Análisis:ANÁLISIS | El archivo de la 'superagente'

Oscuridad en el desván

Es como cuando uno baja las escaleras a oscuras y, una vez localizado el interruptor, procede a ese fugaz clic-clac que suele embelesar a los niños: la velocidad del on-off permite vislumbrar, por décimas de segundo, los tesoros del desván. Los tesoros del desván eran, en esta ocasión, las cartas y los documentos personales y comerciales que conformaron, durante 40 años, el mapa de relaciones entre la agente literaria más importante del mundo hispano, Carmen Balcells, y sus amigos y representados, los escritores. García Márquez, Vargas Llosa, Onetti, Benedetti, Sabato, Donoso...

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Es como cuando uno baja las escaleras a oscuras y, una vez localizado el interruptor, procede a ese fugaz clic-clac que suele embelesar a los niños: la velocidad del on-off permite vislumbrar, por décimas de segundo, los tesoros del desván. Los tesoros del desván eran, en esta ocasión, las cartas y los documentos personales y comerciales que conformaron, durante 40 años, el mapa de relaciones entre la agente literaria más importante del mundo hispano, Carmen Balcells, y sus amigos y representados, los escritores. García Márquez, Vargas Llosa, Onetti, Benedetti, Sabato, Donoso, Matute, Vázquez Montalbán, Cela y por ahí, seguido, hasta un resumen nunca establecido de los aconteceres más íntimos de la literatura en lengua española.

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Ahora el clic-clac se ha tornado clac y la oscuridad ya cubre el Archivo Balcells. Profundamente molesta o moderadamente indignada, Balcells se dirigió el viernes al Ministerio de Cultura para hacer saber al director general del Libro, Rogelio Blanco, su malestar por la publicación en estas páginas de cartas, testimonios y documentos del archivo por el que Cultura pagó tres millones de euros hace un año. El ministerio es una institución pública y -es un suponer- también lo será el dinero pagado. Pero no es posible olvidar el derecho de terceras personas a no desear salir a la luz, o sea, a permanecer en clac. Todo el mundo aquí ha hecho su trabajo: la vendedora, por querer sacarle un rédito a décadas de esfuerzo personal en defensa de los derechos de los escritores; los compradores, por querer mejorar el patrimonio cultural; los periodistas, por perseguir noticias. Pero en adelante sería bueno saber si, en virtud de ese Real Decreto sobre el Sistema Español de Archivos aprobado el viernes en el Consejo de Ministros / canto del cisne del Gobierno saliente, un expropietario de un archivo privado tiene derecho a exigir a quien lo compró el cierre del mismo. O, si por el contrario, el titular del archivo puede explotarlo como lo considere y los investigadores y periodistas acceder a él cuando lo deseen. Lo único claro, por ahora, es que este fascinante compendio de las sombras y las luces de la literatura en español se ha quedado en eso. En sombras.

Rogelio Blanco, director general del Libro.EFE
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