"Los indignados demuestran que la clase política ha defraudado a todos"

Ha probado las mieles del éxito en el cine estadounidense y es uno de los máximos exponentes del cine español, pero Luis Tosar (Cospeito, 1971) sigue conservando el cable a tierra que le permite seguir siendo una persona de lo más normal. No se le ha subido la fama a la cabeza y, cuando las obligaciones profesionales se lo permiten, es habitual encontrárselo en algún bar de Santiago o pegando botes en algún concierto. Por ejemplo, el que ofreció Josele Santiago hace algunas semanas.

Su cara ha cambiado algo últimamente ya que luce patillas largas y pobladas para representar el papel de Mackie Navaja en A ópera dos tres reás, el musical de Bertolt Brecht y Kurt Weill que estrenaron en Santiago y le ha llevado este verano por distintas ciudades españolas junto al Centro Dramático Galego en un ambicioso proyecto. En septiembre volverán a la comunidad autónoma para presentar el montaje en más ciudades.

"El de los indignados ha sido un movimiento maravilloso"

Además del teatro, Tosar no pierde oportunidad para tocar con su banda Di Elas y ya tiene en cartera su próximo proyecto cinematográfico, que le llevará a Colombia en octubre para rodar Operación E, dirigida por Miguel Courtois. Sin embargo, el trabajo no le impide enterarse de las cosas que suceden a su alrededor. Su implicación en cuestiones sociales y políticas es conocida y el movimiento de los indignados que ha convulsionado España en los últimos meses es para él una clara demostración de que "la clase política ha defraudado a todo el mundo". En su opinión, lo sucedido con los indignados muestra que los jóvenes se han dado cuenta de que la situación actual no lleva a ningún lado. "Ha sido un movimiento maravilloso pero luego se ha desvirtuado, sobre todo por parte de algunos medios de comunicación. Me pone muy nervioso que a este tipo de movimientos se le exija un programa. Ellos no son quienes tienen que presentarlo", explica el actor, protagonista en las protestas de la plataforma Nunca Máis y entre los actores que se manifestaron contra la guerra de Irak.

La difícil situación económica que se vive en España también afecta al cine, que ha visto como se reducen presupuestos, se bajan salarios y se anulan proyectos que prácticamente estaban ultimados. "Se están rodando menos películas, pero eso también puede tener algo de ventajoso: ha habido cierta criba, porque en España se estaban haciendo demasiadas. El problema es que el cambio ha sido demasiado radical y mucha gente se está quedando sin trabajo o se les ha reducido el sueldo", apunta Tosar, quien considera que uno de los graves problemas a los que se enfrenta el cine español es el dominio de la distribución por las multinacionales estadounidenses, que no quieren "repartir el pastel".

El actor recuerda que hay países como Francia que apuestan claramente por defender su industria audiovisual, pero no es tan partidario de las subvenciones como de los incentivos fiscales que faciliten la llegada de inversores privados al cine. "Una de las medidas que podrían tomarse es que sean más caras las licencias de doblaje para las películas de fuera y que así parte de la taquilla pueda revertir en la industrial local", indica.

Pese a ser reconocido por su talento con numerosos premios, Tosar explica que la vida de un actor supone estar siempre un poco a expensas de los proyectos que vayan surgiendo y hasta los más reconocidos, como él, no pueden planificar el futuro. Pero parece sentirse cómodo con los continuos cambios de registro a los que le obliga su profesión y más en su caso, que compagina el cine con teatro y música. Aunque su nombre es uno de los grandes atractivos del montaje del Centro Dramático, Tosar se muestra generoso al hablar de los actores con los que comparte escenario y alaba sus aptitudes para el canto: "Lo bueno de este trabajo es que siempre estás aprendiendo".

Respecto a la Cidade da Cultura, que ha comenzado a funcionar este año, el actor considera que una vez que no hay marcha atrás es necesario darle "un poco de vidilla". No cree que el complejo se esté comiendo las ayudas destinadas a otros sectores como el teatro. Más bien, considera, las compañías están sufriendo los problemas de financiación de los ayuntamientos, los encargados de contratar espectáculos teatrales durante el verano. "La ventaja de la Cidade da Cultura es que hay empresas dispuestas a apoyarla y a poner dinero para financiar ahí actividades", concluye Tosar.