas había ejercicios cuya puntuación estaba mal sumada”, protesta. Tuvo que poner una instancia en la universidad, cuenta, aunque todavía está esperando una respuesta. Su deseo de entrar en Medicina o en Enfermería este año se ha esfumado y su salud mental se ha visto afectada estos días. “Ahora están ya todas las plazas cubiertas, así que hasta el curso que viene no me serviría la nota”, lamenta. A pesar de todo, trata de ver el lado positivo. “La ventaja de hacerlo por segunda vez es que ya sé lo que es y puedo llevar mejor controlados los nervios”, comenta.

La competencia por entrar en algunas carreras es salvaje, bien sea por la alta demanda o por la escasa oferta de plazas, así que ya no vale únicamente con aprobar. De hecho, en el último lustro, la nota media de la EVAU ha subido más de un punto y se sitúa por encima del 10 sobre 14. El aumento viene causado tanto por las notas de los centros educativos, que cuentan el 60%, como por las de las pruebas, que valen un 40%.

A las compañeras de clase Marina Martín y María Panea, ambas de 18 años, sacar más de un 11,5 en las pruebas de junio no les ha sido suficiente para entrar en el grado deseado. Ni en Medicina ni en una ingeniería, donde se pedía más de un 12. Así que han decidido volver a probar suerte, aunque con cierta resignación. “Se me ha hecho muy pesado, porque es repasar una y otra vez unos contenidos que ya tenía más que aprendidos, y además ya sé que este año es muy difícil que entre en la carrera que quiero”, comenta Panea sentada enfrente de la facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense de Madrid. “Está todo el temario más que estudiado, así que yo solo pido suerte con los correctores”, añade Martín, que sostiene los apuntes de Filosofía.

Entre el 20% y el 30% de los estudiantes que se presenta a la convocatoria extraordinaria lo hace por segunda vez este año, según los datos ofrecidos por las comunidades autónomas. En 2023, la cifra de alumnos presentados en julio fue de 42.103 y el 80% aprobó. Navarra fue la primera comunidad en empezar la segunda vuelta de exámenes, la última semana de junio, mientras que Asturias y Baleares lo harán la semana que viene.

Los de julio serán los últimos exámenes con el modelo actual instaurado en tiempos de covid. Algunas de las claves de las pruebas que se implantarán a partir de 2025 son que serán más competenciales y las preguntas se inspirarán en situaciones del mundo real, que las faltas de ortografía contarán al menos un 10% y que no será posible dejarse una parte del temario sin estudiar, ya que se entregará un solo examen de cada materia (en vez de dos, como se hacía hasta ahora).

Saber que el modelo cambiará a partir del curso que viene es otra de las razones que ha llevado a De la Ossa a repetir las pruebas. “Sería estudiarme cosas nuevas en el futuro”, aclara. El mismo razonamiento ha hecho el malagueño de 17 años Pablo Ramírez, que con el “10 y pico” que sacó en junio tenía suficiente para entrar en Magisterio Infantil y Pedagogía, pero que ha preferido presentarse de nuevo para mejorar las calificaciones. “Mi objetivo es llegar al 11,5, que es la nota de corte en Educación Física, por si en algún momento me planteo cambiar. Merece la pena esforzarme dos semanas más”, arguye.

Aunque la nota global sacada en la convocatoria extraordinaria sea peor que la de la ordinaria, esta nunca baja, ya que se mantiene la mejor puntuación. Además, no hay ningún límite para presentarse las veces que uno quiera. Ramírez es consciente de ello, así que afronta esta segunda vuelta más tranquilo. “No pierdo nada”, condensa. Su estrategia de estudio, igual que la de la mayoría de los entrevistados, también ha cambiado: se ha centrado en repasar y esquematizar más que en aprender nuevos conceptos de manera memorística, y se ha apuntado a una academia. También coinciden la mayoría de los entrevistados en que los nervios han disminuido respecto a los exámenes de junio. “Sabes lo que te vas a encontrar y conoces el procedimiento”, explica Panea.

Estudiar en vacaciones

Presentarse a la EVAU extraordinaria supone un hándicap añadido: ver cómo los colegas están ya de vacaciones. Así lo afirman Paula Úbeda, Daniela Fernández y Marcos Roca, compañeros en el colegio Fundación Caldeiro de Madrid.

—Todos están ya en la piscina, en la playa, de Interrail…

—Yo bloqueé las historias [de Instagram] de mis amigos.

—Y viendo la Eurocopa, aunque yo no me he perdido ningún partido.

Los tres coinciden en las ganas de terminar las pruebas y empezar también ellos su verano. Úbeda se irá al pueblo; Fernández, a hacer surf. También el malagueño Ramírez tiene claro qué hará cuando termine los exámenes: visitar a su novia, que le espera en Barcelona.

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