"Me persiguió un gorila sin suerte con las hembras"

No todos los días te sientas a la mesa con una audaz exploradora que no teme a las serpientes, ha descubierto una nueva especie de primate y fue animadora de los Miami Dolphins. A la antropóloga Mireya Mayor no le importa demasiado la comida, así que cuando despliego, con grave riesgo para su coca-cola, el gran mapa amarillento de Madagascar que he traído para que me indique los remotos lugares en que investiga olvida su hamburguesa y se pone a señalar con un mohín de concentración. La científica, de 37 años, nacida en Miami hija de una cubana y un médico madrileño, es una mujer muy atractiva -es fácil sorprender miradas de las otras mesas y de los camareros- y muy simpática. Conocida como la Indiana Jones femenina, explica sus aventuras y sus logros en el estudio de los primates con humor.

La exploradora, madre de dos hijas, estudia a los primates en la selva

Coloca un dedo largo con la uña rota sobre Anjanaharibe-Sud y habla del Microcebus mittermeieri, la nueva especie de lémur ratón a la que le ha puesto nombre. Es un animal minúsculo y gracioso, de grandes ojos verde oliva -como los de ella-, pero lo bautizó en honor del reconocido primatólogo estadounidense Russell Mittermeier. "Nunca se me hubiera ocurrido ponerle mi nombre, le puse el de alguien que se lo merecía", dice con modestia. Hallar la bestezuela "fue suerte, abrí la trampa pensando que había capturado un ejemplar de una de las dos especies conocidas, pero era diferente; un descubrimiento así es el sueño de todo científico".

Mayor, que está en España para amadrinar las becas de investigación de Loterías del Estado y National Geographic Channel, llegó a los primates por casualidad. Por una clase de antropología en la que les hablaron de ellos. "Cambió mi vida", dice. Primero fueron los sakis en Guyana y Surinam, luego los lémures en Madagascar y los gorilas en Congo. Uno de estos últimos la persiguió estilo King Kong. "Me asusté mucho, estaba de muy mal humor porque las hembras no le hacían caso y se desquitó tratando de atacarme". A las mujeres se les da bien el estudio de los monos; la especialista en orangutanes Biruté Galdikas cree que es porque están acostumbradas a observar a sus parejas en casa. Mayor ríe, pero defiende a su marido: "¡El pobre! Me apoya muchísimo, paso medio año fuera, en la selva, y tenemos dos niñas pequeñas".

Compaginar la maternidad y el trabajo ha sido complicado. "Pero nunca he pensado renunciar, explorar no es solo lo que hago sino lo que soy. No tengo ningún sentimiento de culpa, en el fondo trabajo para dejar un mundo mejor para mis hijas. Ellas saben que mamá se va unos meses y vuelve con historias y regalos de la selva". A la mayor, Emma, la llevó a Madagascar con 10 meses. "Me pasó algo muy cómico, cogí una pitón en una calle para evitar que la atropellaran pero la niña no quiso que la dejara a ella en el suelo, así que cargaba con las dos cuando vi que la gente nos señalaba sorprendida: Emma se había metido en la boca la cola de la serpiente como si fuera su mordedor de goma".

Mayor, autora del libro en inglés Botas rosas y un machete: mi viaje de animadora de la NFL a exploradora de National Geographic, que ya es título pero que tiene prólogo de Jane Goodall, lo ha pasado realmente mal: sufrió una grave septicemia y una vez volvió de Tanzania tan llena de parásitos que el médico le preguntó "si había estado lamiendo retretes en África".