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Reportaje:

"Mourinho vino a ganar, no a hacer amigos"

El Madrid aprueba la conducta de su entrenador tras los incidentes de Gijón

Diego Torres

El tránsito de José Mourinho por el fútbol español inspira pasiones encontradas y deja un novedoso rastro de chamusquina. Su llegada a El Molinón, el domingo pasado, echado en su asiento con las piernas apoyadas en la baranda frontal del autobús, casi dormitando mientras saludaba desdeñoso al gentío reunido para insultarle al otro lado del cristal, resume su modo de estar en el mundo. Él se encoge de hombros mientras repite a los directivos, los colaboradores y los estrategas del Madrid lo mismo que dijo el día que se presentó: "He venido aquí con mis virtudes y mis defectos. Yo solo prometo que no cambiaré".

Los responsables de administrar el Madrid están seguros de que por encima de los incidentes relacionados con el técnico en los últimos meses deben situar los intereses del club y aseguran que la mejor manera de defenderlos ha sido fichar a Mourinho. "Es el mejor entrenador del mundo con mucha diferencia", afirma un alto cargo del club; "no solo es el que más sabe de táctica. Es el mejor psicólogo, el que mejor ficha y el que mejor gestiona el entorno".

"Es el mejor", dicen los dirigentes. Nadie se plantea sugerirle que sea más comedido
"Me ficharon con mis defectos. Solo prometo que no cambiaré", dijo él en su presentación

La victoria del Madrid en Gijón (0-1) avala la tesis de los defensores de Mourinho, convertido desde el domingo en el primer entrenador debutante en la historia de la Liga que consigue nueve victorias y dos empates en sus primeros 11 partidos. Ningún técnico había logrado mejores resultados en sus primeras jornadas de trabajo. Mourinho tiene el récord. Su impacto social en España tampoco admite parangón.

El efecto explosivo de Mourinho en el fútbol español alcanzó su pico la última semana en el duelo verbal y gestual con Manolo Preciado, el entrenador del Sporting. La escalada culminó el domingo a medianoche en el aparcamiento de El Molinón. Según los acompañantes de Mourinho, Preciado no debió ni dirigir la mirada a su homólogo, que se hallaba reclinado en su asiento del autobús mascando chicle: "Sabiendo cómo es, ¿para qué le miras?". A la mirada de Preciado se sucedieron los gestos desafiantes del técnico madridista y sus ayudantes. Y a los gestos con las manos, un botellazo de Preciado a Rui Faria, el fiel ayudante de Mourinho, que se bajó del autobús escoltado por Pepe y en actitud punitiva. El asunto acabó entre insultos y gestos obscenos, con Preciado cogiéndose los genitales ante la mirada perpleja de los jugadores madridistas.

Rivera, centrocampista del Sporting que se crió en la cantera madridista, resopló indignado tras el partido: "Estos valores no tienen nada que ver con los que me enseñaron en el Madrid".

El incidente hace pensar a los dirigentes que Mourinho no es culpable, pero que simboliza cosas que inspiran sentimientos miserables a su alrededor. Ni Florentino Pérez, el presidente, ni el resto del organigrama contempló a otro responsable de lo sucedido más que a Preciado, que la semana pasada llamó "canalla" a Mourinho tras conocer que le había criticado. "Puedes hacer la crítica que quieras siempre que lo hagas guardando las formas", dicen, "y Mourinho fue correcto".

"Mourinho es respetuoso con sus colegas de profesión", dijo ayer Emilio Butragueño, director de relaciones institucionales; "además, le fichamos para que haga campeón al equipo y en los meses que lleva ha hecho un gran trabajo". "Hay mucha gente que busca sacar tajada de la celebridad de Mourinho para ganar fama y prestigio", añade un empleado del club. Entre los advenedizos incluyen al árbitro, Paradas Romero, que le expulsó en la Copa tras escuchar al portugués diciéndole: "Vete a la mierda".

Desde los vestuarios de Valdebebas hasta los despachos del Bernabéu se preguntan qué está pasando. Cuál es el origen del jaleo. Por qué le sancionan los árbitros, por qué le atacan sus colegas o por qué se muestra provocador cuando es observado. Se preguntan por qué no es capaz de callarse más o, simplemente, de ser más político, menos frontal. Al final, no saben decir si es Mourinho el que genera los conflictos deliberadamente o es la humanidad la que se revuelve ante todo lo que representa: el éxito, el dinero, el poder o la chulería. Como dijo ayer Alfredo di Stéfano: "A Mourinho le tienen bronca porque está triunfando".

Mourinho, de 47 años, es el primer técnico en la historia que es percibido como una estrella del pop. Es el Michael Jackson de los entrenadores y en el club nadie se plantea decirle que cambie, porque creen que sería inútil. "Vino a ganar, no a hacer amigos", dijo Butragueño. Mou generó tensiones en Inglaterra e Italia. En España hace lo mismo porque obedece a su método de trabajo. "En el club solo le podemos advertir de que las consecuencias que tiene todo en el Madrid son mayores que en otros sitios", concluyen en el club.

José Mourinho, durante el partido de Liga contra Osasuna en el Bernabéu.
José Mourinho, durante el partido de Liga contra Osasuna en el Bernabéu.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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