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"¡Te vas a ir a Segunda!"

Rifirrafe de Mourinho y sus ayudantes con Preciado, el entrenador del conjunto gijonés, tras el encuentro

Diego Torres

"Benzema está integrado y eso es muy bueno para nosotros", dijo el lacónico Higuaín, autor en El Molinón de su noveno gol en esta Liga gracias a una acción precedente de su compañero francés. "Fue un partido duro", prosiguió; "ellos querían llevarnos a su terreno. Nosotros no queremos polémicas. Queremos jugar al fútbol. Y, por suerte, pudimos conseguir los tres puntos".

Mientras Higuaín hacía sus prudentes valoraciones, en el aparcamiento del estadio se desarrollaba el penúltimo acto de un drama que puede alterar definitivamente el tránsito de José Mourinho por la Liga.

El entrenador del Sporting, Manuel Preciado, se cruzó fugazmente con su adversario personal y deportivo cuando iba con su familia camino del coche. Las versiones de los hechos son, como suele ocurrir, contradictorias, pero desagradables en definitiva.

Mourinho le hizo la señal de la victoria, con los dedos índice y corazón de su mano derecha, desde la ventanilla del autobús del Madrid. De inmediato, Rui Faría, su primer ayudante y su hombre de confianza, bajó, insultó a Preciado y le aclaró la mímica de su jefe: "¡Te vas a ir a Segunda!". Según fuentes madridistas, faltó poco para que el incidente acabara en riña tumultuaria, aunque, apuntaron, fue Preciado el que lo provocó al lanzar una botella de plástico contra el vehículo y llevarse las manos a los genitales.

A su vez, Preciado declaró en El Larguero, de la cadena SER, que quien bajó del vehículo, el provocador, "no medía más que un bache" y "era demasiado bajo para ser Rui Faría". "Pardeza [Miguel, el director deportivo del Madrid] lo puede explicar mejor porque estaba ahí", añadió.

Mourinho y Preciado siguen, pues, a la gresca después de que el viernes este llamara "canalla" al portugués en respuesta a sus acusaciones de regalar al Barcelona el partido del Sporting en el Camp Nou vulnerando las reglas del juego limpio.

Antes de abandonar Gijón, con tres puntos y mucho resentimiento, el técnico del Madrid tuvo que dirigir el partido desde un palco VIP por insultar al árbitro en la última jornada de Copa. Estaba sancionado y se comunicó con sus ayudantes mediante un sistema de walkie-talkie. Sus órdenes las recibió Rui Faría, que a su vez se las trasladó a Aitor Karanka. En el Madrid aseguran que contrataron técnicos especialistas en agilizar la comunicación por este medio, dado que los barridos y la sobrecarga en la red inutilizaban los teléfonos móviles. Cuatro policías protegieron de forma permanente a Mourinho, que estuvo acompañado por Pardeza, y el responsable de seguridad del club, Julio Cendal.

Debido a la sanción del entrenador, fue Karanka quien pasó por la sala de prensa. Lo hizo cos los ojos rojos y el discurso apagado: "Después de que el Barça ganara, sabíamos que estos tres puntos eran vitales. Mourinho me ha transmitido sus consignas con normalidad vía Rui Faría, que es el técnico que mejor le conoce en nuestro equipo".

"Representar al Madrid, sea en el banquillo o en las ruedas de prensa, no es ningún marrón", aclaró a continuación Karanka; "es un orgullo. A todo el mundo le gustaría comerse marrones como estos".

"En el primer tiempo nos hemos contagiado del barullo y la confusión", explicó Karanka sobre el partido; "en el descanso hemos dicho que ese juego no nos beneficiaba nada y que debíamos jugar como hasta ahora. Así, en el segundo, el equipo ha dado el callo en todo momento. Los jugadores tenían ganas de dedicar el partido al míster. Querían que Mourinho los viera desde arriba y se sintiera orgulloso".

Casillas, el capitán madridista, se expresó con ganas de salir del paso, pero con una pizca de ambigüedad: "Ha sido un ambiente hostil. No ha sido fácil jugar en Gijón. Yo debo limitarme a defender a mi entrenador, el mejor. Respeto las opiniones de los demás, pero no las comparto".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.
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