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Tentaciones
Entrevista:LIBROS

"No es fácil explicar el amor y el deseo"

De las 62 misivas que componen Cartas a Emma Bowlcut, el primer libro de ficción de Bill Callahan, hay un fragmento que ha tenido especial éxito en las reseñas. Al parecer, los críticos ven en él un reflejo de la personalidad del autor. Es la frase en la que el protagonista, sin nombre, le dice a Emma, su amor platónico, antes de que ella le visite: "No soy de trato fácil, así que deberías considerar traer un libro".

Porque ya se ha convertido en un lugar común hablar de Bill Callahan como un tipo seco y escasamente colaborador en las entrevistas. Que, por otro lado, es la pura verdad. El viernes cogía el teléfono en su casa cerca de Austin. Allí es por la mañana y el hombre parece recién levantado. No es hostil, pero contesta sorprendido por las preguntas, como si nunca hubiera pensado en ellas, aunque la mayoría no parecen demasiado complicadas.

"Quería escribir algo no tradicional. Al usar las cartas, podía hacerlo libremente"

Por ejemplo, se asombra cuando se cuestiona si el libro es realmente una novela, como lo presenta su editorial española. Está estructurado como una serie de cartas de contenido más bien críptico enviadas por un personaje a una mujer de la que se enamoró tras conocerla en una fiesta. Quizá debería considerarse otro género. "La llamo novela. Nunca me he planteado si debería o no considerarlo así. Quería escribir algo que no fuera tradicional. Haciéndolo de forma epistolar, no tenía que seguir una narrativa, podía hacerlo de forma libre", dice parcamente de un proyecto que, en sus propias palabras, le ha llevado cinco años. También se asombra cuando se le pregunta si escribe cartas. "Lo hacía de niño, pero hace mucho que no". Por supuesto, tampoco puede explicar por qué el protagonista principal no tiene nombre. "No se me ocurrió ninguno".

Al final resulta que Callahan utiliza esos códigos que resultarán conocidos para aquellos que han seguido su obra musical. Durante los últimos 20 años ha grabado discos como Smog o con su propio nombre, con una forma de expresarse cruda y confesional. Usa los elementos básicos, lo mínimo imprescindible, y crea una frialdad distante que resulta desequilibrante, incómoda pero fascinante.

Sus canciones se parecen a esas cartas. Se parecen a esa relación de amor entre dos personas que apenas se conocen ("Sí, la idea es que se intercambiaron cinco palabras como máximo en una fiesta", explica). Es la culminación de esa teoría misántropa según la cual solo es posible amar a un ideal lejano, en ningún caso a alguien cuyos defectos están a la vista día tras día. Pues ni por esas. "Es algo que ocurre. Yo lo he visto, y seguro que tú también. No es fácil explicar los mecanismos del amor y del deseo, pero es algo que se ve todos los días".

El libro, dice su autor, está ambientado en una ciudad estadounidense cualquiera, quizá una como su hogar, Austin: "Ni grande, ni pequeña. Pasan cosas, pero no demasiadas. Es un lugar como cualquier otro para vivir", en un tiempo indeterminado, que parece el presente, pero no lo es. "Transcurre en el futuro, dentro de unos 50 años, tras un apocalipsis. No es un sitio donde te gustaría estar".

Ni tampoco las personas que te gustaría ser. No siente Callahan simpatía especial por ninguno de los personajes del libro, aunque comparte una de las aficiones del protagonista, el boxeo. "Me gusta ser testigo de su valor y dedicación. Cuando observas a un boxeador, te das cuenta de cuánto entrenamiento hay en él. Un combate son dos personas duras peleando cuerpo a cuerpo. Es energía, una explosión, una muestra de carácter. Detrás de cada pelea hay una historia real".

Cartas a Emma Bowlcut lo edita Alpha Decay.

Bill Callahan, el músico reconvertido a novelista.
Bill Callahan, el músico reconvertido a novelista.

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