"La relación con el cliente es química, como la de pareja"

Jorge Martínez elige el restaurante porque le gusta la comida siciliana. Tenía ganas de probarlo y esta cena le parece una buena excusa. Reconoce que le encanta comer y relata uno de sus últimos viajes gastronómicos, que le llevó en abril hasta el restaurante Aponiente, con una estrella Michelin, en El Puerto de Santa María, Cádiz.

Para comenzar tiene claro que quiere burrata, porque le "pirra su sabor", por lo que pide que no se mezcle en el plato con la verdura. Sin embargo, cuando llega el queso se queda varios minutos sin que Martínez, absorto en su discurso, lo pruebe. El diseñador gráfico, que no mira su móvil durante la cena aunque se ilumina varias veces, cuenta cómo llegó al mundo de la publicidad por casualidad. A los 23 años abrió su empresa Germinal junto a dos amigos y, "sin quererlo demasiado", se vieron trabajando en campañas de comunicación. "Me interesa tanto la publicidad como la gastronomía, el arte o el diseño", explica antes de asegurar que también podría haber sido arquitecto -"pero no me daba la nota para entrar"-, músico o cocinero.

El diseñador gráfico ideó la campaña 'Pastillas contra el dolor ajeno'

Su carácter multidisciplinar, explica, le viene de su paso por la escuela de artes y oficios, donde entró con 14 años. "Era un lugar mágico", rememora, "había mucha gente mayor, intelectual, que hablaba de política".

Pasados 20 años, este ha tenido la oportunidad de vivir un momento de triunfo profesional en el Festival Iberoamericano de Comunicación Publicitaria El Sol en San Sebastián. Su campaña Pastillas contra el dolor ajeno para Médicos Sin Fronteras consiguió los tres premios a los que optaba y también se hizo con el Sol de Platino, el máximo galardón que se concede en esta cita.

"Cuando recogí el premio fue un momento mágico. No se te pasa por la cabeza que algún día vas a estar ahí", explica Martínez. Ahora está inmerso en el relanzamiento de la campaña, en octubre, para lo que contará con la colaboración de Javier Bardem y Luis Tosar.

Su trabajo con Médicos Sin Fronteras es para Martínez el ejemplo de cómo debe ser la relación entre una agencia de comunicación y una marca. "La confianza con el cliente es como una relación de pareja. Tiene que haber feeling, química". Sin ello, dice Martínez, no podría trabajar. Y de hecho explica que ha rechazado trabajos cuando no ha congeniado con el cliente.

Mientras los raviolis se enfrían en el plato, Martínez hace un repaso del "momento de gran cambio" que vive la publicidad. "El público se comporta de manera distinta. Quiere conversar con la marca", argumenta antes de explicar cómo Internet ha revolucionado el sector. "Los pequeños tenemos más oportunidades ahora de que tu idea se vea en cualquier lugar del mundo".

Aunque apenas ha comido del plato principal, propone compartir un tiramisú. Entre cucharada y cucharada cuenta que de pequeño, además de cuidar de otros niños en la casa cuna, coleccionaba sellos y revistas, y que ahora se da cuenta que su actual obsesión por la imagen ya la tenía entonces, aunque no fuera consciente de ello.