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El ambicioso amante se queda sin herencia

La fortuna de la mujer más rica de China irá a obras de caridad

El siempre glamuroso Hong Kong ha cerrado uno de los escándalos de sexo, poder y dinero más polémicos de los últimos años. El tribunal de última apelación de la excolonia británica dictó el lunes pasado sentencia sobre el caso de la fortuna de Nina Wang, quien llegó a ser la mujer más rica de Asia antes de su fallecimiento en 2007, a los 69 años.

Los jueces han decretado que las posesiones de la millonaria irán a parar a manos de su fundación caritativa, como reclamaba su familia y ya decidieron los tribunales el año pasado. La corte ha rechazado así definitivamente las reivindicaciones de Tony Chan, experto en feng shui (el arte de la geomancia chino) y examante de Wang, que reclamaba la herencia, basándose en un testamento supuestamente datado en 2006, que los jueces han asegurado que es falso.

Tony chan reclamó en los tribunales los 9.400 millones que dejó nina wang

Chan dice que la empresaria le dejó su capital -estimado en unos 13.000 millones de dólares (9.400 millones de euros)- en parte porque fueron amantes durante 15 años. Este documento aparentemente contradecía otro redactado en 2002, en el que la potentada nombraba heredera a la fundación caritativa de Chinachem -su grupo empresarial-, fundada por Wang y su marido, Teddy, en 1988.

La sentencia pone punto final a cinco años de batalla legal tras la muerte de la excéntrica millonaria a causa de un cáncer. Una historia que ha levantado gran expectación en esta metrópolis siempre adicta al lujo y los escándalos de la alta sociedad.

La fortuna no le llegó de forma fácil a Nina Wang, una mujer conocida en Hong Kong como Little Sweetie, por sus coletas, sus minifaldas y el estilo infantil de su ropa. La heredó en 2005 de su marido, tras una pelea de seis años en los tribunales con su suegro, repleta de acusaciones de adulterio y asesinato. Teddy Wang fue secuestrado en 1990, y, aunque su familia pagó por su rescate, no fue liberado y su cuerpo nunca apareció. Los jueces lo declararon legalmente muerto en 1999. La empresaria desarrolló el imperio y transformó Chinachem en un gran grupo inmobiliario, con torres de oficinas y apartamentos por todo Hong Kong.

Tony Chan, de 51 años, es un personaje de novela. Trabajó de camarero, vendedor de maquinaria y exportador de componentes de ordenador. Pero fueron sus conocimientos como maestro de feng shui -esta práctica milenaria china se usa para organizar espacios de forma que creen armonía en la vida diaria y traigan fortuna a la gente que vive en ellos- lo que le ancló en la vida de Nina Wang. Durante el juicio del testamento, dijo que ambos estaban enamorados y compartían la pasión por la cocina, los viajes, los helicópteros de aeromodelismo y el feng shui.

Chan, que está casado y tiene tres hijos, declaró que fue contratado por Wang en 1992 para ayudarle a encontrar a su marido. El ambicioso amante aconsejó a la empresaria que perforara agujeros en los terrenos de la compañía para mejorar su suerte, y recibió alrededor de 2.100 millones de dólares de Hong Kong (196 millones de euros al cambio actual) de ella entre 2005 y 2006, según los tribunales. Los maestros de feng shui, cuya traducción literal significa viento y agua, solían aconsejar a los emperadores sobre las mejores localizaciones de sus palacios y tumbas. Hoy día, la práctica sigue siendo utilizada en el diseño de edificios y la organización de las viviendas.

En febrero de 2010, los jueces dictaminaron que el testamento presentado por Chan no había sido firmado por Wang, y declararon heredera a la fundación; una decisión que ha sido ratificada ahora. En mayo pasado, Chan fue acusado de falsificación y está en libertad bajo fianza de 20 millones de dólares de Hong Kong (1,8 millones de euros). Él niega los cargos. La supervisión de la fundación de Chinachem ha sido confiada a un organismo integrado por el Secretariado General de Naciones Unidas, el primer ministro de China y el jefe ejecutivo de Hong Kong; un muro que parece demasiado alto incluso para el vividor Chan.

Nina Wang y Tony Chan, a principios de los años noventa.
Nina Wang y Tony Chan, a principios de los años noventa.FRANCE PRESS

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