Vasili Kónonov, héroe en Rusia y criminal en Letonia

Un héroe de la lucha contra la Alemania nazi para Rusia y un criminal para Letonia. La biografía de Vasili Kónonov se balancea entre dos definiciones inconciliables. El veterano de la II Guerra Mundial, fallecido el viernes pasado en Riga a los 89 años, se hizo famoso por haber sido procesado y condenado por crímenes de guerra. En mayo de 1944, Kónonov y otros guerrilleros soviéticos entraron en una aldea y mataron a nueve personas, entre las que había tres mujeres, una de ellas embarazada. Sus cadáveres fueron hallados quemados en la casa en la que vivían.

Después de la desintegración de la Unión Soviética, Letonia, ya país independiente, comenzó a perseguir a los soviéticos que habían matado a civiles durante la II Guerra Mundial y que vivían en el país báltico. Fue así como Kónonov, ruso étnico que había nacido en Letonia y había decidido quedarse allí tras la caída de la URSS, se vio en manos de la justicia letona.

Convencido luchador por el comunismo soviético, nunca negó que hubiera realizado esa operación. Pero siempre alegó que las víctimas eran colaboracionistas de los nazis (Letonia en ese momento estaba ocupada por las tropas alemanas), a quienes informaban de los movimientos de los partisanos. De ahí que él no lo considerara un crimen, sino una acción necesaria para impedir la muerte de sus compañeros a manos de las tropas de ocupación.

Pero la justicia letona no atendió a los argumentos de Kónonov, que, detenido en 1998, fue condenado dos años después a 20 meses de cárcel. Ya que este plazo lo cumplió mientras se desarrollaba el juicio, tras la sentencia pudo volver a su casa. El Kremlin reaccionó a la condena otorgando al exmilitar la ciudadanía rusa.

Kónonov no aceptó la condena: primero recurrió a las instancias letonas -el Supremo confirmó el veredicto- y después al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que en una primera instancia le exculpó en 2008 dictaminando que Letonia había infringido el artículo 7 sobre Defensa de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales. Pero Riga apeló y dos años más tarde Estrasburgo dio la razón al Gobierno letón.

Rusia, que había calificado el proceso contra Kónonov como "caza de brujas", recibió de uñas el segundo dictamen del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. El actual primer ministro ruso, Vladímir Putin, en 2005, como presidente de Rusia, le envió una felicitación de Año Nuevo en la que se comprometía a proporcionarle ayuda en su "lucha contra la injusticia". Una promesa que el Kremlin cumplió. En 2010 Rusia dio a Kónonov cinco millones de rublos (más de 120.000 euros) para pagar a sus abogados.

"La victoria contra el nazismo costó millones de vidas y el heroísmo de una generación de veteranos. Nadie tiene derecho a mancillar su memoria. Estoy convencido de que todos los intentos de revisar la historia, justificando a los criminales y calumniando a los héroes vencedores terminarán en fracaso", decía aquel mensaje de Putin.