Las dos velocidades de la recuperación de la economía española
Las expectativas para 2021 apuntan a un proceso desigual: la industria manufacturera y los sectores más digitalizados lideran el repunte económico, mientras que el turismo y la restauración se quedan rezagados
Desigual. Así será la recuperación que tendrá la economía española este año después del varapalo asestado por la pandemia en 2020. Mientras la industria, la construcción, las finanzas y las actividades más digitalizadas acelerarán el avance del Producto Interior Bruto (PIB), el turismo, el ocio, la restauración y el transporte se quedarán atrás. En la gráfica de la salida de la crisis se dibujará una “K”, donde los sectores que empujarán el carro estarán en la parte alta y los más vulnerables a los contagios se quedarán en la parte baja con algunos problemas para aprovechar el impulso que ha dado la llegada de la vacuna contra la covid-19, según los analistas consultados.
Los pronósticos apuntan a que en 2021 va a haber un rebote de la economía. Será lento y con muchas incertidumbres en el camino. El proceso de recuperación se podría empañar debido a una campaña de vacunación que requiere de varios meses, la llegada de una tercera ola de contagios y la falta de continuidad en las medidas de ayudas para empresas y autónomos. “Aún no es momento de cantar victoria”, afirma Massimo Cermelli, profesor de Economía en Deusto Business School. El PIB español podría crecer este año entre el 4,2% y el 8,6%, de acuerdo con el Banco de España, tras una caída del 12,8% pronosticada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para 2020, la más profunda de entre los países desarrollados. “Nos enfrentamos a una crisis sin precedentes: la pandemia ha perturbado con intensidad el orden económico de nuestro país a una velocidad y escala desconocidas”, añade Ramón Casilda, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB).
España ha sufrido como ninguna otra economía de Europa los estragos de la covid-19. Las restricciones a la movilidad han sido intensas, lo que ha trastocado de forma severa la estructura productiva, más dependiente del sector servicios y del turismo y con un muy elevado porcentaje de empresas de pequeño tamaño, explican los expertos del Instituto de Estudios Económicos (IEE). El problema más acentuado está en el desempleo. La crisis sanitaria ha borrado 360.105 afiliados a la Seguridad Social y ha sumado a 724.532 parados más en 2020, según los últimos datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. El sector servicios ha sido el más golpeado, sobre todo en la hostelería y la restauración.
Según Pulso, la aplicación de Banco Sabadell que permite analizar la evolución de la recuperación económica, la actividad comercial en sectores como el de la restauración representa una caída de más del 37%.
En total, ya son más de 3,88 millones de españoles los que están en las filas del paro. “El dato pudo haber sido peor”, explica Cermelli. Las ayudas asociadas a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) ―que en el peor momento (finales de abril) llegaron a más de 3,4 millones de trabajadores y que a finales de 2020 alcanzaban los 755.613― han evitado una mayor sangría. Dicha regulación extraordinaria, que ya ha sido objeto de cuatro prórrogas desde su aprobación en marzo, podría ser imprescindible hasta el final de 2021, indica Casilda. El 31 de enero finaliza la última extensión de la tramitación de ERTE y ya muchos empresarios y agentes sociales solicitan una nueva prolongación, por lo menos hasta que termine el estado de alarma, el 9 de mayo. El Gobierno se ha mostrado dispuesto a extenderlas hasta esa fecha, pero aún no hay nada definitivo. Se espera que antes del 15 de enero se llegue a un acuerdo sobre estas ayudas.
Ayudas, imprescindibles
El Banco de España prevé una subida en la tasa de paro (que podría situarse entre el 17,1% y el 20,5%) este 2021, cuando se terminen las ayudas asociadas a los ERTE y a los autónomos. En 2022 bajaría a una horquilla de entre el 14% y el 18,1%. Pero en medio de este océano de cifras, la nueva ola se abre paso y podría dejar en papel mojado estas perspectivas.
El incremento en el número de contagios aplazaría el proceso de recuperación y el crecimiento del PIB durante este principio de año, explica Andrew Kenningham, economista jefe para Europa en Capital Economics, consultora británica. “Ello obligará a los gobiernos de la zona a extender e intensificar las restricciones en las próximas semanas. Como resultado, la actividad económica parece menos probable que repunte en el primer trimestre”, agrega el especialista.
A ello se suma un riesgo adicional que no estaba contemplado: la nueva cepa del virus, que ha amenazado con poner en jaque los servicios médicos en el Reino Unido donde ya se ha impuesto un nuevo confinamiento estricto, el tercero desde inicios de la pandemia. “Nadie esperaba un escenario como este”, resalta Casilda. A España y a su sector turístico, que representa un 12% del PIB, les afectará de manera importante. Antes de que terminara 2020, se estimaba una recuperación gradual en la llegada de visitantes durante el segundo trimestre, pero ahora lo que se espera son límites a la movilidad, como los que ya están imponiendo comunidades como Cataluña, coinciden los expertos consultados. “Vamos a tener un par de meses con mucha incertidumbre, pero al arribar la primavera la situación irá mejorando”, destaca Carmelli.
A ese panorama optimista se unirá una de las claves de la evolución de la economía: el Fondo de Recuperación Europeo, que se ha convertido en una esperanza para avivar la economía y en el cual se han sustentado parte de sus cuentas públicas. Este año, el Gobierno español ha proyectado un gasto público de 550.484 millones de euros, lo que supone un incremento del 19,4% respecto a lo presupuestado en 2020. De esta cantidad total, 26.634 millones son parte de las ayudas provenientes de la Unión Europea. Adicionalmente, dentro de los Presupuestos para 2021 (claramente expansivos y cimentados en unas previsiones halagüeñas, pues en ellos se prevé un crecimiento del 9,8% del PIB para 2021), está planificado que las comunidades autónomas perciban 10.793 millones de euros del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia y otros 8.000 millones de euros del REACT-EU, lo que supone 18.793 millones de euros del Fondo de Recuperación Europeo (el 54% del total de la partida del próximo ejercicio).
“La recuperación será más gradual de lo que se esperaba”, resalta Casilda. Ya el Banco Central Europeo lo adelantaba así a finales de 2020 cuando decidió aumentar (hasta los 1,85 billones de euros) y alargar hasta el próximo año el plan de compra de deuda ligado a la crisis sanitaria, que garantiza una financiación barata a los Gobiernos. Esta bocanada de oxígeno es fundamental para una economía como la española, que se ha sumergido en el mayor endeudamiento desde inicios del siglo pasado para hacer frente a la crisis. El Gobierno ha estimado una deuda equivalente al 118,8% del PIB al cierre de 2020, ello implica más de 23 puntos por encima de la tasa de 2019.
Ante este escenario, los principales retos de la economía española para este 2021 serán, por un lado, que los niveles de deuda y déficit no se incrementen con la misma intensidad que en 2020 y, por otro, que se lleve a cabo un aprovechamiento adecuado de los fondos provenientes de la Unión Europea, dicen los economistas del IEE. “Hay que tener en cuenta que un retraso en la llegada de los recursos o un uso inadecuado de los mismos repercutirá negativamente sobre el crecimiento previsto”, afirman.
Las pymes, las más golpeadas
España es un país de pequeñas y medianas empresas. “Son la base del tejido empresarial”, dice Ramón Casilda, del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). Su aporte a la economía es único. De ellas dependen seis de cada 10 empleos en el país, según las cifras del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. “Sobresalen, principalmente, las del sector servicios”, afirma el experto.
La restauración, la hostelería, el comercio al por menor, la construcción, las reparaciones y las reformas suelen tener su origen en una pyme. “Son actividades orientadas hacia la satisfacción de la demanda interna, muy apartadas de la competencia internacional”, sostiene Casilda. Esta característica las hace vulnerables a las crisis económicas. “Son muy sensibles”.
Para este segmento, el futuro es incierto. Los confinamientos y las restricciones de movimiento han derivado en una bajada en el consumo, y ello ha dado un golpe certero en las cuentas de estos pequeños negocios. “Muchas empresas podrían caer en la insolvencia ”, argumenta Cermelli, profesor de Economía en Deusto Business School.
El Banco de España estima que entre el 6% y el 10% de las firmas españolas echarán el cierre por inviabilidad económica. Muchas de ellas serán pymes relacionadas con actividades como la hostelería, la restauración y el ocio. El riesgo, dicen los expertos consultados, es que la recesión actual se transforme en una crisis financiera. “Hay que evitar la falta de liquidez ”, hay que prevenir las insolvencias de pymes y autónomos”, concluye Cermelli.